Powered By Blogger

domingo, 9 de enero de 2011

¿Fue el rey Arturo un gobernador romano de Britania?

Este mítico monarca forma parte de los personajes de la leyenda griálica y aunque tradicionalmente se le ha situado en la Edad Media, pudo tratarse del gobernador romano de Britania, Magno Clemente Máximo, de origen español. En la primavera del año 383, tras una aplastante victoria contra los pictos del norte, sus soldados lo nombraron emperador y Máximo y sus tropas desembarcaron poco después en la Galia para atacar a Graciano, emperador de Occidente. Tras derrotarle, Máximo y Teodosio, emperador de Oriente pactaron en Verona un reparto del Imperio; Máximo se quedó con Britania, la Galia e Hispania, estableciendo su capital en Tréveris; Teodosio con Oriente y Valentiniano II con Italia, Iliria y África. La política religiosa de Máximo se vio empañada por el proceso contra los priscilianistas, que acabó con la ejecución del obispo Prisciliano de Ávila en Tréveris. Luego sus discípulos trasladaron su cadáver decapitado a Compostela, por lo que muchos opinan que son sus restos los que se veneran en la tumba del Apóstol Santiago. A pesar de estar en ya en guerra con Teodosio, el emperador de Oriente, Máximo reunió a su ejército en Colonia, cruzó el Rin y derrotó a los francos. A Máximo se le atribuye también la iniciativa de colonizar la Armórica (Bretaña) y Galicia (Bretoña) con los soldados que le acompañaron desde Britania. En 387, aprovechando una invasión de los alamanes en Retia, y respondiendo a una petición de ayuda por parte de la corte imperial y del obispo Ambrosio de Milán, Máximo ocupó lo territorios pertenecientes a Valentiniano II apropiándose así de toda la parte occidental del Imperio Romano, tras lo cual nombró césar a su joven hijo Flavio Víctor e intentó obtener el pleno reconocimiento de Teodosio como único emperador de Occidente, pero éste le declaró usurpador y atacó por sorpresa a sus tropas en Iliria. Máximo fue derrotado y tuvo que refugiarse en Aquilea, donde fue traicionado y muerto por sus soldados en el 388. Su cabeza fue entregada a Teodosio y paseada por todas las provincias del Imperio. Su hijo Flavio Víctor también fue asesinado por orden del emperador. En 391 un decreto de Teodosio acabó con los últimos restos del paganismo grecorromano. El Fuego Eterno, que ardía desde tiempo inmemorial en el templo de Vesta, fue extinguido, las vírgenes vestales fueron disueltas y se prohibió celebrar los auspicios bajo pena de muerte. Varios senadores paganos apelaron a Teodosio para restaurar el Altar de la Victoria en la sede del Senado; pero el emperador se negó. Después de los últimos juegos olímpicos celebrados en 393, Teodosio los canceló definitivamente tildándolos de paganos. No obstante, y a pesar de su cristianísimo fervor, Ambrosio, obispo de Milán, excomulgó a Teodosio temporalmente en 390 y el emperador tuvo que observar varios meses de una vergonzosa penitencia pública. Ambrosio demostró así la autoridad de la Iglesia frente al emperador. El mundo antiguo había muerto.

Magno Clemente Máximo, emperador romano de Occidente, pudo haber sido el «Arturo» histórico, o al menos, uno de los personajes que pudieron inspirar la leyenda. Pero la incompleta información biográfica e histórica sobre el mítico rey de Camelot no debe alejarnos del núcleo principal del ideal griálico: un tipo de realeza sagrada y universal. Esta idea fue compartida por muchos pueblos en la Antigüedad, incluidos los celtas, que consideraban dioses a sus reyes, porque en sus manos ponían sus vidas y las de sus familias, sus haciendas y su lealtad. Les obedecían ciegamente, siempre que esta sumisión les proporcionase prosperidad y un buen gobierno. Sin embargo, ante una derrota militar, o un desastre natural, o una serie de años de malas cosechas o terribles plagas, se esperaba de estos reyes sagrados que se inmolaran o, al menos, se entregaran al enemigo para salvar a los supervivientes, en especial a los ancianos, mujeres y niños. Desde el momento en que el rey Arturo se convirtió en el eje central de las novelas y poemas del Grial, dejó de pertenecer a Bretaña, para convertirse durante la Edad Media en un mito supranacional: representaba al monarca ideal de la Cristiandad y era el patrón de la Caballería Andante. Puede afirmarse que el sueño de cualquier joven noble europeo era convertirse en cruzado y en miembro de la mítica Orden de la Tabla Redonda. Asimismo, el nombre de Arturo ofrece diferentes interpretaciones, la más autorizada de las cuales es la que se fija en los términos celtas “arthos” (oso). Este significado nos presenta a un ser humano excepcional, dotado de una virilidad y una fuerza física que infunde temor a sus adversarios, sin dejar de reunir una condición casi sagrada. Como el Sansón bíblico, o el Heracles griego, por citar un par de conocidos ejemplos. Dentro del antiguo culto solar céltico, lo mismo que en la astronomía más primitiva, se mencionaba la «Osa Mayor» o la constelación polar. Símbolos celestes muy relacionados con las mitologías precristianas de Europa y Oriente Próximo desde tiempo inmemorial.
Caballero de brillante armadura y su dama

2 comentarios:

  1. En mi opinión, el personaje histórico que dio origen a la leyenda del rey Arturo debió de ser un noble britano de principios del siglo VI, primo del rey Custenin o Constantino de Dumnonia (un territorio que se extendía por el suroeste de la isla de Britania). El desarrollo de esta idea puede leerse en www.arturo-britania.blogspot.com.es

    Un cordial saludo

    ResponderEliminar