La expedición de Cristóbal Colón partió del puerto
de Palos de la Frontera (Huelva) el 3 de agosto de 1492, con las carabelas
Pinta y Niña, la nao Santa María y con una tripulación de unos noventa hombres.
La Santa María era propiedad de Juan de la Cosa y en ella embarcó Colón. La
Niña y la Pinta fueron elegidas por Martín Alonso Pinzón. La expedición no resultó fácil para nadie y la
noche del 6 al 7 de octubre se produjo un intento de motín en la Santa María
que fue sofocado con la ayuda de los hermanos Pinzón. Sin embargo, entre el 9 y el 10 de octubre el descontento se extendió al resto de la
expedición, tomando los capitanes la determinación de que se volverían en el
plazo de tres días en caso de no divisar tierra. El 12 de octubre, cuando la
tripulación ya estaba inquieta por la larga travesía sin haber llegado a
ninguna parte, el grumete Rodrigo de Triana dio la voz de: «¡Tierra a la
vista!». Sobre este episodio también existe controversia entre los
historiadores, ya que los Reyes Católicos habían ofrecido 10000 maravedís al
primero que avistara tierra, y este premio lo recibió Colón que aseguró en su
cuaderno de bitácora que él había sido el primero en divisar tierra firme varias horas antes que Rodrigo de Triana, que jamás cobró el premio. Los españoles llegaron a una isla llamada Guanahaní,
a la que se rebautizó como San Salvador, en el archipiélago de las Bahamas.
Colón creyó haber cumplido con su ansiada meta de llegar a las Indias navegando
por el mar Atlántico con rumbo oeste, y no fue consciente de que había arribado
a un continente distinto.
Después del 12 de octubre, Colón recorrió otras
islas de las Bahamas hacia el sur hasta llegar a la isla de Cuba, y
posteriormente a La Española (actuales Haití y Santo Domingo). En las costas de
esta isla caribeña, el 25 de diciembre de 1492 se hundió la nao Santa María.
Sus restos fueron reutilizados para construir Fuerte Navidad, el primer asentamiento
español en América. Las dos carabelas restantes, al mando del Almirante, emprendieron el viaje de regreso a España, pero la carabela de
Alonso Pinzón se separó de la que capitaneaba Colón a causa de una
tormenta, y Pinzón llegó al puerto de Bayona el 18 de febrero de
1493, antes de que Cristóbal Colón arribara a Lisboa. Tan pronto como hubo desembarcado,
Alonso Pinzón intentó que los Reyes Católicos le concedieran audiencia para
denunciar la traición de Colón antes de que éste diese cuenta de sus descubrimientos
al rey de Portugal. Pero la reina Isabel se negó a recibirle. Resignado, Alonso
Pinzón zarpó de Bayona y se dirigió a Palos, llegando al puerto de partida el
día 15 de marzo de 1493. Le desembarcaron en una parihuela porque llegó muy
mermado de fuerzas. Para él el viaje de regreso resultó letal ya que falleció a
consecuencia de unas fiebres a los pocos días de haber regresado a su tierra
natal. Como Pinzón venía enfrentándose a Colón desde que se
inició el viaje, sus amigos le llevaron a una finca que tenía en los límites
entre Palos y Moguer. Tal vez su hijo, Arias Pérez Pinzón, no le llevó a su
casa de Palos para protegerlo, puesto que Colón lo había amenazado de muerte. Según
los testimonios de la época, fue trasladado al monasterio de La Rábida, donde fue atendido por los frailes
y hasta que falleció, y allí fue sepultado, siguiendo su última voluntad.
Según el Almirante, la Niña sufrió los efectos de una tempestad que estuvo a punto de hacerla naufragar y Colón hizo escala en
las islas Azores y de allí partió el 4 de marzo, poniendo rumbo a Lisboa forzado por otra
tormenta. El 9 de marzo Colón se entrevistó con el rey de Portugal, al que informó
de cuanto había descubierto e intentó convencer al monarca luso para ponerse a su servicio a
cambio de financiar nuevas expediciones y concederle el monopolio del comercio. Esta reunión ya constituía un delito
de flagrante traición a los reyes de Castilla y de Aragón que habían sufragado la
expedición y a cuyo servicio se encontraba el aventurero genovés. La reina Isabel rechazó todas las
acusaciones vertidas sobre Colón y su cuestionable comportamiento durante el
viaje, a pesar de las muchas pruebas aportadas,
y confió el gobierno de las nuevas tierras al traidor, que siguió informando al rey portugués de sus descubrimientos en ultramar. La información facilitada por el traidor sirvió
al rey Juan II para negociar con ventaja el tratado suscrito en la
localidad de Tordesillas (Valladolid) el 7 de junio de 1494 con los reyes de
Castilla y de Aragón, y en virtud del cual se estableció un reparto de las
zonas de navegación y conquista en el océano Atlántico y del Nuevo Mundo mediante
una línea situada 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, a fin de
evitar conflictos de intereses entre España y Portugal. En el mismo Tratado se
establecieron los límites de las pesquerías entre el cabo Bojador y el Río de
Oro en el Sáhara Occidental, y los límites del Reino de Fez en el norte de
África, en lo que había sido el antiguo Sultanato de los benimerines y después
de los watásidas y de los saadíes. Alcanzado el acuerdo con el rey portugués,
el traidor partió a Andalucía y el 15 de marzo la Niña arribó al puerto de
Palos, con pocas horas de diferencia respecto a la Pinta, capitaneada por
Alonso Pinzón, que falleció a los pocos días sin poder informar personalmente a
los Reyes Católicos de la traición del Almirante.
