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lunes, 8 de noviembre de 2010

Atila y el papa León

En 453, Atila invadió Italia. El emperador Valentiniano se refugió tras las murallas de Rávena y sólo la autoridad del papa León pudo salvar a Roma del desastre. Rafael describe en un fresco vaticano el encuentro entre un papa sereno y magnífico, y un bárbaro aterrorizado por la presencia de la Cruz que empuña el anciano pontífice. No ha trascendido el contenido de la conversación que mantuvieron el temible rey de los hunos y el Santo Padre. Pero las hordas bárbaras desistieron de su propósito de asaltar y saquear la indefensa ciudad de Roma, y se retiraron a Panonia, actual Hungría. Poco tiempo después, Atila moría envenenado por su esclava favorita, Ildico, y el imperio de los hunos desaparecía de la historia para siempre. Los escépticos, en cambio, dicen que el papa León compró con oro la retirada del huno. No parece factible que Atila aceptase un oro que podía tomar cuando quisiese. La ciudad estaba totalmente desguarnecida. Además, dos años después (455) León intentó disuadir al caudillo vándalo Genserico para que respetase la ciudad de Roma y no obtuvo el mismo éxito. El vándalo saqueó la ciudad e hizo prisioneros a miles de ciudadanos romanos. 
Mil años después del encuentro entre Atila y el papa León, el 29 de mayo de 1453, Constantinopla, la capital del antiguo Imperio Romano de Oriente, caía en manos de los turcos otomanos. La leyenda cuenta que mientras el patriarca de Constantinopla oficiaba la santa misa, consciente de que todos iban a morir, un ángel emergió de entre los muros de la basílica de Santa Sofía y tomó en sus manos el cáliz con el que patriarca celebraba la misa, y desapareció con él atravesando el muro de donde había salido. La misma leyenda dice que el santo cáliz reaparecerá cuando Constantinopla vuelva a ser cristiana y de nuevo se celebre la santa misa en la basílica de Santa Sofía. El celebérrimo ‘Drácula’ de la novela de Bram Stoker se basó en la biografía de Vlad Tepes, un noble de Valaquia que combatió a los turcos otomanos para impedir que éstos tomasen Constantinopla e invadiesen después Europa oriental. En otras leyendas, Drácula es Atila reencarnado en un valeroso paladín cristiano, esta vez, dispuesto a salvar Roma, pues durante siglos, Constantinopla, la primitiva Bizancio de los griegos, fue conocida como la segunda Roma.

Los hunos eran excelentes jinetes

La crátera o vaso sagrado de los antiguos griegos

El símbolo del vaso sagrado puede decirse que está unido a las culturas más primitivas, ya que aparece en las pinturas rupestres. No puede ser un recipiente cualquiera, en el que se deposita el vino que terminará embriagando, con lo que la realidad quedará distorsionada y alcanzará dimensiones desconocidas. A su contenido, lo mismo que al objeto por sus formas y material empleado en su elaboración, se le atribuía la facultad de obrar milagros y, al mismo tiempo, de brindar el poder a la persona que lo poseyese. El ser humano primitivo lo ignoraba todo y era consciente de que se hallaba en un ambiente hostil, donde podía ser víctima de las fieras, de las enfermedades y de la propia Naturaleza, cuando no de los miembros de otras tribus y clanes. Ya estaba empezando a reconocer las plantas venenosas y practicaba la caza. Sus sacerdotes mantenían vivo el fuego y comenzaban a llenar las cuevas de objetos sagrados y fetiches. Por ese motivo a sus muertos los enterraban en unas tumbas muy singulares, las cuales solían ofrecer la forma de una mujer reclinada y, además, se grababa en las mismas el dibujo de un «vaso y un anillo» para asegurar el descanso eterno.

En muchos países las leyendas aseguraban que la bóveda celeste era un inmenso cuenco invertido, con el cual los dioses habían querido cubrir la Tierra, a la vez que los grandes astros del cielo, el Sol y la Luna, se hallaban repletos de licores divinos. Éstos sólo podían ser servidos a los héroes en recipientes de oro, para obtener una fuerza sobrehumana y la inmortalidad. Poderes estos que les permitían rivalizar con los mismos dioses. Se contaba que el dios védico Indra robó el fuego del Sol y la bebida divina, el «soma», a la Luna, con lo que pudo transformar su lanza en un elemento de fertilidad: con el simple hecho de clavarla en cualquier suelo estéril, lo dejaba en condiciones de proporcionar dos o tres cosechas al año.

