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domingo, 15 de octubre de 2017

Roma, la crisis del siglo III

Al gran emperador Marco Aurelio le sucedió su hijo natural Cómodo en el año 180, y con él reaparecerían muchos de los problemas previamente presentes en cuanto a sucesiones e inestabilidad. A la muerte de Cómodo, el Imperio se sumió en una época de confrontación civil, tras la que asumió el trono Septimio Severo, quien instauró la dinastía Severa.
Septimio Severo (193-211)
Tras la muerte de Cómodo el 31 de diciembre de 192, el general Publio Helvio Pertinax asumió el poder después de pagar, eso sí, un considerable soborno a la Guardia Pretoriana. Debido a la política financiera de Pertinax, que implicó rebajar la paga de los pretorianos, éstos se sublevaron y terminaron asesinándolo. El rico senador Didio Juliano compró, en una subasta pública, el trono imperial. Al conocer la noticia de la muerte de Pertinax, las legiones acantonadas en el Danubio, el Rin y Germania proclamaron emperador a Septimio Severo. Después del fugaz gobierno de Juliano, éste fue ejecutado el 1 de junio por orden del Senado. El día 9 las tropas de Severo entraban en la capital. Para deshacerse de la influencia de los pretorianos, los invitó a un banquete en que fueron desarmados y los reemplazó por soldados leales a él. La Guardia Pretoriana no se recuperó jamás de este duro golpe. En 194, el gobernador de Siria, Pescenio Níger, se rebeló contra Severo, quien terminaría aplastándolo en Ixos. En Britania, Clodio Albino amenazó el poder del emperador, al tener a su mando un poderoso ejército; sin embargo, Severo le otorgó un consulado y el título de césar, apaciguando los ánimos del usurpador. Sin embargo, poco después, en 195, Severo se enfrentó a Albino, quien marchó con 40.000 hombres contra Severo, en la batalla de Lyon, en 196, en la cual vence Severo y Albino se suicida. Entre 197 y 199, Severo dirigió una exitosa campaña contra el imperio parto, al término de la cual estableció la provincia romana de Mesopotamia. Su gobierno, de marcado carácter militar, tendió a otorgar favores, recompensas y distinciones a los militares, tales como la creación de nuevas legiones, el aumento de su salario y de sus privilegios, lo que redundó en un aumento de su ascendente sobre las legiones, y en la fundación de nuevos colegios militares. Finalmente, Severo emprendió numerosas obras públicas para aumentar la riqueza de Roma. Antes de morir, el 9 de febrero de 211, nombró sucesores a sus hijos Caracalla y Geta.
Caracalla (211-217)
Tras la muerte de su padre, el Imperio quedó bajo el gobierno de Publio Septimio Geta, hermano de Caracalla, y de éste mismo. Sin embargo, el crudo conflicto entre los hermanos terminó con el suicidio de Geta en 212, después de las presiones de Caracalla que, a continuación, se retiró de Roma para emprender una serie de campañas militares. En Germania impuso la pacificación a lo largo de toda la frontera. En Alejandría, Grecia, sus soldados saquearon la ciudad y asesinaron a miles de sus habitantes en represalia por una humillación infligida al emperador, lo que acrecentó al odio del pueblo hacia él, ya bastante extendido con la muerte de Geta y las masivas ejecuciones que le siguieron. En el apartado de obras públicas, cabe destacar la construcción bajo sus auspicios de unas espectaculares termas en Roma que aún llevan su nombre. Asimismo, Caracalla promulgó en 212 la Constitutio Antoniniana, que reconocía como ciudadanos romanos a todos los habitantes libres de las provincias. Durante una campaña contra los partos, el prefecto del Pretorio, Marco Opelio Macrino, se sublevó contra Caracalla, que fue asesinado en Partia, asumiendo Macrino el poder en 217.
Macrino (217-218)
Éste continuó la campaña en Partia después de proclamarse emperador, y, tras la batalla de Nísibis, cuyo resultado no se decantó hacia ninguno de los dos bandos, Macrino pagó a los partos 200 millones de sestercios en concepto de indemnización para sellar la paz. Montante que sacó, en parte, del sueldo adeudado a los veteranos. Debido a que se proclamó sin el consentimiento del Senado, éste decidió nombrar a un adolescente llamado Vario Ávito (el futuro Heliogábalo) como sucesor de Caracalla. Así, Macrino vio su situación comprometida. En junio de 218, se enfrentó a las tropas que apoyaban a Heliogábalo, y fue derrotado.
Alejandro Severo (222-235)

El nuevo emperador, tranquilo y pacífico, terminaría dejando el poder en manos de su madre y de su abuela, que se dedicaron a reparar los errores cometidos durante la desastrosa administración de Heliogábalo en el interregno entre Macrino y Alejandro Severo. Su gobierno fue poco significativo, y, tras una campaña incierta contra los sasánidas, realizó una marcha triunfal en Roma. Durante una de sus campañas contra los germanos, Alejandro fue asesinado por sus tropas. Su gobierno marca el último gobierno civil de Roma; su muerte supone el fin de la dinastía Severa, y el inicio de cincuenta años de absoluta anarquía militar en el Imperio. La gran crisis del siglo III está servida.

Caballería romana a finales del siglo II

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