En 294, Narsés de
Armenia, un hijo del rey sasánida Sapor, que había sido dejado a un lado en la
sucesión al trono, se hizo con el poder en Partia. Narsés eliminó a Bahram III,
un usurpador que accedió al trono en 293, tras la muerte de Bahram II. A
comienzos de 294, Narsés y Diocleciano procedieron a hacer el acostumbrado
intercambio de regalos entre los dos Imperios, y Diocleciano incluyó un
intercambio de embajadores. En Partia, mientras tanto, Narsés se dedicaba a
destruir cualquier rastro que hiciese referencia a sus inmediatos predecesores
en los monumentos públicos. Buscaba que se le identificase con el Gran Rey
guerrero Sapor I, que gobernó entre los años 241 y 272, y que había saqueado
Antioquía.
Narsés
declaró la guerra a Roma en 295. Parece que primero invadió el oeste de
Armenia, ocupando las tierras que fueron entregadas a Tiridates en virtud del
Tratado de paz de 287. En 297 Narsés se dirigió a Mesopotamia, donde infligió
una severa derrota a Galerio cerca de la ciudad de Carras —en latín Carrhae—,
en territorio de Armenia (hoy Harán, Turquía). La debacle se produjo en un
lugar de infausto recuerdo para los romanos; pocos años, en el 260, el rey de
los partos Sapor I había derrotado a las legiones de Valeriano, y desollado
vivo al emperador para decorar con su piel su sala de trofeos. Precisamente en
el mismo lugar donde Marco Licinio Craso, legado de Siria, fue también vencido
por los partos en el año 53 a.C. Craso, al igual que Valeriano, padeció una
muerte horrible tras la derrota; pues los partos vertieron oro fundido por su
garganta.
Ambas
batallas, aunque separadas en el tiempo por tres siglos y medio, significaron
dos de las más humillantes derrotas sufridas por los romanos en Oriente. Quizá
por este motivo, Diocleciano pudo o no haber estado presente durante la
batalla, pero, en cualquier caso, rechazó rápidamente cualquier tipo de
responsabilidad en la derrota, y en una ceremonia pública en Antioquía declaró
que Galerio era el único responsable del descalabro. Diocleciano humilló
públicamente a Galerio, obligándole a caminar durante una milla encabezando la
caravana imperial, vestido con la púrpura imperial. Durante la primavera de 298
es probable que Galerio recibiera refuerzos procedentes de un contingente
germano reclutado en las regiones del Danubio. Narsés no avanzó desde Armenia y
Mesopotamia, dejando que Galerio liderase la contraofensiva en 298 con un
ataque sobre el norte de Mesopotamia a través de territorio armenio. No está
claro si Diocleciano estaba presente para prestar su ayuda en la campaña de
Galerio contra los partos; puede que hubiese regresado a Egipto. Narsés se
retiró a Armenia para evitar la batalla con el ejército de Galerio en una situación
de desventaja; el escarpado terreno armenio favorecía más a la infantería
romana que a la caballería sasánida. Galerio obtuvo dos grandes victorias sobre
Narsés. Durante el segundo encuentro, las fuerzas romanas asediaron el
campamento de Narsés, donde se encontraban su tesoro y su esposa. Galerio
continuó avanzando por el río Tigris hacia el sur y capturó Ctesifonte, la
capital de los partos, antes de volver a territorio romano siguiendo el
Éufrates. Las ruinas de Ctesifonte se hallan unos 35 kilómetros al sur de
Bagdad, a orillas del Tigris. El área que ocupaba esta fabulosa ciudad era de
unos 30 kilómetros², frente a los 15 kilómetros² de Roma en el siglo III.
Narsés
envió a un embajador a Galerio para rogarle que les devolviera a su esposa e
hijas, pero Galerio le despidió sin atender a sus demandas. Las negociaciones
de paz comenzaron en la primavera de 299. Diocleciano y el magister memoriae
(secretario) de Galerio, Sicorio Probo, fueron enviados a Narsés para presentar
sus condiciones. Éstas eran muy duras: Armenia debía volver al dominio romano,
estableciendo la fortaleza de Ziatha como límite; la Iberia caucásica se
sometería a Roma. La Iberia caucásica o Iberia asiática, para distinguirla de
la península Ibérica, al igual que la legendaria Cólquida —donde se encontraba
el Vellocino de Oro—, se hallaba en la costa oriental del mar Negro.
Actualmente ambos territorios forman parte de Georgia. Nísibis, bajo dominio
romano, se convertiría en la única ruta para el comercio entre Partia y Roma; y
Roma controlaría las cinco satrapías ubicadas entre el Tigris y Armenia:
Ingilene, Sophanene, Arzanene, Corduene, y Zabdicene. Dentro de estas regiones
se ubicaba el paso del Tigris por el Antitauro, —la cadena montañosa que se
extiende por el sur hacia el interior de Turquía—, el paso de Bitlis, que
representaba la ruta más rápida hacia el interior de la Armenia parta, y el
acceso a la llanura de Tur Abdón. Una franja de tierra que contendría más
adelante las fortalezas estratégicas de Amida (Diyarbakır, Turquía) y Bezabde
pasó a estar bajo ocupación militar romana. Gracias a estos territorios, Roma
tendría una posición avanzada al norte de Ctesifonte, y podría frenar cualquier
futuro avance de fuerzas partas en la región. El Tigris se convirtió en la
frontera entre los dos imperios. Con la paz, Tiridates recuperó su trono y sus
derechos dinásticos y Roma aseguró una amplia zona de influencia, lo cual
permitió en décadas posteriores una amplia difusión del cristianismo desde el
centro de Nísibis, y la posterior cristianización de Armenia.
Combate entre partos y romanos (siglo III) |
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