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martes, 25 de julio de 2017

Con faldas y a lo loco (1959)

Some Like It Hot, estrenada en España bajo el título Con faldas y a lo loco, es una magnífica comedia de 1959 dirigida y producida por Billy Wilder y protagonizada por Marilyn Monroe, Tony Curtis y Jack Lemmon. Ambientado en 1929, el argumento gira en torno a dos músicos que son testigos de la masacre de San Valentín y se disfrazan de mujer con el fin de escapar de la mafia. Some Like It Hot es la versión estadounidense, adaptada por el propio Wilder y I.A.L. Diamond, de la película francesa Fanfare d’amour (1935) con guion de Peter Thoeren y Michael Logan. La famosa última frase de la película la escribió Diamond la noche antes de terminar el rodaje, e insistió en que era divertida por lo inesperada; la última reacción que el público esperaría a la revelación de Jerry «¡Soy un hombre!» es el filosófico encogimiento de hombros de Osgood acompañado del célebre «Nadie es perfecto». Otro de los momentos que se recuerdan con más cariño es el anuncio de compromiso de Daphne. Lemmon toca las maracas en un absurdo éxtasis que constituye una obra maestra del timing cómico. Wilder insistía en los estallidos de júbilo de las calabazas repiqueteando con la intención de dejar tiempo al público para que se riera a placer entre las divertidas frases. También hizo caso omiso de las objeciones a filmar en blanco y negro para subrayar la ambientación en la época y, de paso, disimular el maquillaje de los dos protagonistas masculinos. Su transformación es muy divertida, pero en tecnicolor hubiera resultado grotesca. Los expertos de la industria del cine pronosticaron que la película sería un fracaso de público y de recaudación en taquilla porque rompía varias de las reglas tradicionales del cine cómico: a saber; la historia nace del truculento asesinato de varios hampones por otros gánsteres rivales, y el guión sólo estaba escrito a medias cuando se inició el rodaje del filme, que dura unas dos horas, metraje que sus detractores consideraron excesivo. Pero al público le encantó la película y aún se sigue visionándose, cincuenta y siete años después de su estreno, cuando la proyectan en las televisiones, lo mismo en las públicas que en las de pago. El American Film Institute la eligió como «la mejor comedia de todos los tiempos». Ciertamente, esta legendaria comedia de travestismo es tremendamente divertida y chispeante de principio a fin, con situaciones geniales, gags inteligentes, ritmo vertiginoso y unas actuaciones sensacionales, en especial la del gran icono sexual de los años 1950: Marilyn Monroe en estado de gracia. Aunque los cambios de humor de la actriz durante el rodaje llegaron a exasperar a sus compañeros de reparto, sobre todo a Tony Curtis y al director. La afectación de Curtis en su disfraz de mujer implica un control distante que contrasta de manera soberbia con el desinhibido Jack Lemmon, en una de las mejores actuaciones de su dilatada carrera artística.


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