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viernes, 19 de enero de 2018

Los celtas en la península Ibérica

El uso del término «celta» para referirse a las gentes de Irlanda y algunas zonas de Gran Bretaña surgió en el siglo XVIII. Los antiguos romanos se referían a los celtas como galos. Los celtas o galos eran un grupo de pueblos indoeuropeos establecidos antiguamente en la mayor parte de la Galia, en las islas Británicas, y en buena parte de la península Ibérica, así como en Italia septentrional, Suiza, oeste y sur de Alemania, Austria, Bohemia, Galicia en Polonia y la región de Galacia en el Asia Menor donde eran conocidos como gálatas. También se conoce como lenguas celtas el grupo de dialectos indoeuropeos, dividido en continentales e insulares, que comprende, entre otras, el gaélico, el britano, el galo, el celtíbero y el gálata. En algún momento de la Edad del Hierro, entre los años 1200 y 600 a.C., los celtas llegaron a la península Ibérica. No formaban un único pueblo, unificado bajo un mismo rey o una misma lengua común, eran un conjunto de pueblos que llegaron a la Península procedentes de Europa Central y hablaban lenguas indoeuropeas, lo que sugiere un origen común. El término «celta» se utiliza a menudo para describir a la gente, las culturas y lenguas de muchos grupos étnicos de las islas Británicas; en Francia la región de Bretaña; Galicia, Cantabria y Asturias en España; Portugal en la región septentrional. Parece ser que los celtas, después de asentarse en el Continente, pasaron a Gran Bretaña e Irlanda y contribuyeron al crecimiento de aquellas regiones insulares. Vivían en pueblos amurallados llamados castros. Los griegos los llamaron primeramente hiperbóreos; después fueron llamados keltoi o «gente oculta», término que proviene del griego Hecateo de Mileto que vivió en el siglo VI a.C. No se puede hablar de un Estado propiamente celta, ya que cada zona tenía su líder, y siendo los celtas un pueblo guerrero como eran, siempre había rivalidades entre los caudillos de las diversas tribus. Los celtas colonizaron y poblaron buena parte de Europa occidental en la primera Edad del Hierro (1200-400 a. C.) en torno a los Alpes (periodo Hallstatt) y más tarde en el hierro tardío (periodo La Tène), y que fueron así llamados por los geógrafos griegos y latinos.
Los celtíberos
Se discute mucho todavía sobre si se produjo en la península Ibérica un desplazamiento, una conquista, una alianza, asimilación, pacto o fusión entre celtas e iberos, ya fuera de buen grado o como siervos. Las primeras referencias escritas sobre los celtíberos se deben a geógrafos e historiadores grecolatinos (Estrabón, Tito Livio, Plinio y otros), aunque su estudio, que arranca del siglo XV, no adquiere rango científico hasta los inicios del siglo XX, cobrando un renovado impulso en los últimos años. Aún hoy se discuten aspectos claves para una definición más ajustada de los celtas: los confines de su procedencia, su cultura o su propia genealogía. Los datos disponibles son contradictorios y las teorías de los autores difieren sobre el tema. Incluso podría darse una mezcla de todas las opciones posibles ya que las densidades de población y los recursos disponibles son muy especulativas. Las relaciones e influencias mutuas cambiaron con el paso del tiempo. La cultura de los celtíberos hizo suya la herencia de los iberos, de quienes adoptaron el sistema de escritura, posiblemente heredado, a su vez, de los fenicios. Tras la caída de Numancia en poder de Roma en el 133 a.C., su territorio pasó a formar parte de la provincia de Hispania Citerior.

El rey celta Breogán reinó en buena parte del territorio de la actual Galicia y, según las tradiciones irlandesas recogidas en una compilación del siglo XI, el Lebor Gabála Érenn («Libro de las Conquistas Irlandesas»), que narra las diversas invasiones que habría sufrido la isla Esmeralda, el rey Breogán construyó en la ciudad de Brigantia, situada en el noroeste de la península Ibérica, una torre de altura tal que sus hijos podían ver una distante orilla verde desde su cima. La visión de esa lejana tierra les llevó a cruzar el mar hacia el norte hasta Irlanda, donde Ith sería asesinado. En venganza, los hijos de Mil (Míl Espáine, el legendario personaje conocido como el «Soldado de Hispania» mencionado en el Libro de las Conquistas, nieto de Breogán y sobrino de Ith) navegaron desde Brigantia a Irlanda y la conquistaron. Los monjes irlandeses del siglo XI que efectuaron la compilación relacionaron la Brigantia de Breogán con la ciudad galaica de Brigantium, que según las distintas versiones pudo ser La Coruña o Betanzos. En el siglo XIX, el mito fue difundido por historiadores románticos gallegos, que llegaron incluso a identificar la torre de Breogán con la Torre de Hércules de La Coruña. Del mismo modo, Breogán es representado como el padre mitológico del pueblo gallego.

Estatua del legendario rey Breogán junto a la Torre de Hércules en La Coruña

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