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miércoles, 23 de agosto de 2017

Hermes Trismegisto y la crátera sagrada de los griegos

Hermes Trismegisto suele asociarse a una figura producto de la sincretización del dios egipcio Toth y el dios heleno Hermes. Su nombre significa en idioma griego «Hermes, tres veces grande», y en latín: «Mercurius ter Maximus». La historia del caldero mágico de los celtas forma parte de la gran cantidad de leyendas que se hallan unidas al Santo Grial, y que no se ponen de acuerdo al describir este recipiente, especialmente en las islas británicas e Irlanda, donde el cristianismo llegó tardíamente y acabó mezclándose con la mitología céltica autóctona. El especialista norteamericano Roger S. Loomis escribió lo siguiente refiriéndose a la gran discrepancia que existe a la hora de describir el Grial y los dones que proporciona: «Los autores de los textos del Grial parecen disfrutar al contradecirse mutuamente en los puntos más importantes». Esto es innegable, pero como decíamos más arriba, hay que tener en cuenta que el mito del Grial y la leyenda artúrica se entremezclan desde tiempo inmemorial. Así, el caldero celta y el cáliz cristiano que aparece en la tradición artúrica se funden en un mismo objeto. No obstante, Grial se puede localizar en las leyendas paganas mucho antes de que el cristianismo lo hiciera suyo. Un gran número de mitos celtas se movían en un universo de irrealidades, de ensueños materialmente imposibles, pero que eran presentados claramente por los druidas (los sacerdotes de los celtas) con tanta fuerza literaria que subyugaban el interés de quienes los escuchaban. En las fiestas que celebraban estos guerreros hiperbóreos, antes de que la cerveza y la hidromiel enturbiase sus mentes, una de las diversiones principales era la de escuchar historias. En éstas se mencionaban muchos objetos mágicos, como la célebre bandeja de Rhydderch «el Generoso», en la que aparecía cualquier tipo de comida con sólo desearlo su propietario. Sin embargo, ningún recipiente resultaba tan prodigioso como el caldero mágico. Por ejemplo, el dios Goibniu se sirvió del mismo para elaborar una cerveza que proporcionaba la inmortalidad a quienes la bebían. También se contaba que Dagda, el padre de los dioses dentro de las tradiciones célticas irlandesas, disponía de una cacerola que nada más que se empleaba para cocinar los alimentos que debían ingerir los héroes. Porque de ella se recibía la inmortalidad. Las leyendas celtas se dividen en diferentes ciclos, que tienen relación con los países o regiones donde nacieron. En las correspondientes al País de Gales se encuentran «Las Ramas de los Mabinogi», las cuales se refieren a la familia Mac Llyr, que ofrecen una personalidad divina al ser considerados «Hijos del Mar», por lo tanto equiparables al dios irlandés Lir. Los personajes básicos son Banwen y su hermano Bendeigeidfran, al que también se conoce por Bran el Bendecido. La leyenda describe a Bendeigeidfran como un ser gigantesco, de tales proporciones que no cabía en una casa normal. Capaz de caminar sobre las olas del mar, sin hundirse a pesar de lo largo que pudiera ser su paseo. En una batalla, Bendeigeidfran es herido mortalmente por una lanza envenenada. Desgraciadamente no puede ser «cocido» en el caldero mágico, porque éste se halla en poder del rey de Irlanda, su enemigo. Como la infección avanza, el gigante pide a sus amigos que le corten la cabeza. Lo que hacen sin ningún remordimiento, como única forma de que continúe vivo, pues no ha perdido su condición de inmortal a pesar de la herida. Por último, la cabeza de Bendeigeidfran ordena que la trasladen a White Mount, en Londres, donde tendrán que enterrarla mirando hacia el este, porque de esta manera ningún ejército extranjero podrá invadir la isla de Britania. Sin embargo, el camino es tan largo que el viaje dura más de veinte años. Durante todo este tiempo, la cabeza habla con los hombres, a los que da consejos y sirve como un talismán de protección frente a múltiples peligros. Así llegan a Harlech, donde se establecen y, después, se trasladan al «Feliz más allá de Gales». Un lugar paradisíaco amenizado por los melodiosos cantos de los tres pájaros mágicos de Rhiannon. Los detalles más importantes de esta leyenda hemos de verlos, buscando un paralelismo con el Grial, en el caldero mágico que es capaz de resucitar a los héroes. También en esa «cabeza parlante», la cual proporciona consejos y sigue conservando la inmortalidad, sin necesidad de recibir alimentos o bebidas. Algo similar a los calderos mágicos de los celtas se puede encontrar en la mitología griega. Platón describe en su «Psicogonía» dos vasijas, las cuales fueron utilizadas por la Divinidad o Demiurgo creador del Universo. En una de ellas, se encargó de mezclar todas las almas de la Naturaleza Universal, mientras que en la otra el Demiurgo se cuidó de modelar la inteligencia de los seres humanos. Por otra parte, en la obra «Corpus Hermeticum», que se atribuye al mago griego Hermes Trismegisto, se menciona una copa de carácter sagrado, a la que también se le da el nombre de crátera o «cráter», y en cuyo interior los dioses hervían los elementos de la Vida. Esto permitía que cada una de las almas obtuviese una porción de inteligencia y sabiduría por medio de una misteriosa sustancia cósmica. Algo digno de convertirse en la meta quimérica de los mejores, de los iniciados en el terreno de las armas al servicio de la nobleza. Así se cimentó la ciencia de la alquimia y la búsqueda de la Piedra Filosofal.


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