En las leyendas del Grial, la lanza ofrece un significado muy especial. La proeza de Indra al liberar las aguas puede ser equiparada a la de Perceval, pues en el momento de curar al «Rey Pescador» consigue que fluyan los ríos, los manantiales y se llenen los pozos con la intensidad de «aquellos años en los que allí no pesaba ningún maleficio».

La crátera de los antiguos griegos
La idea del vaso en la filosofía griega ha de considerarse en forma de crátera o copa, por medio de los cuales se representaba la matriz de la Creación, el recipiente celestial en el que fueron combinados los elementos básicos de la Vida, con el fin de ofrecérselo a las almas recién nacidas para proporcionarles la inteligencia necesaria que lleva a la gnosis o conocimiento. Platón escribió sobre una crátera de Hefestos,[1] en la que los dioses mezclaron la luz del Sol; en su «Psicogonía» menciona otras dos vasijas, en una de las cuales se elaboró la esencia de la Naturaleza Universal, mientras que en la otra se «cocinaron las mentes de los seres humanos». Más adelante, Platón dejó escrito que al beber de la crátera el alma se ve arrastrada hasta un nuevo cuerpo, embriagada y deseando saborear un trago de materia, con lo cual adquirirá peso y regresará a la tierra.

En su estudio sobre los místicos órficos, Jack Holzwood relaciona estos recipientes con el vaso de Dionisio, del que surgía la inspiración, y afirma que Orfeo ha colocado otros muchos similares alrededor de la Mesa Solar, que de acuerdo con la cosmología órfica era el centro y el principio del Universo. Para Holzwood, esto significa que cada una de las diversas esferas era a su vez un vaso que contenía la esencia de la Creación. Aquí tenemos un vaso concebido como recipiente cósmico y una mesa que prefigura la Mesa Redonda, en la que tiempo más tarde aparecerá el Santo Grial, como símbolo del poder divino.

Sin embargo, éste no es el primer antecedente de «Mesa Redonda». En Castilla, las antiguas crónicas del monje Fernández Martos, que vivió en el siglo XIV, aseguraban lo siguiente: «Hubo en Toledo, la capital de los godos, un palacio cerrado, un espacio sagrado en el que nadie, ni siquiera el rey, podía penetrar. Cada nuevo rey godo añadía un nuevo cerrojo a la puerta, pero ninguno se atrevía a abrirla porque la tradición aseguraba que el que lo hiciera perdería el reino. Roderico[2] desafió el sagrado precepto, hizo saltar los cerrojos y penetró en el palacio. Entonces los moros conquistaron la Península.

Cuando los invasores llegaron a este palacio hallaron en su interior un tesoro[3] compuesto de joyas maravillosas, entre ellas, un espejo mágico, grande y redondo que hizo Salomón, hijo de David. Era a la vez espejo y mesa, puesto que estaba provisto de cinco patas. El que se miraba en ese espejo podía ver en él la imagen de los siete climas del Universo».

El caldero mágico de los celtas
La gran cantidad de leyendas que se hallan unidas al Santo Grial no se ponen de acuerdo al describir este recipiente, especialmente en las islas británicas e Irlanda, donde el cristianismo llegó tardíamente y acabó mezclándose con la mitología céltica autóctona. El especialista norteamericano Roger S. Loomis escribió lo siguiente refiriéndose a la gran discrepancia que existe a la hora de describir el Grial y los dones que proporciona: «Los autores de los textos del Grial parecen disfrutar al contradecirse mutuamente en los puntos más importantes».

Esto es innegable, pero como decíamos más arriba, hay que tener en cuenta que el mito del Grial y la leyenda artúrica se entremezclan desde tiempo inmemorial. Así, el caldero celta y el cáliz cristiano que aparece en la tradición artúrica se funden en un mismo objeto. No obstante, Grial se puede localizar en las leyendas paganas mucho antes de que el cristianismo lo hiciera suyo. Un gran número de mitos celtas se movían en un universo de irrealidades, de ensueños materialmente imposibles, pero que eran presentados claramente por los druidas (los sacerdotes de los celtas) con tanta fuerza literaria que subyugaban el interés de quienes los escuchaban.

