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domingo, 15 de octubre de 2017

Su Católica Majestad don Fernando II de Aragón

El 10 de mayo de 1452 nacía en la localidad zaragozana de Sos el hijo primogénito del rey aragonés Juan II y de su segunda esposa, la castellana Juana Enríquez, hija de don Fadrique Enríquez, almirante de Castilla. Las Cortes de Calatayud le juran como heredero de la Corona de Aragón en 1461, tras la muerte de su hermanastro Carlos, príncipe de Viana. Antes de su matrimonio conocemos algunas aventuras amorosas del joven galán con una catalana llamada Aldonza Roig. Como resultado de estos amores nacerán dos hijos naturales: Alfonso —que será nombrado años más tarde arzobispo de Zaragoza y virrey de Aragón— y Juana, futura esposa de don Bernardino Fernández de Velasco, condestable de Castilla. Durante el matrimonio con Isabel de Castilla también mantuvo relaciones extraconyugales, naciendo dos hijas llamadas ambas María de Aragón, que pasarían sus días en un convento de Agustinas de los alrededores de Madrid. En 1468 fallece doña Juana Enríquez y el príncipe Alfonso es nombrado corregente del Reino aragonés y rey de Sicilia, posiblemente para dotar al joven de un reino con el que fortalecer su próximo matrimonio con doña Isabel de Castilla, princesa de Asturias en esos momentos. El 7 de enero se firma un protocolo entre los futuros esposos por el que Fernando se compromete a actuar en estrecha colaboración con Isabel y adoptar las decisiones en común. El enlace no satisface a Enrique IV. Fernando parte a tierras castellanas en octubre de ese mismo año y el día 19 se celebrará el matrimonio oficiado por el arzobispo Carrillo, quien proporciona a la pareja una dispensa papal falsa, necesaria debido a tener como antepasado común a Juan I de Castilla. Esta situación será regularizada por Sixto IV en 1471. Los siguientes meses serán de absoluto aislamiento para los esposos que ven cómo la mayoría de los nobles toman partido por la infanta doña Juana la Beltraneja en la carrera por el trono castellano. En mayo de 1471 se producen las primeras adhesiones a los príncipes: las provincias Vascongadas se decantan por Isabel y Fernando al tiempo que la poderosa familia de los Mendoza va colocándose a su lado. No obstante, los Pacheco, una familia noble de origen portugués, lideran la facción favorable a la Beltraneja, apoyada también por el rey de Portugal.
La muerte de Enrique IV —el 12 de diciembre de 1474— y la autoproclamación de Isabel como reina de Castilla, al día siguiente, sorprenderá a Fernando en Aragón. La guerra civil castellana está servida y el aragonés quiere mover sus fichas. Se proclama el único descendiente varón vivo de Enrique IV de Trastámara y se presenta como candidato al trono castellano. Esta actuación motivará la firma entre los esposos de la concordia de Segovia el 15 de enero de 1475, en la que se establece absoluta igualdad entre ambos en el ejercicio del poder real, aunque el nombre del rey debe anteceder al de la reina, al igual que las armas de ambos, norma que también se seguirá posteriormente en Aragón. De esta manera los esposos se presentan como un bloque consolidado, apoyado por un buen número de nobles, ciudades y villas que desean «el buen gobierno del Reino», empujando a los monarcas a poner en marcha una política de consolidación del poder real. La participación de don Fernando en la guerra de Sucesión será determinante ya que Aragón apoyará a los jóvenes esposos frente a Alfonso V de Portugal y Luis XI de Francia, que se inclinan por Juana la Beltraneja. El inicial avance portugués es frenado al tomar Fernando la plaza de Zamora y obtener una contundente victoria sobre los portugueses en la decisiva batalla de Toro el 1 de marzo de 1476. La guerra estaba sentenciada al ser expulsados los franceses de Fuenterrabía, aunque los focos de resistencia en Andalucía y Extremadura aún tardarán tres años en ser sofocados. El fin de la guerra se decide en los Tratados de Alcaçovas en septiembre de 1479. Desde entonces la labor personal de Fernando e Isabel resulta difícil de diferenciar, no sólo en Castilla sino también en Aragón donde el rey Juan II ha muerto en enero de ese mismo año siendo sucedido por Fernando, poniéndose como objetivo los jóvenes monarcas la consolidación de su poder en ambos Reinos.
