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miércoles, 5 de julio de 2017

La traición de Cristóbal Colón

La expedición de Cristóbal Colón partió del puerto de Palos de la Frontera (Huelva) el 3 de agosto de 1492, con las carabelas Pinta y Niña, la nao Santa María y con una tripulación de unos noventa hombres. La Santa María era propiedad de Juan de la Cosa y en ella embarcó Colón. La Niña y la Pinta fueron elegidas por Martín Alonso Pinzón. La expedición no resultó fácil para nadie y la noche del 6 al 7 de octubre se produjo un intento de motín en la Santa María que fue sofocado con la ayuda de los hermanos Pinzón. Sin embargo, entre el 9 y el 10 de octubre el descontento se extendió al resto de la expedición, tomando los capitanes la determinación de que se volverían en el plazo de tres días en caso de no divisar tierra. El 12 de octubre, cuando la tripulación ya estaba inquieta por la larga travesía sin haber llegado a ninguna parte, el grumete Rodrigo de Triana dio la voz de: «¡Tierra a la vista!». Sobre este episodio también existe controversia entre los historiadores, ya que los Reyes Católicos habían ofrecido 10000 maravedís al primero que avistara tierra, y este premio lo recibió Colón que aseguró en su cuaderno de bitácora que él había sido el primero en divisar tierra firme varias horas antes que Rodrigo de Triana, que jamás cobró el premio. Los españoles llegaron a una isla llamada Guanahaní, a la que se rebautizó como San Salvador, en el archipiélago de las Bahamas. Colón creyó haber cumplido con su ansiada meta de llegar a las Indias navegando por el mar Atlántico con rumbo oeste, y no fue consciente de que había arribado a un continente distinto.

Después del 12 de octubre, Colón recorrió otras islas de las Bahamas hacia el sur hasta llegar a la isla de Cuba, y posteriormente a La Española (actuales Haití y Santo Domingo). En las costas de esta isla caribeña, el 25 de diciembre de 1492 se hundió la nao Santa María. Sus restos fueron reutilizados para construir Fuerte Navidad, el primer asentamiento español en América. Las dos carabelas restantes, al mando del Almirante, emprendieron el viaje de regreso a España, pero la carabela de Alonso Pinzón se separó de la que capitaneaba Colón a causa de una tormenta, y Pinzón llegó al puerto de Bayona el 18 de febrero de 1493, antes de que Cristóbal Colón arribara a Lisboa. Tan pronto como hubo desembarcado, Alonso Pinzón intentó que los Reyes Católicos le concedieran audiencia para denunciar la traición de Colón antes de que éste diese cuenta de sus descubrimientos al rey de Portugal. Pero la reina Isabel se negó a recibirle. Resignado, Alonso Pinzón zarpó de Bayona y se dirigió a Palos, llegando al puerto de partida el día 15 de marzo de 1493. Le desembarcaron en una parihuela porque llegó muy mermado de fuerzas. Para él el viaje de regreso resultó letal ya que falleció a consecuencia de unas fiebres a los pocos días de haber regresado a su tierra natal. Como Pinzón venía enfrentándose a Colón desde que se inició el viaje, sus amigos le llevaron a una finca que tenía en los límites entre Palos y Moguer. Tal vez su hijo, Arias Pérez Pinzón, no le llevó a su casa de Palos para protegerlo, puesto que Colón lo había amenazado de muerte. Según los testimonios de la época, fue trasladado al monasterio de La Rábida, donde fue atendido por los frailes y hasta que falleció, y allí fue sepultado, siguiendo su última voluntad.