En las fiestas que celebraban estos guerreros hiperbóreos, antes de que la cerveza y la hidromiel enturbiase sus mentes, una de las diversiones principales era la de escuchar historias. En éstas se mencionaban muchos objetos mágicos, como la célebre bandeja de Rhydderch «el Generoso», en la que aparecía cualquier tipo de comida cono sólo desearlo su propietario. Sin embargo, ningún recipiente resultaba tan prodigioso como el caldero mágico. Por ejemplo, el dios Goibniu se sirvió del mismo para elaborar una cerveza que proporcionaba la inmortalidad a quienes la bebían. También se contaba que Dagda, el padre de los dioses dentro de las tradiciones célticas irlandesas, disponía de una cacerola que nada más que se empleaba para cocinar los alimentos que debían ingerir los héroes. Porque de ella se recibía la inmortalidad.

Las leyendas celtas se dividen en diferentes ciclos, que tienen relación con los países o regiones donde nacieron. En las correspondientes al País de Gales se encuentran «Las Ramas de los Mabinogi», las cuales se refieren a la familia Mac Llyr, que ofrecen una personalidad divina al ser considerados «Hijos del Mar», por lo tanto equiparables al dios irlandés Lir. Los personajes básicos son Banwen y su hermano Bendeigeidfran, al que también se conoce por Bran «el Bendecido». La leyenda describe a Bendeigeidfran como un ser gigantesco, de tales proporciones que no cabía en una casa normal. Capaz de caminar sobre las olas del mar, sin hundirse a pesar de lo largo que pudiera ser su paseo. En una batalla, Bendeigeidfran es herido mortalmente por una lanza envenenada. Desgraciadamente no puede ser «cocido» en el caldero mágico, porque éste se halla en poder del rey de Irlanda, su enemigo. Como la infección avanza, el gigante pide a sus amigos que le corten la cabeza. Lo que hacen sin ningún remordimiento, como única forma de que continúe vivo, pues no ha perdido su condición de inmortal a pesar de la herida.

Por último, la cabeza de Bendeigeidfran ordena que la trasladen a White Mount, en Londres, donde tendrán que enterrarla mirando hacia el este, porque de esta manera ningún ejército extranjero podrá invadir la isla de Britania. Sin embargo, el camino es tan largo que el viaje dura más de veinte años. Durante todo este tiempo, la cabeza habla con los hombres, a los que da consejos y sirve como un talismán de protección frente a múltiples peligros. Así llegan a Harlech, donde se establecen y, después, se trasladan al «Feliz Más Allá de Gales». Un lugar paradisíaco amenizado por los cantos de los tres pájaros mágicos de Rhiannon.

Los detalles más importantes de esta leyenda hemos de verlos, buscando un paralelismo con el Grial, en el caldero mágico que es capaz de resucitar a los héroes. También en esa «cabeza parlante», la cual proporciona consejos y sigue conservando la inmortalidad, sin necesidad de recibir alimentos o bebidas.

Hermes Trismegisto y la vasija sagrada
Algo similar a los calderos mágicos de los celtas se puede encontrar en la mitología griega. Platón describe en su «Psicogonía» dos vasijas, las cuales fueron utilizadas por la Divinidad o Demiurgo creador del Universo. En una de ellas, se encargó de mezclar todas las almas de la Naturaleza Universal, mientras que en la otra el Demiurgo se cuidó de modelar la inteligencia de los seres humanos.
Por otra parte, en la obra «Corpus Hermeticum», que se atribuye al profeta griego Hermes Trismegisto,[4] se menciona una copa de carácter sagrado, a la que también se le da el nombre de crátera o «cráter», y en cuyo interior los dioses hervían los elementos de la Vida. Esto permitía que cada una de las almas obtuviese una porción de inteligencia y sabiduría por medio de una misteriosa sustancia cósmica. Algo digno de convertirse en la meta quimérica de los mejores, de los iniciados en el terreno de las armas al servicio de la nobleza. Así se cimentó de la leyenda del Grial.




[1] Vulcano para los romanos.
[2] Don Rodrigo, último rey de los visigodos de España.
[3] Para muchos especialistas, podría tratarse de una parte del tesoro que rey godo Alarico se llevó de Roma en el año 410. Buena parte del tesoro había sido depositado en el templo romano de Júpiter Capitolino por Tito después de que sus legiones arrasasen Jerusalén y destruyesen el Segundo Templo en el año 70. Flavio Josefo, contemporáneo de Tito y Vespasiano, nos ofrece una detallada crónica del asedio y caída de Jerusalén, así como del tesoro que los romanos se llevaron del templo cuya destrucción había profetizado el propio Jesús.
[4] Hermes Trismegisto es un personaje mítico que se asocia comúnmente a un sincretismo del dios egipcio Dyehuty (Toth) y el dios heleno Hermes, o bien a un personaje histórico contemporáneo del Abraham bíblico. Hermes Trismegisto significa en idioma griego “Hermes, tres veces grande”, en latín: “Mercurius ter Maximus”.

