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miércoles, 31 de mayo de 2017

Ruses: los vikingos del Volga o varegos

El pilar de la economía del jaganato era la ruta comercial del Volga. Las monedas del siglo IX descubiertas en Escandinavia suelen contener grandes cantidades de monedas dirham acuñadas en el Califato abasí y otros reinos musulmanes, a veces divididas en trozos más pequeños e inscritas con signos rúnicos. En total, unas 228.000 monedas árabes han sido recuperadas en más de mil tesoros en Rusia occidental y en la región del Báltico. Casi el 90% de estas monedas llegaron a Escandinavia a través de la ruta comercial del Volga. Como era de esperar, el dirham fue la base del sistema monetario del Reino de los Ruses de Kiev y el comercio su principal fuente de ingresos. Según Ibn Rustah, los ruses no se dedicaron a la agricultura: «Ellos no tienen campos de cultivo, sino que dependen para su abastecimiento, en lo que pueden obtener de la tierra inculta. No tienen haciendas, pueblos, o campos; su único negocio es el comercio de pieles de marta, ardillas y otros animales, y el dinero que obtienen con estas transacciones lo guardan en sus cinturones». Los comerciantes de la Rus viajaron por todo el Volga, pagando derechos de aduanas a los búlgaros y a los jázaros, y en los puertos de Gorgan y Abaskun en la orilla sur del mar Caspio; en ocasiones, viajaron hasta Bagdad.
A juzgar por las excavaciones llevadas a cabo desde la década de 1820 en el Ládoga y otros sitios relacionados en el norte de Rusia, las costumbres de los ruses reflejan influencias principalmente escandinavas. Esto encaja con los escritos de Ibn Rustah e Ibn Fadlan. El primero da una breve descripción del entierro de un noble rus, a quien se puso en una «tumba como una gran casa», junto con alimentos, amuletos, monedas, armas y a su esposa favorita. «Luego la puerta de la tumba fue sellada y ella murió dentro del mausoleo en el que la emparedaron». El viajero también dejó una descripción detallada de las costumbres de la Rus sobre la cremación de los nobles en un barco, que incluía el sacrificio de sus animales domésticos y esclavos. Cuando un hombre pobre moría, era puesto en un pequeño bote de remos y quemado en él; el entierro de un noble era mucho más elaborado. Su patrimonio era dividido en tres partes: una parte para su familia, otra para pagar su traje funerario, y la otra para elaborar la cerveza que se consumía el día de la cremación. Los historiadores medievales quedaron impresionados con el espíritu de independencia inculcado entre la Rus desde el nacimiento. Ibn Rustah escribe: «Cuando nace un hijo el padre irá hasta el bebé recién nacido; la espada en la mano, tirando hacia abajo, él dice: “No te dejaré ninguna propiedad: sólo tienes lo que puedas conseguir con esta espada”». Al-Marwazi repitió esta descripción de las instrucciones dadas por un padre a su hijo, y añadió que era la hija quien recibía la herencia del padre. El mismo sentido de individualismo se reflejaba en el trato a los enfermos. Según Ibn Fadlan: «si uno de los ruses cae enfermo, lo abandonan a su suerte en una tienda de campaña con pan y agua. Ellos no le visitan, ni hablan con él, especialmente si es un siervo. En caso de que se recupere se reincorpora al grupo; si muere, lo incineran. Si resulta ser un siervo o un esclavo, abandonan sus despojos para que los perros y los buitres se alimenten con su carne». Otras fuentes describen a los ruses como promiscuos y tolerantes en lo tocante a las relaciones sexuales. Ibn Fadlan escribió que el rey de la Rus no rehuía tener relaciones sexuales públicas con las esclavas de su harén. Cuando los comerciantes ruses llegaban a los poblados situados a orillas del Volga para comerciar, copulaban públicamente con las cautivas que habían traído consigo para venderlas como esclavas, con el fin de convencer de su docilidad a los posibles compradores. A menudo estas demostraciones lúbricas terminaban en auténticas orgías.
En el año 838, el jaganato de la Rus envió una embajada al Imperio de Oriente que fue registrada en los anales de san Bertín. Según Alekséi Shájmatov esta embajada tuvo dos propósitos: establecer relaciones diplomáticas con Bizancio, y abrir las rutas comerciales de Oriente con Escandinavia a través de lo que hoy son Polonia, Rusia y Ucrania. Constantin Zuckermann sostiene que los embajadores de la Rus fueron a negociar un tratado de paz después de su expedición a Paflagonia —región central de la península de Anatolia, actual Turquía— alrededor del año 830. George Vernadsky relaciona su misión con la construcción de la fortaleza de Sarkel en el año 833. Debemos recordar que en Occidente, sobre todo en los reinos de Franquia e Inglaterra, las incursiones de los vikingos o normandos estaban en pleno apogeo. No obstante, por la razón que fuere, aquella embajada no se registró en las fuentes bizantinas, y en 860 el patriarca Focio se refirió a los ruses como «gente desconocida y pagana».
