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jueves, 10 de agosto de 2017

Stalin y la instauración de la dictadura del proletariado en la URSS

En la mayor parte de los manuales de Historia y Ciencias Políticas suelen distinguirse los siguientes periodos relativos a la evolución revolucionaria en la Rusia inmediatamente posterior a la toma del poder por los bolcheviques de Lenin, Trotsky y Stalin. Estos periodos caracterizan situaciones políticas y económico-sociales diversas. El primer periodo va de 1917 a 1921, durante el cual se desarrolla la etapa llamada del «comunismo de guerra». El segundo se extiende desde 1921, basado en una orientación económica menos radical y más transigente con los criterios económicos tradicionales; se trata de la época de la Nueva Política Económica (NEP), que se cierra con los debates y decisiones tomadas en 1927-1928. El tercer periodo dio comienzo en este último año mediante la planificación de la economía y de las actividades sociales y políticas anejas. 
De este modo, los planes quinquenales, centralizados e imperativos, regularían la producción, distribución y consumo de la nueva economía soviética (primer plan quinquenal, 1928-1932; segundo, 1933-1937; tercero, interrumpido por la Segunda Guerra Mundial, 1938-1942).
El «comunismo de guerra» coincide con el fin de la Primera Guerra Mundial y con la guerra civil rusa contra los blancos, adversarios de los rojos bolcheviques, apoyados por una gran parte de las potencias europeas y Estados Unidos, que incluso intervinieron directamente en la guerra contra los soviets revolucionarios invocando la defensa de sus intereses. En noviembre de 1921, las últimas tropas rusas abandonaron el territorio ruso de la península de Crimea.
Los soviets habían derrotado a los intervencionistas extranjeros y superado tan dura prueba, pero su «comunismo de guerra», consistente en la nacionalización de todos los medios de producción, incluida la producción agraria, derivó en terribles consecuencias: caos en la producción y distribución, escasez, plagas de todo género como secuela de las hambrunas y malas cosechas, rebeliones de campesinos y de los marinos de Kronstadt (febrero de 1921), miseria, paro y una profunda depresión generalizada.
Valga decir que los efectos de la Gran Depresión en Estados Unidos en la década siguiente, no fueron menos catastróficos y duros para los campesinos y obreros norteamericanos.
Desde febrero de 1921, Lenin convocaba una «comisión del plan económico» o Gosplan, que coordinase la producción general y estableciera unos criterios más en consonancia con la situación. La Constitución política aprobada el 10 de junio de 1918, inspirada en los puntos básicos del «comunismo de guerra» y de la República Socialista Federal de Rusia, imitada por todos los demás territorios a medida que eran arrebatados a los ejércitos blancos, había decretado la dictadura del proletariado y la rígida jerarquización del poder centralizado en el aparato del partido bolchevique; el único tolerado. El congreso de los soviets, que surgía del sufragio restringido de los sectores «no explotadores», emanaba en grados diferentes de los soviets locales, provinciales, regionales, etc. De dicho congreso, una especie de Parlamento muy numeroso, salía elegido el Comité Central Ejecutivo de los Soviets (200 miembros), de cuyo núcleo se designaba al Consejo de los Comisarios del Pueblo, verdadero gobierno revolucionario de la República. El Partido Comunista controlaba y presentaba todas las listas desde el escalón de los soviets locales, hasta los peldaños más elevados en la jerarquía bolchevique supuestamente representativa del pueblo.
La etapa de la NEP significaba la aceptación de principios de producción económica que se encontraba en el antiguo régimen capitalista, al que los burócratas bolcheviques culpaban de todos los males pretéritos, presentes y futuros. Con la NEP se implantaba, de hecho, una economía mixta, mitad centralizada y mitad libre para las iniciativas en el sector del comercio interior, los propietarios de las tierras (kulakes), empresas privadas y capital exterior, con excepción de la gran industria pesada, las obras públicas y los antiguos bancos comerciales, que quedaban reservados al Estado soviético.