¿Por qué asesinaron a Kennedy? (9)

Martin Bormann


En agosto de 1971 un periódico francés publicaba: “Martin Bormann detrás de los asesinos de Kennedy”. Seis años más tarde, el 8 de junio de 1977, el diario inglés The Guardian publicaba lo siguiente: “La conexión de Bormann con la muerte de Kennedy”. Esta historia está contenida íntegramente en el libro titulado “Treason for my daily bread” de Mikhail Lebedev, donde el autor detalla cómo Martin Bormann dejó Europa y se estableció en Paraguay, y cómo el disparo decisivo que acabó con la vida Kennedy, destrozándole el cráneo, fue ejecutado por un agente pagado por Bormann, que respondía al alias de Zed, y que habría empleado un fusil Máuser en lugar del célebre Mannlicher-Carcano que encontró posteriormente la policía.

El general norteamericano destinado en Múnich, Edwin Walke, se hizo cargo de la dirección de la YAF con la ayuda de Robert Morris, que había estado involucrado en el encubrimiento de agentes norteamericanos en la Unión Soviética y viceversa, y a través del intercambio de agentes había logrado introducir a muchos rusos blancos en Estados Unidos. Al parecer fue también quien organizó el viaje de los misteriosos mendigos que aparecieron en la estación de ferrocarril de Dallas, que fueron primero detenidos por la policía local, y después liberados sin que se volviese a saber de ellos. Y aunque existían fotografías de esos individuos, jamás fueron aceptadas como pruebas y no fueron incluidas en la investigación oficial del asesinato del presidente por parte de la Comisión Warren. Tampoco fueron investigadas las actividades de la YAF (Young Americans for Freedom) ni sus principales dirigentes, Robert Morris y el general Edwin Walke.

La supuesta misión evangelizadora de Albert Osborne en México, financiada a través de CMC, la pantalla italiana de Clay Shaw relacionada con los grupos paramilitares de Borghese y James Angleton, jamás fue investigada. La agencia de mercenarios de Otto Skorzeny y los “escuadrones de la muerte” de Reinhard Gehlen, con oficinas en Madrid, fueron financiados por Martin Bormann cuando las cuentas de Eva Duarte de Perón fueron divididas después de 1952. Asimismo, Mikhail Lebedev menciona en su libro a “Ruth” (Paine), David Ferrie, Clay Shaw, Guy Banister y al coronel Orlov. El día que George De Mohrenschildt visitó por primera vez a Marina Oswald, lo hizo acompañado del misterioso coronel Orlov.

El Comité Especial de Asesinatos del Gobierno investigó el del presidente Kennedy entre los años 1976 y 1978. La información sobre Bormann estaba desclasificada y disponible desde 1971. Robert Blackey, jefe del Comité Especial, rechazó cualquier investigación sobre este punto, incluso se negó a decir si alguna vez leyó el Informe Torbitt. Seis millones de dólares fueron destinados por el Congreso para la investigación del asesinato de Kennedy. ¿Qué pudo impulsar a Robert Blackey a actuar de aquella manera? ¿A quién encubría?

En su libro “A study of a master spy” (Estudio de un espía), publicado en Londres en 1961, Bob Edwards, miembro del Parlamento, y Kenneth Dunne, presentaron evidencias bien documentadas demostrando que Allen Dulles, director ejecutivo de la CIA entre 1953 y 1961 y confidente de David y Nelson Rockefeller, mantuvo reuniones en secreto con antiguos miembros de la Oficina de Seguridad de las SS alemanas en febrero y marzo de 1943. A su vez se enteraron de que funcionarios de Washington conocían a Martin Bormann, delegado de la Alemania de Hitler, dirigiendo la organización internacional de extrema derecha Die Spinne (Spider/Araña) que abogaba por el resurgimiento del nazismo lo antes posible en Alemania Occidental, adecuadamente rearmada por los Estados Unidos.Con John McCloy, Allen Dulles y J. Edgar Hoover controlando la investigación del asesinato de Kennedy, las pesquisas de la conexión de los asesinos de Kennedy con los nazis afincados en Estados Unidos, quedaban descartadas.

