Semíramis fue esposa del
legendario rey Nemrod de Asiria que gobernó el país durante más de medio siglo.
Este soberano es mencionado en el capítulo 10 del Génesis que lo presenta como el
tirano impío porque construyó la Torre de Babel, un zigurat consagrado a las deidades caldeas. Se han hallado restos
arqueológicos procedentes de la antigua ciudad que llevan el nombre de Nemrod. A su
muerte, hacia el año 2190 a.C., Semíramis se convirtió en regente y, según las
crónicas, extendió el poderío asirio hasta Etiopía y la India. A esta gran reina de la
Antigüedad se le atribuye la fundación de numerosas ciudades y la construcción
de maravillosos edificios en Babilonia, con sus magníficos palacios y los fabulosos Jardines Colgantes, una de las Siete Maravillas del mundo antiguo, y ordenó excavar un túnel bajo el lecho del río Éufrates. Conquistó Egipto y
según la leyenda ascendió al cielo en forma de paloma. También es identificada a veces
con la reina asiria Sammuramat de las epopeyas griegas, esposa de Samsiadad V
y regente de su hijo Adannarari III. Entonces habría vivido en la segunda mitad
del siglo IX a.C. Según otra versión de su leyenda, Semíramis fue hija de una
diosa asiria llamada Derceto, con rostro de mujer y cuerpo de pez, que la
abandonó en el desierto para que pereciese. Unas palomas se cuidaron de
alimentarla y un pastor llamado Simas la recogió. Años después, fue la
fundadora del imperio asirio y cuando tuvo la edad
suficiente se casó con Loanes, oficial de Nemrod y gobernador de Siria, a quien
siguió en la campaña militar emprendida por el monarca. Determinó por su valor la
toma de Bactriana y poco tiempo después se casó con el mismo Nemrod, de quien
se desembarazó más tarde haciéndole asesinar. Dueña absoluta del imperio
asirio, refundó en los pantanos del Éufrates la más bella y célebre ciudad de
Oriente y del mundo antiguo; Babilonia, a la que dotó de infranqueables murallas rodeadas
de profundos fosos navegables. En seguida, dieron
comienzo sus famosas conquistas y las expediciones que parecían una marcha
triunfal a través de Asia: Media, Persia, Armenia y Arabia, países ya
subyugados por Nemrod pero que habían recobrado su independencia, fueron
sometidos de nuevo. Poco tiempo después también incorporó Egipto a su vasto imperio y casi
toda el Asia Central hasta el valle del Indo. Después de un reinado glorioso de cuarenta y dos
años, esta magnífica reina, cuyas hazañas son dignas de equipararse a las del
mismísimo Alejandro Magno, abdicó en favor de su hijo Nenias y desapareció de
la vida pública. Según la leyenda fue transportada al cielo por una paloma. Claro
que también es muy posible que fuese asesinada por orden de su propio hijo. Su historia
recuerda un poco a la de la reina-faraón Hatshepsut, que también se vio forzada
a renunciar a la doble corona en favor de su hijo Tutmés III.
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