Las medidas encaminadas a la organización del reino de Castilla son de gran calado: creación de la Santa Hermandad y del Consejo Real, regulación de la Hacienda Real, incorporación de los maestrazgos de las Órdenes Militares a la Corona, y nombramiento de don Fernando como Gran Maestre de cada una de ellas. Parece que la actividad en Aragón no fue tan copiosa, destacando su actuación en la resolución de los problemas de los campesinos de remensa a través de la sentencia arbitral de Guadalupe (1486). Su intento de sustituir a los diputados de la Generalidad catalana por otros elegidos por el monarca no prosperó, teniendo mayor éxito en la implantación de la insaculación para la elección de cargos en el ayuntamiento barcelonés y de otras ciudades catalanas. El establecimiento de la Santa Inquisición en los estados de la Corona aragonesa trajo en un primer momento problemas graves que acabaron con el asesinato del inquisidor general don Pedro de Arbués. La respuesta fue contundente y la Inquisición se afianzó en Aragón y Cataluña. Siempre se ha hecho referencia al reparto de funciones entre Isabel y Fernando, adjudicando a la soberana los asuntos internos y al monarca los externos. En los asuntos de política exterior Fernando demostró su capacidad política. Uno de los primeros objetivos fue poner punto final a la Reconquista, en unos momentos en que el reino nazarí de Granada estaba dando muestras de crisis y decadencia. La guerra duró diez años y el 2 enero de 1492 el rey Boabdil entregaba las llaves de la ciudad, poniendo fin a casi ocho siglos de presencia musulmana en la Península. A pesar de que la empresa se presentó como una iniciativa de la Corona castellana, el papel desempeñado por Fernando será crucial. También participó en la aventura americana que permitiría a Colón descubrir un nuevo continente, siendo uno de los valedores de las Capitulaciones de Santa Fe. Pero las miras del rey estaban en la defensa de los intereses aragoneses en el Mediterráneo, y aquí debemos hacer referencia a los asuntos italianos y norteafricanos.
En el norte de África se toman importantes plazas: Melilla (1497), Mers el Kebir (1505) y Orán (1509) estableciéndose protectorados en Bujía, Trípoli y Argel. El Magreb parecía estar ocupado por la corona hispánica cuando la derrota en la isla de Gelves (1511) hizo despertar del sueño. El control de unas cuantas plazas fuertes será el resultado de dicha derrota, poniéndose de manifiesto la fortaleza del Imperio Otomano en el Mediterráneo Oriental. En Italia la Corona de Aragón controlaba Cerdeña y Sicilia, mientras que Nápoles estaba gobernado por Ferrante, hijo natural de Alfonso V el Magnánimo. Carlos VIII de Francia también tenía intereses en la península Itálica y alcanzó un trato con Fernando: la devolución a Aragón del Rosellón y la Cerdaña —perdidos en la reciente guerra catalana— a cambio de libertad de actuación francesa en Italia (Tratado de Barcelona, 1493). Pero la intervención del monarca francés en Nápoles motivará que Fernando organice una Santa Liga junto al emperador Maximiliano, el papa Alejandro VI, Milán y Venecia. Don Gonzalo Fernández de Córdoba dirigirá las tropas aliadas que serán derrotadas en Seminara (1495) pero que reaccionarán contundentemente en los próximos años y obligaran a Francia a retirarse de Italia. Luis XII de Francia vuelve a la carga, ahora de manera diplomática, y firma con Fernando el Tratado de Granada (1500) por el que ambos monarcas se reparten el reino de Nápoles. Las aplicaciones del tratado traerán complicaciones y estallará de nuevo la guerra, obteniendo don Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, dos importantes victorias en Ceriñola y Garellano en 1503, siendo incorporado el reino de Nápoles a la Corona aragonesa dos años después. La política desarrollada por los Reyes Católicos —título obtenido en 1494 de manos del papa Alejandro VI— tendrá como objetivo aislar a Francia, buscando como aliados de los reinos hispánicos a Portugal, el Imperio e Inglaterra. Los enlaces serán los siguientes: Isabel casaría con el príncipe portugués don Alfonso y al enviudar, con su heredero, don Manuel el Afortunado; Juan casará con Margarita de Austria, hija del emperador Maximiliano I y María de Borgoña; Juana contraerá matrimonio con Felipe de Habsburgo, también hijo del emperador; María se casará con su cuñado, el viudo don Manuel de Portugal; Catalina será la primera esposa de Enrique VIII de Inglaterra.