Helmut Streikher
1937: es entrenado por oficiales de las SS y de la Gestapo. Se gradúa en la Universidad de Bonn y asiste posteriormente a la Escuela Militar de Blutordensberg, en el castillo Vogelsang.
1938: es designado para reunirse en España con el general Francisco Franco, en plena guerra civil.
1939-40: destinado en los Estados Unidos aprende inglés y costumbres norteamericanas haciéndose pasar por un periodista alemán. En esos momentos, recién iniciada la guerra en Europa, las relaciones entre Estados Unidos y el Gobierno Nacionalsocialista alemán, siguen siendo inmejorables.
1940-41: se encuentra con Reinhard Gehlen en Europa del Este. Ambos empiezan a trabajar para la inteligencia del Ejército norteamericano. Que a su vez pasa por la habitación 5600 del Rockefeller Center.
1943-45: Streikher trabaja con Skorzeny y ambos colaboran estrechamente en la aplicación de la Solución Final para el exterminio de los judíos de Europa oriental.
1945: el 7 de mayo Streikher se rinde a los aliados, es evacuado por la OSS, e ingresa en el Ejército de Estados Unidos en octubre de ese mismo año.
1946-47: trabaja para la OSS en Europa, encuadrado en el CIG (Central Intelligence Group) futura CIA.
1948-50: Streikher opera en Israel, Grecia, varios países de Europa, África y Oriente Medio. La OSS (Office of Strategic Services) y el CIG (Central Intelligence Group) se integran en la CIA (Central Intelligence Agency) que a partir de 1953 dirigirá Allen Dulles, hasta su cese ordenado por Kennedy en septiembre de 1961.
1951-57: la CIA reasigna al general Gehlen a Alemania Occidental para que colabore en la formación del BND (servicios secretos alemanes). En 1953 participa, en coordinación con el MI6 británico, en la preparación del golpe de Estado para derrocar al presidente de Irán, doctor Mohammed Mossadegh. Desde 1954 los hombres de Gehlen actúan en Indochina saboteando al Ejército francés y prestando apoyo logístico a los rebeldes comunistas, mientras los combaten en Corea.
1958-61: colabora con el vicepresidente Richard Nixon, Edgar Hoover, jefe del FBI y Allen Dulles, director de la CIA, en el diseño de una operación encubierta de la CIA conocida como Plan de Invasión de Cuba, que culmina en el fiasco de playa Girón en la bahía de los Cochinos. El crimen organizado, a través de Johnny Rosselli, el contacto de Hoover con la mafia, y el propio Sam Giancana, brindan apoyo financiero para sufragar la operación. El grupo de hampones judíos liderados por Meyer Lansky (antiguo socio de Bugsy Siegel y Lucky Luciano) también se muestra dispuesto a colaborar para “reconquistar” Cuba. Por esa época Streikher trabaja con Richard Helms, futuro director de la CIA entre 1966-1973. Helms hablaba perfectamente alemán, motivo por el que fue reclutado por la OSS en 1943 y posteriormente transferido a la OSO (Office of Special Operations). Helms participó activamente en la preparación del desembarco en playa Girón, por cuyo fracaso Kennedy le destituyó como director de operaciones especiales y le envió a Vietnam. 

Fue rehabilitado por el nuevo director de la CIA, almirante William Raborn, tras el asesinato de Kennedy. Se convirtió en director de la CIA en 1966, y en 1973 Richard Nixon le destituyó acusándole de deslealtad por su supuesta implicación en el caso Watergate que acabaría constándole la presidencia a Nixon, que se vio forzado a dimitir el 9 de agosto de 1974. Asimismo, Helms estuvo involucrado directamente en el golpe de Estado que acabó con la vida de Salvador Allende en Chile el 11 de septiembre de 1973.

1961-65: Streikher trabaja en las operaciones especiales de la CIA en África y Oriente Medio, después regresa a los Estados Unidos. En 1965 declaró: “Uno de los peores secretos de la CIA es la verdad sobre el homicidio del presidente. No fue Castro, ni fueron los rusos. Los hombres que mataron a Kennedy eran agentes contratados por la CIA”.

1967: El 8 de junio, el buque de guerra de los Estados Unidos, USS Liberty, es atacado por error por la Aviación militar israelí en aguas internacionales al norte de la península del Sinaí durante la Guerra de los Seis Días. El ataque israelí causa 34 muertos, 170 heridos y graves daños materiales al buque. El propósito de la operación era involucrar a los Estados Unidos en el conflicto árabe-israelí. Los portavoces del Ejército del Aire israelí declararon que el ataque al navío norteamericano se produjo por error, pero sus aviones no llevaban los correspondientes distintivos de las Fuerzas Aéreas israelíes, por lo que más bien parece que quisiesen dar a entender a los norteamericanos que el ataque lo había realizado la Aviación egipcia. El grupo de Streikher, próximo al de George De Mohrenschildt y a los empresarios petroleros de Texas, deseaban una implicación mayor de Estados Unidos en el conflicto y establecer un “protectorado” en el Canal de Suez (Egipto) similar al impuesto en Panamá, para asegurar la ruta de los petroleros desde los yacimientos del golfo Pérsico a las refinerías del mar Mediterráneo. En 1956, británicos, franceses e israelíes ya habían intentado establecer dicho protectorado.

