Se cumplen 100 años de la Revolución rusa, y el año próximo
de la finalización de la Primera Guerra Mundial y del proyecto de la Sociedad
de Naciones, precursora de Naciones Unidas, impulsada por Edward Mandell House,
jefe de Gabinete de Woodrow Wilson, presidente de Estados Unidos. Wilson ganó
las elecciones en 1916 prometiendo a los norteamericanos que no participaría en
la guerra que se libraba en Europa. Sin embargo, en abril de 1917 declaraba la
guerra a Alemania. El Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en
inglés), es un instrumento de gobierno predecesor de otros como la Comisión Trilateral
o el famoso Club Bilderberg. Es muy difícil que sin formar parte del CFR, llegue
un candidato a ocupar la Casa Blanca. Al CFR han pertenecido presidentes masones como Truman, Johnson, Ford, Clinton y Bush padre; y otros no masones como Eisenhower,
Kennedy, Nixon o Carter. Las poderosas familias que han gobernado el CFR son los
Rothschild y los Rockefeller. Los Rothschild son originarios de Alemania y se
convirtieron en banqueros de poderosos estados como Inglaterra, Prusia,
Francia y Austria durante las guerras napoleónicas. Posteriormente emigraron a
los Estados Unidos. Los Rothschild ya estuvieron detrás de los terribles
sucesos de la Revolución francesa de 1789, y nuevamente en las revoluciones
rusas de 1905 y 1917. Lograron la caída de las monarquías rusa, alemana y
austríaca. Los Habsburgo habían defendido la fe católica en Europa durante
siglos, pero los Rothschild también promovieron y financiaron la República laica
turca del Kemal Atatürk, héroe de los Dardanelos y cuyo mayor logro consistió
en culminar el ya iniciado genocidio de los cristianos armenios. Tan letal tomo Atatürk para los cristianos armenios, ha resultado
ser para los cristianos libaneses Henry Kissinger: creador también de las especulaciones
en torno al precio del crudo en los años 1970 y 1980 que favorecieron la aparición
del neoliberalismo y la especulación financiera. Desde Kissinger, los ricos son
cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. El objetivo de los globalizadores del siglo XXI, como antes los
fue de los masones en el siglo pasado, es la instauración de un sistema económico
mundializado estrechamente intervenido por un grupúsculo de hombres poderosos que
decidirán qué rumbo deben seguir las sociedades desarrolladas de acuerdo a criterios estrictamente
mercantilistas. El recientemente fallecido David Rockefeller explicó hace muchos años
cuál era la distinción entre patricios y plebeyos cuando aseguró que el todavía desconocido CFR representaba «una autoridad supranacional compuesta por
la élite intelectual y los bancos mundiales que es preferible a la soberanía de
las Naciones-estado practicada en los siglos pasados». Con esto queda dicho todo.
Henry Kissinger |
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