Hermes Trismegisto suele asociarse a una figura producto de la sincretización del dios egipcio Toth y el dios heleno
Hermes.
Su nombre significa en idioma griego «Hermes, tres veces grande», y en
latín: «Mercurius ter Maximus». La historia del caldero mágico de los celtas forma parte de la gran
cantidad de leyendas que se hallan unidas al Santo Grial, y que no se ponen de
acuerdo al describir este recipiente, especialmente en las islas británicas e
Irlanda, donde el cristianismo llegó tardíamente y acabó mezclándose con la
mitología céltica autóctona. El especialista norteamericano Roger S. Loomis
escribió lo siguiente refiriéndose a la gran discrepancia que existe a la hora
de describir el Grial y los dones que proporciona: «Los autores de los textos
del Grial parecen disfrutar al contradecirse mutuamente en los puntos más
importantes». Esto es innegable, pero como decíamos más arriba, hay que
tener en cuenta que el mito del Grial y la leyenda artúrica se entremezclan
desde tiempo inmemorial. Así, el caldero celta y el cáliz cristiano que aparece
en la tradición artúrica se funden en un mismo objeto. No obstante, Grial se
puede localizar en las leyendas paganas mucho antes de que el cristianismo lo
hiciera suyo. Un gran número de mitos celtas se movían en un universo de
irrealidades, de ensueños materialmente imposibles, pero que eran presentados
claramente por los druidas (los sacerdotes de los celtas) con tanta fuerza
literaria que subyugaban el interés de quienes los escuchaban. En las fiestas que celebraban estos guerreros hiperbóreos,
antes de que la cerveza y la hidromiel enturbiase sus mentes, una de las
diversiones principales era la de escuchar historias. En éstas se mencionaban
muchos objetos mágicos, como la célebre bandeja de Rhydderch «el Generoso», en
la que aparecía cualquier tipo de comida con sólo desearlo su propietario. Sin
embargo, ningún recipiente resultaba tan prodigioso como el caldero mágico. Por
ejemplo, el dios Goibniu se sirvió del mismo para elaborar una cerveza que
proporcionaba la inmortalidad a quienes la bebían. También se contaba que
Dagda, el padre de los dioses dentro de las tradiciones célticas irlandesas,
disponía de una cacerola que nada más que se empleaba para cocinar los
alimentos que debían ingerir los héroes. Porque de ella se recibía la
inmortalidad. Las leyendas celtas se dividen en diferentes ciclos, que
tienen relación con los países o regiones donde nacieron. En las
correspondientes al País de Gales se encuentran «Las Ramas de los Mabinogi»,
las cuales se refieren a la familia Mac Llyr, que ofrecen una personalidad
divina al ser considerados «Hijos del Mar», por lo tanto equiparables al dios
irlandés Lir. Los personajes básicos son Banwen y su hermano
Bendeigeidfran, al que también se conoce por Bran el Bendecido. La leyenda
describe a Bendeigeidfran como un ser gigantesco, de tales proporciones que no
cabía en una casa normal. Capaz de caminar sobre las olas del mar, sin hundirse
a pesar de lo largo que pudiera ser su paseo. En una batalla, Bendeigeidfran es herido mortalmente por una
lanza envenenada. Desgraciadamente no puede ser «cocido» en el caldero mágico,
porque éste se halla en poder del rey de Irlanda, su enemigo. Como la infección
avanza, el gigante pide a sus amigos que le corten la cabeza. Lo que hacen sin
ningún remordimiento, como única forma de que continúe vivo, pues no ha perdido
su condición de inmortal a pesar de la herida. Por último, la cabeza de Bendeigeidfran ordena que la
trasladen a White Mount, en Londres, donde tendrán que enterrarla mirando hacia
el este, porque de esta manera ningún ejército extranjero podrá invadir la isla
de Britania. Sin embargo, el camino es tan largo que el viaje dura más de
veinte años. Durante todo este tiempo, la cabeza habla con los hombres, a los
que da consejos y sirve como un talismán de protección frente a múltiples
peligros. Así llegan a Harlech, donde se establecen y, después, se trasladan al
«Feliz más allá de Gales». Un lugar paradisíaco amenizado por los melodiosos cantos de los
tres pájaros mágicos de Rhiannon. Los detalles más importantes de esta leyenda hemos de
verlos, buscando un paralelismo con el Grial, en el caldero mágico que es capaz
de resucitar a los héroes. También en esa «cabeza parlante», la cual
proporciona consejos y sigue conservando la inmortalidad, sin necesidad de
recibir alimentos o bebidas. Algo similar a los calderos mágicos de los celtas se puede
encontrar en la mitología griega. Platón describe en su «Psicogonía» dos
vasijas, las cuales fueron utilizadas por la Divinidad o Demiurgo creador del
Universo. En una de ellas, se encargó de mezclar todas las almas de la
Naturaleza Universal, mientras que en la otra el Demiurgo se cuidó de modelar
la inteligencia de los seres humanos. Por otra parte, en la obra «Corpus Hermeticum», que se
atribuye al mago griego Hermes Trismegisto, se menciona una copa de carácter sagrado, a la
que también se le da el nombre de crátera o «cráter», y en cuyo interior los
dioses hervían los elementos de la Vida. Esto permitía que cada una de las
almas obtuviese una porción de inteligencia y sabiduría por medio de una
misteriosa sustancia cósmica. Algo digno de convertirse en la meta quimérica de
los mejores, de los iniciados en el terreno de las armas al servicio de la
nobleza. Así se cimentó la ciencia de la alquimia y la búsqueda de la Piedra Filosofal.
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