1968-70: Streikher actúa como agente encubierto de la CIA, trabajando como escritor, como ya lo hiciera en 1940 haciéndose pasar por periodista al servicio del Gobierno Nacionalsocialista alemán. También otro famoso agente de la CIA, Howard Hunt acabaría ejerciendo de escritor. Howard Hunt estuvo implicado en el reclutamiento y adiestramiento de los mercenarios que desembarcaron en playa Girón en 1961.

1971-73: Streikher vuelve a los Estados Unidos. En Langley, Virginia, muy cerca de donde tiene su sede la CIA, entrena a grupos de mercenarios para su intervención en operaciones especiales en el extranjero. Por esa época se preparó el asesinato del presidente del Gobierno español de entonces, almirante Carrero Blanco (20 de diciembre de 1973). Un año antes: asesinato de los atletas israelíes en los juegos olímpicos de Múnich (1972) por terroristas palestinos de Septiembre Negro. En 1973 se desencadena una nueva guerra árabe-israelí conocida como del Yom-Kipur y la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) dominada por los árabes, responde imponiendo un recorte en la producción de crudo que provoca una espectacular subida de los precios. La economía occidental recibe un serio revés. Los magnates del cártel petrolero de Dallas se hacen aún más ricos vendiendo su oro negro. Unos meses antes, Richard Nixon había intentado sacar adelante un proyecto de Ley para que el Gobierno pudiese “intervenir” en el establecimiento de los precios máximos de los carburantes, y tenía previsto aumentar los impuestos a las petroleras. A finales de 1972, apenas ganadas las elecciones que le otorgaron su segundo mandato, Nixon había intervenido el mercado del oro, para evitar una depreciación del dólar. Sus medidas no agradaron ni a la casa Rothschild, que controla el mercado mundial del oro, ni al clan petrolero de los Rockefeller. A finales de aquel mismo año 1972, se destapaba el caso Watergate que acabaría con la presidencia y la carrera política de Richard Nixon en agosto de 1974.

1976-77: siendo George H. Bush director de la CIA, Streikher es enviado nuevamente a Sudáfrica y Oriente Medio. Los cubanos, esta vez en Angola, volvieron a derrotar estrepitosamente a los mercenarios de la CIA y sudafricanos que intervinieron en la guerra civil angoleña.

1978-80: Streikher realiza diversas actividades relacionadas con el terrorismo internacional que asola Europa en aquella época, especialmente a España e Italia, y colabora activamente en el establecimiento de las redes terroristas de la organización GLADIO, vinculada a la OTAN, y en la contratación de mercenarios para utilizarlos en operaciones especiales de la CIA en Europa occidental. A finales de agosto de 1980, unas semanas después de los brutales atentados de la estación de tren de Bolonia (Italia) Streikher desaparece definitivamente. Uno de los principales colaboradores de Helmut Streikher fue el capitán del Ejército norteamericano William Raine, también conocido con los alias de Ross Meyers, Hans Mollof, Karl Rolff y Mark Schmidt… además de otras identidades falsas, con sus pasaportes en regla.

(Continuará...)

¿Por qué asesinaron a Kennedy? (8)

Lee H. Oswald

En el verano de 1963, en Nueva Orleans, en un edificio de características similares al que Skorzeny había preparado en Madrid como sede de la empresa tapadera M.C. Incorporated, trabajaba Lee Harvey Oswald en una operación supuestamente anticastrista; su jefe era un tal Guy Banister, conectado con la Inteligencia Militar, la CIA y una sección de la Liga Mundial Anticomunista y la Liga Anticomunista del Caribe, todas ellas orquestadas por Charles Willoughby y su antigua Unidad de Inteligencia del Pacífico Sur, transformada entonces en la OIN (Oficina de la Inteligencia Naval). Ese mismo verano fue tomada la fotografía de Oswald repartiendo propaganda comunista a favor de Fidel Castro, material con el que luego se preparó la farsa del Oswald presentado como fanático activista marxista-leninista y asesino en solitario de Kennedy. Pero en realidad, sin que Oswald lo supiese, lo que estaban fabricando eran las pruebas para culparle del asesinato que estaban planeando. Ya que lo que ciertamente estaba haciendo Oswald en la oficina de Guy Banister, reuniéndose con el piloto David Ferrie, uno de los jefes de los mercenarios, era preparar una nueva invasión de Cuba. O eso era al menos lo que esos tres creían, porque a fin de cuentas, ellos sólo eran peones de poca importancia dentro de la colosal conjura que se estaba preparando para asesinar al presidente Kennedy.