Según el Almirante, la Niña sufrió los efectos de una tempestad que estuvo a punto de hacerla naufragar y Colón hizo escala en las islas Azores y de allí partió el 4 de marzo, poniendo rumbo a Lisboa forzado por otra tormenta. El 9 de marzo Colón se entrevistó con el rey de Portugal, al que informó de cuanto había descubierto e intentó convencer al monarca luso para ponerse a su servicio a cambio de financiar nuevas expediciones y concederle el monopolio del comercio. Esta reunión ya constituía un delito de flagrante traición a los reyes de Castilla y de Aragón que habían sufragado la expedición y a cuyo servicio se encontraba el aventurero genovés. La reina Isabel rechazó todas las acusaciones vertidas sobre Colón y su cuestionable comportamiento durante el viaje, a pesar de las muchas pruebas aportadas, y confió el gobierno de las nuevas tierras al traidor, que siguió informando al rey portugués de sus descubrimientos en ultramar. La información facilitada por el traidor sirvió al rey Juan II para negociar con ventaja el tratado suscrito en la localidad de Tordesillas (Valladolid) el 7 de junio de 1494 con los reyes de Castilla y de Aragón, y en virtud del cual se estableció un reparto de las zonas de navegación y conquista en el océano Atlántico y del Nuevo Mundo mediante una línea situada 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, a fin de evitar conflictos de intereses entre España y Portugal. En el mismo Tratado se establecieron los límites de las pesquerías entre el cabo Bojador y el Río de Oro en el Sáhara Occidental, y los límites del Reino de Fez en el norte de África, en lo que había sido el antiguo Sultanato de los benimerines y después de los watásidas y de los saadíes. Alcanzado el acuerdo con el rey portugués, el traidor partió a Andalucía y el 15 de marzo la Niña arribó al puerto de Palos, con pocas horas de diferencia respecto a la Pinta, capitaneada por Alonso Pinzón, que falleció a los pocos días sin poder informar personalmente a los Reyes Católicos de la traición del Almirante.

En abril de 1493, Colón fue recibido por los Reyes Católicos en un monasterio cercano a Barcelona donde explicó su travesía a lo que él creía que era la India. Pocos años después, cuando Colón fue apartado y destituido de todos sus cargos, los exploradores castellanos se dieron cuenta de que las tierras a las que había llegado el genovés no estaban unidas por tierra con Asia, sino que formaban parte de un continente distinto, al que empezaron a llamar Nueva España. Martín Alonso Pinzón fue determinante en la empresa del Descubrimiento. Su experiencia marinera y su liderazgo quedó patente en los pleitos con Colón surgidos durante la travesía. Fue un héroe en las guerras contra los portugueses, y es muy probable que Colón tuviera noticias sobre Martín Alonso en Portugal, ya que éste era conocido por sus incursiones en las islas Canarias y en el golfo de Guinea. Alonso Pinzón participó en el Descubrimiento como capitán de la Pinta y aportó en metálico una parte de los gastos del viaje. Gracias a su mediación como marino reputado y experto se consiguió enrolar a la tripulación necesaria para el primer viaje de Colón. Los marineros andaluces, incluso los que conocían a Pinzón personalmente, desconfiaban de embarcar en aquella aventura al mando de un extranjero desconocido como Colón. Además, la aventura era arriesgada y, sobre todo, de ganancia incierta, por lo que no presentaba grandes atractivos. La oposición y la indiferencia por el proyecto colombino fueron generalizadas, y difícilmente habría conseguido el traidor reclutar una tripulación de no ser por los Pinzones. También fue primordial el papel jugado por los frailes franciscanos de La Rábida, que pusieron en contacto al genovés con Alonso Pinzón y Pedro Vázquez de la Frontera, viejo marino de la villa muy respetado por su experiencia, y amigo de Martín Alonso, que influyó de manera importante para que el mayor de los hermanos Pinzón se decidiera a apoyar la empresa con fondos. Martín aportó a la empresa dos carabelas: la Pinta y la Niña, ya que sabía que eran «muy aptas para el oficio de navegar», pues las tenía arrendadas. Además, viajó por Palos, Moguer y Huelva, convenciendo a sus parientes y amigos para que se enrolasen, consiguiendo con ello la mejor tripulación posible. Capitaneó la carabela Pinta, desde la cual Rodrigo de Triana avistó la tierra americana.

Colón, en su diario, habló favorablemente de Pinzón en diversas ocasiones por haber sofocado los motines. Sin embargo, una vez descubiertas las nuevas tierras, la relación entre ambos cambió radicalmente, sobre todo a partir del 21 de noviembre de 1492, cuando Martín Alonso se separó de Colón. El almirante genovés demostró con creces su mezquindad lanzando contra Pinzón graves acusaciones de deserción —y no sólo contra Martín Alonso, sino también contra sus hermanos, incluso contra Vicente que le había socorrido cuando la Santa María naufragó—, en el viaje de regreso la carabela de Pinzón se volvió a separar a causa de una tormenta, y Pinzón llegó al puerto de Bayona antes de que Colón arribara a Lisboa. Alonso y sus hermanos Francisco Martín y Vicente Yáñez, descubridor del Brasil, fueron los auténticos héroes españoles en la gran gesta del Descubrimiento. Colón sólo fue un oportunista que ofreció sus servicios a varios monarcas europeos y que traicionó la confianza que la reina Isabel de Castilla había depositado en él. A la conclusión de su primer viaje, Cristóbal Colón fue designado Virrey y Gobernador de las Indias bajo las Capitulaciones de Santa Fe. Esto incluyó la administración de las colonias en la isla de La Española, cuya capital se estableció en Santo Domingo. Al final de su tercer viaje, Colon estaba física y mentalmente exhausto: su cuerpo afligido por artritis y sus ojos inflamados por la oftalmia. En octubre de 1499, envió dos naves a España, pidiendo a la Corte designar a un comisionado real para ayudarlo a gobernar. Por entonces, las acusaciones de tiranía e incompetencia de Colón como gobernador habían llegado a la Corte. La reina Isabel y el rey Fernando respondieron removiendo a Colón del poder y reemplazándolo por Francisco de Bobadilla, miembro de la Orden de Calatrava.