En abril de 1493, Colón fue recibido por los
Reyes Católicos en un monasterio cercano a Barcelona donde explicó su travesía a
lo que él creía que era la India. Pocos años después, cuando Colón fue apartado y
destituido de todos sus cargos, los exploradores castellanos se dieron cuenta de que las
tierras a las que había llegado el genovés no estaban unidas por tierra con Asia,
sino que formaban parte de un continente distinto, al que empezaron a llamar Nueva
España. Martín Alonso Pinzón fue determinante en la empresa del Descubrimiento.
Su experiencia marinera y su liderazgo quedó patente en los pleitos con Colón
surgidos durante la travesía. Fue un héroe en las guerras contra los
portugueses, y es muy probable que Colón tuviera noticias sobre Martín Alonso en
Portugal, ya que éste era conocido por sus incursiones en las islas Canarias y en el golfo de Guinea. Alonso Pinzón participó en el Descubrimiento como capitán de la Pinta y aportó en metálico una parte de los gastos del viaje. Gracias a su
mediación como marino reputado y experto se consiguió enrolar a la tripulación
necesaria para el primer viaje de Colón. Los marineros andaluces, incluso los que
conocían a Pinzón personalmente, desconfiaban de embarcar en aquella aventura al
mando de un extranjero desconocido como Colón. Además, la aventura era arriesgada y, sobre todo, de ganancia incierta, por lo que no presentaba grandes
atractivos. La oposición y la indiferencia por el proyecto colombino fueron generalizadas,
y difícilmente habría conseguido el traidor reclutar una tripulación de no ser por los
Pinzones. También fue primordial el papel jugado por los frailes franciscanos
de La Rábida, que pusieron en contacto al genovés con Alonso Pinzón y Pedro
Vázquez de la Frontera, viejo marino de la villa muy respetado por su experiencia,
y amigo de Martín Alonso, que influyó de manera importante para que el mayor de
los hermanos Pinzón se decidiera a apoyar la empresa con fondos.
Martín aportó a la empresa dos carabelas: la Pinta y la Niña, ya que sabía que eran
«muy aptas para el oficio de navegar», pues las tenía arrendadas. Además,
viajó por Palos, Moguer y Huelva, convenciendo a sus parientes y amigos para que
se enrolasen, consiguiendo con ello la mejor tripulación posible. Capitaneó la
carabela Pinta, desde la cual Rodrigo de Triana avistó la tierra americana.
Colón, en su diario, habló favorablemente de
Pinzón en diversas ocasiones por haber sofocado los motines. Sin embargo, una
vez descubiertas las nuevas tierras, la relación entre ambos cambió
radicalmente, sobre todo a partir del 21 de noviembre de 1492, cuando Martín Alonso se
separó de Colón. El almirante genovés demostró con creces su mezquindad
lanzando contra Pinzón graves acusaciones de deserción —y no sólo contra Martín
Alonso, sino también contra sus hermanos, incluso contra Vicente que le había
socorrido cuando la Santa María naufragó—, en el viaje de regreso la carabela
de Pinzón se volvió a separar a causa de una tormenta, y Pinzón llegó al puerto
de Bayona antes de que Colón arribara a Lisboa. Alonso y sus hermanos Francisco
Martín y Vicente Yáñez, descubridor del Brasil, fueron los auténticos héroes
españoles en la gran gesta del Descubrimiento. Colón sólo fue un
oportunista que ofreció sus servicios a varios monarcas europeos y que
traicionó la confianza que la reina Isabel de Castilla había depositado en él.