Fue precisamente Oswald quien puso en contacto a Banister con Clay Shaw que en una ocasión les visitó en las oficinas de Banister, una sórdida agencia de detectives que servía de pantalla. Y todos estos individuos, a través de la CIA, estaban relacionados con los antiguos agentes nazis de Henryk Kruger y la Subcomisión de Operaciones Internacionales, dependiente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, que preparó el informe “América Latina: Asesinos Incorporados” que continúa siendo un documento clasificado. El informe concluye así: “Los Estados Unidos han mantenido operaciones conjuntas con Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, conocidas genéricamente como Operación Cóndor”.

Jack Anderson dio varios detalles acerca de dichas actividades en su columna periodística titulada “Operación Cóndor, una alianza no santa” del 3 de agosto de 1979:

“Equipos de asesinos se están concentrando en Chile. Este consorcio internacional está localizado en Colonia Dignidad, Chile, fundada por nazis de las SS, y liderados por Franz Pfeiffer Richter”.

En 1952, Nicolae Malaxa se traslada de California a Argentina. Había pertenecido a una de las redes de información de la Gestapo dirigida por Otto von Bolschwing, además de ser miembro de la Guardia de Hierro en Rumania, integrada por filonazis de ese país. Su socio Viorel Triffia se encontraba viviendo en Detroit. Estos hombres tenían una cosa en común, los tres eran buenos amigos del senador Richard Nixon, destacado anticomunista, vicepresidente de los Estados Unidos en las dos administraciones Eisenhower (1953-1961) y rival de John F. Kennedy en las elecciones presidenciales de 1960.

Triffia fue llevado a Estados Unidos por Von Bolschwing. Malaxa escapó de Europa con 200 millones de dólares; llegado a Nueva York extrajo 200 millones más del Chase Manhattan Bank (el banco de David Rockefeller, cofundador de la OSS que acabó transformándose en la CIA). Se encargaron de los trámites legales para su entrada al país sin problemas el prestigioso bufete de abogados Sullivan & Cromwell, de John Foster Dulles, hermano del director de la CIA, Allen Dulles. En 1951, el entonces senador Richard Nixon, también ejerció sus buenos oficios para que se concediese un permiso de residencia permanente para Nicolae Malaxa, sin ningún tipo de investigación previa. Cosa bastante irregular. Ese mismo año (1952) Malaxa viajó a Argentina para entrevistarse con Juan Perón y el antiguo oficial de las SS Otto Skorzeny. ¿Por encargo de quién?

El viaje que realiza Lee Harvey Oswald el 27 de septiembre de 1963 a México, lo hace en compañía de Albert Osborne, alias John Bowen, que había dirigido en Oaxaca una escuela de francotiradores. También existen indicios que sugieren que Bowen entrenaba a mercenarios en un campo de entrenamiento facilitado por la CIA en Henderson Springs, Tennessee. Estos mercenarios, de diversas nacionalidades, solían ser empleados por la CIA en operaciones encubiertas en el extranjero, sobre todo en América Latina.

Remontémonos un poco en el tiempo. En septiembre de 1952, Jake Floyd fue asesinado. El objetivo no era él, sino su padre, el juez de distrito Floyd. Dos sospechosos fueron detenidos. Ambos declararon que fueron contratados por Osborne, a quien conocían del campo de entrenamiento de Henderson Springs, en Tennessee. Investigaciones posteriores revelaron la conexión de Osborne con el campo de entrenamiento de Henderson Springs, financiado con fondos procedentes de Nueva Orleans, pero también con dinero facilitado por la División V del FBI (Guy Banister) y de CMC (Centro Mondiale Commerciale) la “tapadera” italiana de Clay Shaw, financiada en sus inicios con fondos de la CIA, la antigua OSS remodelada por Allen Dulles a partir de 1953, siempre bajo la supervisión de David Rockefeller.