Bobadilla, que fue gobernador desde 1500 hasta su muerte en 1502, había recibido el encargo de investigador las acusaciones de brutalidad hechas contra Colón. Al llegar Bobadilla a Santo Domingo, mientras Colón estaba ocupado con sus exploraciones del tercer viaje, fue recibido con quejas contra los tres hermanos Colón: Cristóbal, Bartolomé y Diego. Un informe de Bobadilla recientemente descubierto asevera que Colón frecuentemente usaba la tortura y la mutilación para gobernar La Española. El informe, de 48 páginas, encontrado en 2006 en el Archivo General de Simancas, contiene testimonios de 23 personas, incluyendo enemigos y partidarios de Colón, acerca del trato de Colón y sus hermanos dispensaban a los súbditos de Castilla durante sus siete años de mandato. De acuerdo con este informe, Colón castigó a un hombre culpable de robar maíz haciéndole cortar las orejas y la nariz, para venderlo luego como esclavo. Los testimonios registrados en el informe aseveran que Colón felicitó a su hermano Bartolomé por «defender a la familia», cuando este último ordenó que una mujer fuera forzada a desfilar desnuda en público y que su lengua fuera cortada por sugerir que Colón era de mal nacimiento. El documento también describía el modo como Colón controló el descontento y revuelta de los nativos. Primero, ordenó una represión brutal en la que los amerindios fueron asesinados y luego sus cuerpos desmembrados arrastrados por las calles en un intento de desalentar cualquier otra rebelión. «El gobierno de Colón se distinguió por ser una forma de tiranía», afirma Consuelo Varela Bueno, historiadora española que estudió y publicó documentos acerca del gobierno de Colón en La Española. «Incluso quienes lo admiraban [a Colón] tuvieron que admitir las atrocidades que habían ocurrido bajo su gobierno». El gobierno de los hermanos Colón en la Isla no cumplió con las expectativas de los Reyes Católicos. Desde un primer momento fue clara la posición de la reina Isabel de Castilla en la defensa de la igualdad de los indios, sus súbditos en el Nuevo Mundo, y los españoles, sus súbditos del Viejo Mundo. Las agresiones a indígenas y la venta de algunos como esclavos era un acto de desobediencia a las órdenes expresas de la reina Isabel la Católica, que había dejado clara su voluntad de que se tratara a los indígenas como súbditos de Castilla y, por lo tanto, como hombres libres. Por ello, Colón fue arrestado después de su tercer viaje y enviado cargado de cadenas ante la reina Isabel por el pesquisidor Francisco de Bobadilla. No se correspondía el comportamiento de Colón con el que Castilla proponía en sus leyes, aunque la distancia, entre otros motivos, propiciaron conductas similares a la de Colón con los indígenas, las cuales fueron denunciadas por fray Bartolomé de las Casas y reprobadas por las Leyes Nuevas. Colón y sus hermanos permanecieron en prisión seis semanas antes de que el rey Fernando ordenara su liberación. Poco después, el rey y la reina llamaron a Colón y a sus hermanos al Palacio de la Alhambra en Granada. Allí, la pareja real escuchó las suplicas de los hermanos, les devolvieron su libertad y riquezas, y después de mucha persuasión, aceptaron financiar el cuarto viaje de Colón. Pero el genovés no recuperó jamás su influencia de antaño. Don Nicolás de Ovando y Cáceres fue nombrado nuevo gobernador de las Indias Occidentales y Cristóbal Colón falleció en Valladolid el 20 de mayo de 1506 por complicaciones derivadas de la gota. Se le enterró inicialmente en el Convento de San Francisco en Valladolid y, posteriormente, sus restos fueron trasladados a la capilla de Santa Ana del Monasterio de la Cartuja en Sevilla en 1509.

El almirante Cristóbal Colón

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