La NEP tiene por virtud el reconocimiento a la nueva República un mayor crédito en el exterior y un reconocimiento diplomático progresivo por parte de algunas naciones que se habían negado al reconocimiento del nuevo Estado antes de 1921. Finalmente se impone la realidad de los hechos consumados y en 1922 se firma el Tratado de Rapallo, mediante el cual Gran Bretaña, Italia y Francia reconocían al nuevo régimen surgido tras la Revolución bolchevique de 1917. A esta nueva situación va a corresponderle una orientación política, constitucional y pluralista dentro del Partido Comunista soviético. La Constitución del 31 de enero de 1924, primera de aplicación obligada en todas las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), fue presentada por el 1er Congreso de los soviets de la Unión Soviética en 1923, mediante una fórmula más próxima a la convencional de los países democráticos y liberales, y aprobada por el 2º Congreso. Las instituciones políticas adoptan el cuadro federal; un sistema bicameral —el Soviet de la Unión, con un número de diputados proporcional a la población de cada estado federado, y el Soviet de las Nacionalidades, con igual número de representantes para cada república federal—, del que emana un Presídium conjunto; un poder ejecutivo con comisarios —ministros— de doble función, para la Unión o con competencias no federales.
Intensos debates tuvieron lugar respecto del sistema de la NEP durante los años 1925 a 1927. La muerte de Lenin en 1924 privó de una autoridad personalizada al partido y al gobierno soviéticos, pero hasta 1927-1928 la discusión interior fue amplia y exenta de violencias de envergadura. Entre 1925 y 1927, las deliberaciones más sobresalientes en el gobierno y en el comité central del partido comunista (PCUS) enfrentan a Stalin y a Trotsky, que sostienen, respectivamente, las tesis del «socialismo en un solo país» defendida por el primero —la nueva Rusia demanda prioridad absoluta para afianzar el socialismo soviético— frente a la de la «revolución permanente», estimulando la revolución comunista en todos los países del mundo de la que era decidido partidario Trotsky. Estos enfrentamientos terminaron con la exclusión de Trotsky del puesto de comisario del pueblo para la guerra (1925) y del partido y ordenada su expulsión del territorio soviético en 1927.
Al mismo tiempo se desarrolló una auténtica purga con nuevas expulsiones que confirmaban la preponderancia de Stalin y una visión más realista y cercana a los proyectos de consolidación y afirmación interior de la economía soviética y del partido comunista como su protagonista indiscutido e indiscutible en el interior del partido. La liquidación de la democracia en el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) tiene lugar en noviembre de 1927 y los planes quinquenales que acaban con la NEP dan comienzo en 1928. De ellos va a surgir la colectivización radical de la agricultura, la voluntad de convertir a la URSS en una gran potencia industrial y militar, dando para ello prioridad absoluta a las industrias pesadas y de armamento, así como a las siderúrgicas y a la minería, y colocando a los burócratas del Partido comunista afines a Stalin en la dirección de los asuntos políticos, económicos y militares. La dictadura del proletariado estaba en marcha bajo la férrea batuta de Josif Stalin.
A la etapa de la transformación económica y social acelerada por medio de los planes quinquenales, que afectaron principalmente a la población agrícola, mediante la colectivización forzosa del ciento por ciento de la producción mediante la creación de cooperativas agrícolas y granjas del Estado; esto originó la ruina de los pequeños acumuladores de tierras (kulakes), y el inicio de una cruel etapa de sufrimientos durante los periodos de adaptación forzosa a las nuevas directrices económicas.
La brutal dictadura comunista instaurada por Josif Stalin, afianzada progresivamente a partir de 1930 —aprovechando que las grandes potencias tenían sus propios problemas tras el desplome de la economía mundial— fue entrando en una deriva de purgas, deportaciones, fusilamientos y la más violenta de las represiones entre 1936-1939, coincidiendo, además, con la Guerra Civil española, en la que los soviéticos intentaron influir para crear en España una nueva dictadura del proletariado a imagen y semejanza de la que se había instaurado en la URSS.
España fue el único país del mundo donde el comunismo fue derrotado política y militarmente: en Europa del Este, China, Corea, Vietnam y Cuba —por citar algunos— el comunismo triunfaría a pesar de la intervención militar de los Estados Unidos para impedirlo.

Lenin y Stalin: principales líderes, con Trotsky, de la Revolución bolchevique



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