Los tan a menudo citados cubanos anticastristas, no eran otra cosa que asesinos a sueldo, hampones y ex matones de los antiguos mafiosos judíos e italianos que habían controlado la isla, y que Johnny Rosselli subcontrataba para la CIA de Allen Dulles y el siniestro FBI de Edgar Hoover. Había también mercenarios filonazis, radicales de la extrema derecha ultrarreligiosa protestante y grupúsculos similares. Esa era, en síntesis, la patulea que desembarcó en playa Girón, y que seguía empeñada en volver a invadir la isla de Cuba para liberarla de las garras del comunismo. El 17 de septiembre de 1963, Lee Harvey Oswald solicitó desde Nueva Orleans un visado de turista para viajar a México. Otros cuatro hombres, con números de visado de turista consecutivos entraron en México desde diferentes ciudades el mismo día que Oswald. Estos hombres formaban parte del grupo de Gehlen, al que también pertenecían Lee Oswald y su esposa, Marina. El equipo de asesinos fue organizado por Maurice Brooks Gatlin, Guy Banister y la oficina de la Double Check Corporation de Miami, Florida.

La División V de Inteligencia Interna del FBI de la que Edgar Hoover era el jefe, conjuntamente con el Consejo Americano de Iglesias Cristianas y otras organizaciones segregacionistas protestantes, habían trabajado con grupos de pistoleros y asesinos formados por Bowen alias Osborne. En los registros de la Comisión Warren figuran varias denuncias de gente que donó mensualmente sumas de dinero para colaborar con la supuesta labor misionera de John Howard Bowen en México, y que se sintieron estafadas cuando supieron el verdadero uso que se dio a su dinero.

Uno de los miembros conservadores más radicales de la YAF (Young Americans for Freedom) fundada por Buckley, fue el senador por Texas, John Tower. En 1958, dos años antes de unirse a la YAF, fue Tower quien agilizó los trámites burocráticos –que no eran sencillos– para facilitar la entrada de Marina Oswald, ciudadana soviética, en los Estados Unidos. Entre 1948 y 1950 cerca de 200 bielorrusos, todos ellos destacados activistas anticomunistas, ex agentes de las SS y antiguos criminales de guerra, se instalaron con sus familias en Nueva Jersey, sede de la petrolera Standard Oil, propiedad del clan Rockefeller. Tanto Marina Oswald como el propio George De Mohrenschildt eran originarios de Minsk, capital de Bielorrusia. Asimismo, los inmigrantes alemanes, todo ellos nazis del grupo de Gehlen, fueron muy útiles a la hora de facilitar cobertura logística en la trama para el asesinato de John Fitzgerald Kennedy: desde los falsos “pedigüeños” y “vagabundos” a los que arrestó la policía en las inmediaciones de la estación de ferrocarril, a otros elementos que, diseminados entre el público que contemplaba la comitiva presidencial, ayudaron a sembrar la confusión y a distraer a la policía y al Servicio Secreto en los primeros momentos que siguieron al atentado: el falso epiléptico; el hombre del paraguas (en un día soleado); el hombre que corrió desde el montículo… 

Pocos meses antes de publicarse el informe oficial con las conclusiones finales de la Comisión Warren que había investigado las circunstancias del asesinato del presidente John F. Kennedy, concretamente el 2 de junio de 1964, Isaac Dan Levine, otro destacado activista anticomunista, arreglaba con miembros de la Comisión Warren la salida de la Unión Soviética con rumbo a Argentina de las hijas de Alexander Ziger, el antiguo jefe de Lee Harvey Oswald en Minsk (Bielorrusia).

Cuando Oswald abandonó la URSS, los Ziger enviaron a través de él un mensaje a sus parientes que vivían en Estados Unidos. Les pedían ayuda para sacar a sus hijas de la Unión Soviética. Las hijas, que habían nacido en Argentina, podían solicitar la nacionalidad de ese país. Levine sugirió alguna fuente confidencial dentro del Gobierno norteamericano, algo relacionado con que la CIA podía contactar con el Gobierno argentino extraoficialmente como se recoge en un memorándum de David Slauson sobre su entrevista con Isaac Dan Levine, fechado el 23 de mayo de 1964.

Cuando Levine estaba inventando la conexión soviética con la muerte de Kennedy, también hacía negocios con el representante de Marina, James Martin, quien facilitó la famosa foto trucada de Oswald con un fusil en una mano, literatura comunista en la otra y un revólver al cinto, la misma evidencia encontrada oportunamente en el garaje de los Paine. 

(Continuará…)