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lunes, 15 de enero de 2018

¿Fue Cristóbal Colón un espía portugués?

Aunque es poco conocida, existe una teoría sobre el origen portugués de Cristóbal Colón que surgió en los años treinta del siglo XX. Su primer defensor fue Patrocinio Ribeiro, que apuntó que algunos topónimos usados por Colón para nombrar sus descubrimientos se encuentran también en Portugal. El exministro luso Manuel Pestana Júnior publicó casi simultáneamente su teoría de que Colón habría sido un agente secreto del rey Juan II de Portugal y autores posteriores le otorgarían a Colón un origen aristocrático portugués. La teoría de que Colón fue un espía al servicio de Portugal no es ni mucho menos descabellada. Al regresar de su primer viaje, la nave de Colón hizo escala en las islas portuguesas de las Azores y desde allí llegó el 4 de marzo a Lisboa, forzada por otra tormenta, según el almirante. El 9 de marzo Colón fue llevado ante el rey Juan II de Portugal, al que intentó convencer de que la expedición no interfería con sus posesiones atlánticas, pero no se sabe a ciencia cierta de qué habló el navegante con el monarca luso, al que ya había visitado antes de iniciar su viaje de descubrimiento. Algunos cortesanos propusieron que se ejecutase a Colón por haber violado el Tratado de Alcázovas (1479) pero el Rey finalmente lo dejó libre.
Cuando las delegaciones castellana y portuguesa se reunieron para negociar el Tratado de Tordesillas en junio de 1494, los representantes de Isabel de Castilla se mostraron sorprendidos al comprobar que los plenipotenciarios portugueses parecían estar perfectamente enterados de los descubrimientos hechos por Colón en ultramar y, como consecuencia de ese conocimiento, los representantes de Juan II de Portugal lograron establecer la línea que delimitaba las zonas de navegación y conquista del océano Atlántico y del Nuevo Mundo a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. En la práctica este tratado garantizaba al Reino portugués que los españoles no interferirían en su ruta del cabo de Buena Esperanza, y que los primeros no lo harían en las recientemente descubiertas Antillas, pero Portugal se benefició enormemente pues así fue cómo las ricas tierras del Brasil quedaron incluidas en su área de influencia.
Después de su primer viaje, Cristóbal Colón fue nombrado, a petición propia, Virrey y Gobernador de las Indias bajo las Capitulaciones de Santa Fe. Esto incluyó la administración de las colonias en la isla de La Española, cuya capital se estableció en Santo Domingo. Desde el primer momento, las acusaciones de tiranía e incompetencia de Colón como gobernador habían llegado a la Corte castellana. Pero como sucediera cuando los Pinzones acusaron al almirante de traición, la reina Isabel se mostró inflexible en su apoyo incondicional al navegante. No sería hasta 1499 cuando el desleal aventurero fue reemplazado por don Francisco de Bobadilla, miembro de la Orden de Calatrava.
Bobadilla, fue gobernador de 1500 a 1502, cuando falleció debido a una tormenta, también había recibido el encargo de investigar las acusaciones de brutalidad con los nativos, y de desprecio a la nobleza castellana, hechas contra Colón. Al llegar Bobadilla a Santo Domingo, mientras Colón estaba ocupado con sus exploraciones del tercer viaje, fue recibido con quejas contra los tres hermanos Colón: Cristóbal, Bartolomé y Diego. Un informe de Bobadilla recientemente descubierto asegura que Colón frecuentemente usaba la tortura y la mutilación para gobernar La Española. El informe de 48 páginas, encontrado en 2006 en el Archivo General de Simancas, contiene testimonios de 23 personas, incluyendo enemigos y partidarios de Colón, acerca del ignominioso trato que Colón y sus hermanos dispensaron a los nuevos súbditos coloniales y a los nobles castellanos durante sus siete años de mandato. De acuerdo con este informe, Colón castigó a un hombre culpable de robar maíz haciéndole cortar las orejas y la nariz, para venderlo luego como esclavo. Los testimonios registrados en el informe atestiguan también que Colón felicitó a su hermano Bartolomé por «defender a la familia» cuando éste ordenó que una mujer fuera forzada a desfilar desnuda en público y que le fuera cortada la lengua por sugerir que Colón era de incierto nacimiento, lo que venía a decir que era un bastardo o un hideputa. El documento también describía cómo Colón reprimió el descontento y la revuelta de los indígenas. Primero, ordenó una represión brutal en la que los nativos fueron asesinados y sus cuerpos desmembrados arrastrados por las calles en un intento de conjurar otra rebelión.
El tiránico gobierno de los hermanos Colón en La Española no cumplió con las expectativas de los Reyes Católicos. Desde un primer momento fue clara la posición de la reina Isabel de Castilla en la defensa de la igualdad de los indios, sus súbditos del Nuevo Mundo, y los españoles, sus súbditos del Viejo Mundo. Las agresiones a indígenas y la venta de algunos como esclavos era un desobediencia de las órdenes expresas de la Reina Católica, que había dejado clara su voluntad de que se tratara a los indígenas como súbditos de Castilla, y por lo tanto, como hombres libres. Por este motivo, Colón fue arrestado luego de su tercer viaje y enviado con cadenas ante la reina Isabel por el pesquisidor Francisco de Bobadilla. No correspondía el comportamiento de Colón con el que España proponía en sus leyes, aunque la distancia, entre otros motivos, propiciara conductas similares a las de Colón y sus hermanos con los indígenas, las cuales fueron denunciadas por Fray Bartolomé de las Casas y reprobadas por las Leyes Nuevas. Colón y sus hermanos permanecieron en prisión seis semanas antes de que el rey Fernando ordenara su liberación. Al poco tiempo, los Reyes Católicos llamaron a Colón y a sus hermanos al palacio de la Alhambra en Granada. Allí los Reyes escucharon las súplicas de los hermanos, les devolvieron su libertad y riqueza, y luego de mucha persuasión, aceptaron financiar el cuarto viaje de Colón. Pero se cerró firmemente la posibilidad de que Colón repitiese como gobernador de las Indias Occidentales. Cargo que recayó en Nicolás de Ovando y Cáceres.

Las carabelas de Castilla navegando hacia el Nuevo Mundo

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