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miércoles, 11 de abril de 2018

Las batallas de Egospótamos y Queronea


Hacia el final de la guerra del Peloponeso, en el último cuarto del siglo V a.C., las fuerzas atenienses bajo la dirección de Alcibíades fueron ganando terreno hasta conseguir la completa reconquista del Bósforo, restableciendo la vía de abastecimiento del trigo desde Sarmacia (actual Ucrania).
En el año 407 a.C., Alcibíades regresó triunfalmente a Atenas, donde volvieron a elegirle general, pero al poco tiempo, los espartanos al mando de Lisandro con 70 barcos lo derrotaron en la batalla naval de Notio, perdiendo 22 barcos de los 80 que mandaba, por lo que la Asamblea ateniense lo sustituyó por el general Conón.
Temiendo por su persona, Alcibíades se retiró a una fortaleza en el Helesponto.
Durante el invierno siguiente, Lisandro terminó su año de mandato y fue sustituido por Kalicátrides, quien asumió el mando de una flota combinada compuesta por 140 trirremes. Obligó a Conón a presentar batalla frente a Mitilene y lo derrotó, hundiendo 30 de sus 70 naves y bloqueando su escuadra en dicha ciudad.
Al año siguiente (-406), Kalicátrides, que ahora disponía de 170 naves, dejó 50 en el bloqueo de Mitilene y con el resto se enfrentó a los atenienses en la batalla naval de Arginusas, al sur de Lesbos, sufriendo una aplastante derrota en la que perdió 70 naves y murió en el combate.
Seguramente los atenienses podrían haber destruido toda la flota espartana, pero una tormenta puso fin al combate e impidió a los atenienses recoger a los náufragos de los 25 buques de su flota echados a pique.
Esta victoria significó que Atenas recuperara el dominio del Egeo oriental, por lo que rechazó la paz que le ofrecía Esparta.
Entonces el rey persa Ciro el Joven instó a Esparta para que designara a Lisandro comandante en jefe de su flota, pero como las leyes espartanas prohibían que una persona ocupara por dos cursos consecutivos el mismo cargo, nombraron a otro almirante y pusieron a Lisandro como su segundo, aunque ejercía el mando efectivo de la armada.
Lisandro se dirigió a Éfeso y con la ayuda financiera de Persia incrementó rápidamente el número de trirremes de su flota.
En el año -405, la escuadra espartana zarpó en dirección a Rodas, regresó al norte bordeando la costa asiática y traspasó el Helesponto poniendo sitio a Lámpsaco con el propósito de interceptar el tráfico de suministros en el Ponto Euxino (mar Negro).
Lisandro disponía de 200 naves y al día siguiente se preparó para el combate. La flota ateniense salió a su encuentro, pero Lisandro eludió el combate regresando a Lámpsaco por lo que los atenienses regresaron a Egospótamos.
Esta rutina se repitió durante cuatro días hasta que Alcibíades le recomendó a Conón que se trasladase a Sesto donde tendría un puerto de refugio y una ciudad segura para reabastecerse. Pero los generales atenienses no le hicieron caso y le conminaron a retirarse.
Al quinto día, cuando los atenienses zarparon de Egospótamos y se dirigieron a Sesto donde desembarcaron para aprovisionarse, y estando ocupados en esta faena la flota de Lisandro se lanzó sobre ellos a gran velocidad.
Conón no logró reembarcar a todas las tripulaciones que se encontraban dispersas y no pudo disponer convenientemente las naves para el combate. Solo el propio Conón con nueve naves se pudo hacer a la mar, el resto fue capturado en la playa, haciendo los espartanos muchos prisioneros, aunque algunos se refugiaron en las fortificaciones cercanas.
Conón comprendió la magnitud del desastre sufrido y se dirigió a Abarnis, para después buscar refugio en la isla de Chipre. Más tarde envió una nave a Atenas con la noticia de lo sucedido. En la acción de Egospótamos, que en realidad no fue una batalla sino una escaramuza, los espartanos capturaron 170 naves atenienses mientras éstas estaban varadas en la costa y unos 4.000 combatientes áticos fueron hechos prisioneros y degollados en las mismas playas donde fueron capturados.
Tras su victoria, Lisandro navegó a Bizancio y Calcedonia, ciudades que lo recibieron triunfalmente y envió a Atenas sus embajadas con salvoconductos para negociar la paz. Su idea era que cuantas más personas hubiera en Atenas, más fácilmente caería ésta por el hambre.
En Atenas, una vez conocida la noticia de la derrota de su escuadra, la Asamblea resolvió bloquear los puertos, reforzar las murallas y fortificaciones costeras y colocar la ciudad en estado de sitio bajo el mando del general Éufrates.
Pausanias, rey de Esparta, reclutó tropas de la Liga del Peloponeso y se dirigió a Atenas para iniciar el asedio por tierra. Poco después arribaron las naves de Lisandro. Su escuadra estaba compuesta por 150 barcos que procedieron al bloqueo naval de Atenas.
Después de varios meses de asedio, en los que el pueblo de Atenas se sublevó contra Cleofonte y le dio muerte, la ciudad se rindió. Las condiciones del armisticio fueron muy duras: Atenas demolería sus murallas y todas las fortificaciones del Pireo. Asimismo, renunciaría a todas sus posesiones de ultramar y en Asia Menor, quedando su área de influencia reducida a la región del Ática y Salamina. Atenas entregaría el resto de su marina de guerra, salvo 12 naves menores, se garantizaría a los exiliados el derecho de regresar a su patria y Atenas entraría a formar parte de la Liga del Peloponeso liderada por Esparta.
La derrotada Atenas aceptó estos durísimos términos y Lisandro entró en El Pireo el 4 de abril del 404 a.C.
La victoria espartana en Egospótamos marcó el final de la guerra del Peloponeso iniciada en -431 y colocó a Esparta en una posición de completo dominio en Grecia, hasta su propia derrota en la batalla de Leuctra, librada el 6 de julio de 371 a.C., y en la que se enfrentaron Tebas y Esparta y sus respectivos aliados.
La batalla tuvo lugar en los terrenos cercanos a Leuctra, un pueblo de Beocia, y terminó con la victoria tebana gracias a las innovadoras tácticas militares de su comandante, Epaminondas, lo que supuso el comienzo de la hegemonía tebana y el ocaso definitivo de Esparta que no volvería a ser una potencia militar.
Tampoco duraría mucho la hegemonía tebana sobre las demás polis griegas. En el año 338 a.C. se libró la batalla de Queronea entre las fuerzas del rey Filipo II de Macedonia y una alianza de polis griegas liderada por Atenas y Tebas y se resolvió con la aplastante victoria de los macedonios.
Hoplita ateniense del siglo V a.C.


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