De acuerdo con Vernadsky, los jázaros y los griegos erigieron la fortaleza de Sarkel en un enclave estratégico, entre los ríos Don y Volga, en previsión de futuros ataques normandos. Por aquellos días, un gran ejército vikingo había asaltado París llevándose un gran botín en oro y plata, y causando una gran mortandad en las tierras de los francos. Otros estudiosos del asunto sostienen que la fortaleza de Sarkel fue construida para defenderse de las actividades bélicas de los magiares y otras tribus de las estepas, y no de los ruses. El historiador ucraniano Mykhailo Hrushevsky declaró que las fuentes existentes no estaban claras sobre este punto. Juan Skylitzes afirmó que la Sarkel era «un baluarte contra los pechenegos», pero no identificó esto como su propósito original. Los pechenegos eran un pueblo seminómada procedente de las estepas de Asia central que hablaban una lengua turquina, e invadieron Europa oriental y central llegando a Bulgaria, Hungría y Ucrania alrededor del siglo IX. De hecho, ellos inauguraron en Oriente el período conocido como el de las Segundas Invasiones.
En 860, los ruses atacaron Constantinopla con una flota de 200 buques. El ejército y la escuadra bizantina estaban lejos de la capital, dejándola vulnerable al ataque. El momento de la expedición sugiere que los ruses eran conscientes de la situación interna del Imperio gracias a las relaciones comerciales y a otras embajadas que siguieron a la de 838. Los ruses desembarcaron sin encontrar resistencia y devastaron los suburbios de Constantinopla. Después de hacerse con un cuantioso botín, reembarcaron sin perder tiempo para evitar ser sorprendidos por las tropas bizantinas.
Poco después de que el patriarca Focio informara a los obispos ortodoxos sobre la conversión de los ruses, todos los centros del jaganato en el noroeste de Rusia fueron destruidos por el fuego. Los arqueólogos encontraron pruebas concluyentes de que Holmgard, Aldeigja, Alaborg, Izborsk y otros centros locales arrasados entre los años 860 y 870. Algunos de estos asentamientos fueron definitivamente abandonados después de la conflagración. La Crónica de Néstor describe el levantamiento de los eslavos paganos y de los pueblos fineses contra los normandos cristianos, que tuvieron que retirarse en 862. La Crónica de Nóvgorod, considerada por Alekséi Shájmatov más fiable, no señala la insurrección. En el siglo XVI, la Crónica de Nikon atribuye la expulsión de los vikingos o varegos a Vadim el Temerario. El historiador ucraniano Mykhailo Braichevsky tildó la rebelión de Vadim de «reacción pagana contra la cristianización de la Rus». A todo esto siguió un período de anarquía, identificado por Zuckermann entre los años 875 y 900. La ausencia de moneda entre 880 y 890 sugiere que la ruta comercial del Volga dejó de utilizarse, lo que provocó la «primera Crisis de la Plata» en Europa. Después de una época de gran depresión económica y de agitación política, la región experimentó un resurgimiento a partir del año 900. Zuckermann asoció esta recuperación con la llegada de Rúrik y sus hombres, quienes concentraron sus actividades desde el Volga hasta el Dniéper, por razones todavía desconocidas. Los asentamientos escandinavos en Ládoga y Nóvgorod resurgieron y empezaron a crecer rápidamente. Durante la primera década del siglo X, un gran asentamiento comercial se formó en el Dniéper en Gnezdovo, cerca del actual Smolensk. Otra colonia surgió a orillas del Dniéper, y Kiev se convirtió en un importantísimo centro urbano en la misma época. Los habitantes de Kiev parecen haber tenido una noción muy vaga acerca de la existencia del jaganato. Las fuentes eslavas no mencionan ni la conversión al cristianismo de la Rus en el año 860, ni la expedición a Paflagonia en los años 830. No obstante, la crónica de la campaña militar de la Rus contra Constantinopla en el año 860, fue registrada por las fuentes griegas de la época.

Ruses o varegos: los vikingos del Volga

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