El 26 de noviembre de 1504 fallece Isabel la Católica en Medina del Campo, dejando como heredera de Castilla a su hija Juana. El testamento tiene un curioso párrafo: «…cuando la Princesa, mi hija, no estuviere presente en estos reinos o estando en ellos no quisiere o no pudiere entender en la gobernación de ellos [...] el rey Fernando, mi señor esposo, rija, administre y gobierne los dichos mis reinos y señoríos por la dicha Princesa». Quizá por este párrafo podemos deducir que Isabel apreciaba ya ciertos trastornos mentales en su hija y no deseaba que el Reino cayese en manos de su esposo Felipe, un extranjero ajeno a los usos y costumbres de Castilla. Fernando se hace cargo de Castilla como regente hasta la llegada de los nuevos reyes, que están en Flandes. Pero la levantisca nobleza castellana empieza a dar muestras de rechazo al regente aragonés, y muestra deseos de responder a los muchos agravios perpetrados anteriormente por los monarcas. Esta nobleza levantisca apoya deslealmente al príncipe Felipe el Hermoso como legítimo rey de Castilla, aunque sólo es el consorte de Juana, reina y propietaria del Reino. El flamenco también recibe el apoyo de Luis XII de Francia, de quien es vasallo, y del Sacro Imperio de los Habsburgo. Una vez más, Fernando da muestras de su preclara inteligencia política y firma con el rey francés la Paz de Blois (1505) por la que Luis XII renuncia a sus derechos sobre Nápoles, y don Fernando contrae matrimonio con la joven sobrina del monarca francés, Germana de Foix. El matrimonio se celebró en Valladolid el 18 de marzo de 1506, y a los pocos meses Fernando abandonaba Castilla rumbo a sus estados de Aragón, evitando cualquier problema con su hija Juana la Loca y con su ambicioso esposo Felipe de Habsburgo.
La prematura y trágica muerte de Felipe I el 25 de septiembre de 1506, vuelve a poner de nuevo a Fernando en la órbita castellana. Juana da muestras de incapacidad mental y en el país impera la anarquía por lo que el cardenal Cisneros decide llamar a Fernando en calidad de regente, iniciándose la segunda regencia que abarcará de 1507 a 1516. En el otoño de 1509 se encierra a doña Juana en el castillo de Tordesillas al ser declarada «loca», más por razones de Estado, que por cuestiones psíquicas, posiblemente, y ese mismo año (3 de mayo) fallece el pequeño Juan, hijo de Fernando y de Germana de Foix. La energía caracteriza este segundo período de regencia del aragonés imponiendo fuertes castigos a la levantisca nobleza castellana, siendo el episodio más destacado la invasión de Navarra en 1512, lo que se encuadra en el marco de las guerras con Francia, ya que el pequeño reino era un fiel aliado del monarca francés. La excomunión de Julio II al rey francés se hizo extensiva a Navarra, y Fernando ordenó al duque de Alba la invasión del reino pirenaico, que se consumó con la rendición de Pamplona el 25 de julio de 1512. Antes de morir, Fernando redactó dos testamentos; en el primero, de mayo de 1512, dejaba al infante don Fernando como regente a la espera de la llegada de Carlos de Austria. Sin embargo, este testamento será modificado en enero de 1516, al designar al cardenal Cisneros como regente de Castilla. En un delicado estado de salud, Fernando emprendió un viaje a Andalucía para organizar una gran escuadra contra los turcos, pero antes de llegar la comitiva regia a Madrigalejo (Cáceres) el rey fallecía. Era el 23 de enero de 1516 y las coronas de Castilla y de Aragón iban a ser para el joven Carlos, hijo de Juana I de Trastámara y Felipe I de Habsburgo, que se hacía proclamar rey de Castilla y Aragón en Bruselas el 14 de marzo de 1516.

Batalla campal alrededor del año 1450

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