A la conclusión de su primer viaje, Cristóbal Colón fue designado Virrey y
Gobernador de las Indias bajo las Capitulaciones de Santa Fe. Esto incluyó la
administración de las colonias en la isla de La Española, cuya capital se
estableció en Santo Domingo. Al final de su tercer viaje, Colon estaba física y
mentalmente exhausto: su cuerpo afligido por artritis y sus ojos inflamados por la oftalmia.
En octubre de 1499, envió dos naves a España, pidiendo a la Corte designar a un
comisionado real para ayudarlo a gobernar. Por entonces, las acusaciones de
tiranía e incompetencia de Colón como gobernador habían llegado a la Corte. La
reina Isabel y el rey Fernando respondieron removiendo a Colón del poder y
reemplazándolo por Francisco de Bobadilla, miembro de la Orden de Calatrava.
Bobadilla, que fue gobernador desde 1500 hasta su muerte en 1502, había recibido el encargo de
investigador las acusaciones de brutalidad hechas contra Colón. Al llegar
Bobadilla a Santo Domingo, mientras Colón estaba ocupado con sus exploraciones
del tercer viaje, fue recibido con quejas contra los tres hermanos Colón:
Cristóbal, Bartolomé y Diego. Un informe de Bobadilla recientemente descubierto
asevera que Colón frecuentemente usaba la tortura y la mutilación para gobernar La
Española. El informe, de 48 páginas, encontrado en 2006 en el Archivo General de
Simancas, contiene testimonios de 23 personas, incluyendo enemigos y
partidarios de Colón, acerca del trato de Colón y sus hermanos dispensaban a los súbditos de Castilla durante sus siete años de mandato. De acuerdo con este informe,
Colón castigó a un hombre culpable de robar maíz haciéndole cortar las orejas y
la nariz, para venderlo luego como esclavo. Los testimonios registrados en el
informe aseveran que Colón felicitó a su hermano Bartolomé por «defender a la
familia», cuando este último ordenó que una mujer fuera forzada a desfilar
desnuda en público y que su lengua fuera cortada por sugerir que Colón era de
mal nacimiento. El documento también describía el modo como Colón controló el
descontento y revuelta de los nativos. Primero, ordenó una represión brutal en
la que los amerindios fueron asesinados y luego sus cuerpos desmembrados
arrastrados por las calles en un intento de desalentar cualquier otra rebelión. «El gobierno de Colón se distinguió por ser una
forma de tiranía», afirma Consuelo Varela Bueno, historiadora española que
estudió y publicó documentos acerca del gobierno de Colón en La Española. «Incluso quienes lo admiraban [a Colón] tuvieron
que admitir las atrocidades que habían ocurrido bajo su gobierno». El gobierno de los hermanos Colón en la Isla no cumplió con las expectativas de los Reyes Católicos. Desde un primer momento
fue clara la posición de la reina Isabel de Castilla en la defensa de la igualdad
de los indios, sus súbditos en el Nuevo Mundo, y los españoles, sus súbditos del
Viejo Mundo. Las agresiones a indígenas y la venta de algunos como esclavos era
un acto de desobediencia a las órdenes expresas de la reina Isabel la Católica, que
había dejado clara su voluntad de que se tratara a los indígenas como súbditos
de Castilla y, por lo tanto, como hombres libres. Por ello, Colón fue arrestado después de su
tercer viaje y enviado cargado de cadenas ante la reina Isabel por el pesquisidor Francisco
de Bobadilla. No se correspondía el comportamiento de Colón con el que Castilla proponía en sus leyes, aunque la distancia, entre otros motivos, propiciaron
conductas similares a la de Colón con los indígenas, las cuales fueron
denunciadas por fray Bartolomé de las Casas y reprobadas por las Leyes Nuevas.
Colón y sus hermanos permanecieron en prisión seis semanas antes de que el rey
Fernando ordenara su liberación. Poco después, el rey y la reina llamaron a
Colón y a sus hermanos al Palacio de la Alhambra en Granada. Allí, la pareja
real escuchó las suplicas de los hermanos, les devolvieron su libertad y
riquezas, y después de mucha persuasión, aceptaron financiar el cuarto viaje de
Colón. Pero el genovés no recuperó jamás su influencia de antaño. Don Nicolás de Ovando y Cáceres fue nombrado nuevo gobernador de
las Indias Occidentales y Cristóbal Colón falleció en Valladolid el 20 de mayo
de 1506 por complicaciones derivadas de la gota. Se le enterró inicialmente en
el Convento de San Francisco en Valladolid y, posteriormente, sus restos fueron
trasladados a la capilla de Santa Ana del Monasterio de la Cartuja en Sevilla
en 1509.
El almirante Cristóbal Colón |
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