Al gran emperador Marco Aurelio le sucedió su hijo natural
Cómodo en el año 180, y con él reaparecerían muchos de los problemas
previamente presentes en cuanto a sucesiones e inestabilidad. A la muerte de
Cómodo, el Imperio se sumió en una época de confrontación civil, tras la que
asumió el trono Septimio Severo, quien instauró la dinastía Severa.
Septimio Severo (193-211)
Tras la muerte de Cómodo el 31 de diciembre de 192, el
general Publio Helvio Pertinax asumió el poder después de pagar, eso sí, un considerable
soborno a la Guardia Pretoriana. Debido a la política financiera de Pertinax,
que implicó rebajar la paga de los pretorianos, éstos se sublevaron y terminaron
asesinándolo. El rico senador Didio Juliano compró, en una subasta pública, el
trono imperial. Al conocer la noticia de la muerte de Pertinax, las legiones acantonadas
en el Danubio, el Rin y Germania proclamaron emperador a Septimio Severo. Después
del fugaz gobierno de Juliano, éste fue ejecutado el 1 de junio por orden del
Senado. El día 9 las tropas de Severo entraban en la capital. Para deshacerse
de la influencia de los pretorianos, los invitó a un banquete en que fueron
desarmados y los reemplazó por soldados leales a él. La Guardia Pretoriana no se
recuperó jamás de este duro golpe. En 194, el gobernador de Siria, Pescenio Níger, se rebeló
contra Severo, quien terminaría aplastándolo en Ixos. En Britania, Clodio
Albino amenazó el poder del emperador, al tener a su mando un poderoso
ejército; sin embargo, Severo le otorgó un consulado y el título de césar,
apaciguando los ánimos del usurpador. Sin embargo, poco después, en 195, Severo
se enfrentó a Albino, quien marchó con 40.000 hombres contra Severo, en la
batalla de Lyon, en 196, en la cual vence Severo y Albino se suicida. Entre 197 y 199, Severo dirigió una exitosa campaña contra
el imperio parto, al término de la cual estableció la provincia romana de
Mesopotamia. Su gobierno, de marcado carácter militar, tendió a otorgar favores,
recompensas y distinciones a los militares, tales como la creación de nuevas
legiones, el aumento de su salario y de sus privilegios, lo que redundó en un
aumento de su ascendente sobre las legiones, y en la fundación de nuevos
colegios militares. Finalmente, Severo emprendió numerosas obras públicas para
aumentar la riqueza de Roma. Antes de morir, el 9 de febrero de 211, nombró sucesores
a sus hijos Caracalla y Geta.
Caracalla (211-217)
Tras la muerte de su padre, el Imperio quedó bajo el
gobierno de Publio Septimio Geta, hermano de Caracalla, y de éste mismo. Sin
embargo, el crudo conflicto entre los hermanos terminó con el suicidio de Geta
en 212, después de las presiones de Caracalla que, a continuación, se retiró de
Roma para emprender una serie de campañas militares. En Germania impuso la
pacificación a lo largo de toda la frontera. En Alejandría, Grecia, sus
soldados saquearon la ciudad y asesinaron a miles de sus habitantes en represalia
por una humillación infligida al emperador, lo que acrecentó al odio del pueblo
hacia él, ya bastante extendido con la muerte de Geta y las masivas ejecuciones
que le siguieron. En el apartado de obras públicas, cabe destacar la construcción
bajo sus auspicios de unas espectaculares termas en Roma que aún llevan su
nombre. Asimismo, Caracalla promulgó en 212 la Constitutio Antoniniana, que reconocía como ciudadanos romanos a
todos los habitantes libres de las provincias. Durante una campaña contra los
partos, el prefecto del Pretorio, Marco Opelio Macrino, se sublevó contra Caracalla,
que fue asesinado en Partia, asumiendo Macrino el poder en 217.
Macrino (217-218)
Éste continuó la campaña en Partia después de proclamarse
emperador, y, tras la batalla de Nísibis, cuyo resultado no se decantó hacia ninguno
de los dos bandos, Macrino pagó a los partos 200 millones de sestercios en concepto
de indemnización para sellar la paz. Montante que sacó, en parte, del sueldo adeudado
a los veteranos. Debido a que se proclamó sin el consentimiento del Senado,
éste decidió nombrar a un adolescente llamado Vario Ávito (el futuro
Heliogábalo) como sucesor de Caracalla. Así, Macrino vio su situación
comprometida. En junio de 218, se enfrentó a las tropas que apoyaban a
Heliogábalo, y fue derrotado.
Alejandro Severo (222-235)
El nuevo emperador, tranquilo y pacífico, terminaría dejando
el poder en manos de su madre y de su abuela, que se dedicaron a reparar los
errores cometidos durante la desastrosa administración de Heliogábalo en el interregno
entre Macrino y Alejandro Severo. Su gobierno fue poco significativo, y, tras
una campaña incierta contra los sasánidas, realizó una marcha triunfal en Roma.
Durante una de sus campañas contra los germanos, Alejandro fue asesinado por
sus tropas. Su gobierno marca el último gobierno civil de Roma; su muerte supone
el fin de la dinastía Severa, y el inicio de cincuenta años de absoluta
anarquía militar en el Imperio. La gran crisis del siglo III está servida.
Caballería romana a finales del siglo II |
No hay comentarios:
Publicar un comentario