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domingo, 14 de mayo de 2017

Medusa: la temible gorgona

En la mitología griega, Medusa era una monstruosa deidad cetónica que convertía en piedra a aquellos que la miraban fijamente a los ojos. Fue decapitada por el héroe Perseo, quien después usó su cabeza como arma disuasoria hasta que se la dio a la diosa Atenea para que la pusiera en su escudo. Las tres gorgonas –Medusa, Esteno y Euríale– eran hijas de Tifón y Equidna.
Las gorgonas eran enemigas del hombre. En una oda escrita por Píndaro hacia el 490 a.C. ya se habla de la «Medusa de bellas mejillas». En una versión posterior del mito narrada por el poeta romano Ovidio, Medusa era inicialmente una hermosa doncella a la que describía como «la celosa aspiración de muchos pretendientes» y sacerdotisa del templo de Atenea, pero cuando fue violada por Poseidón, dios del Mar, la enfurecida diosa transformó el hermoso cabello de la joven Medusa en sierpes.
Medusa estaba embarazada de Poseidón cuando fue decapitada mientras dormía por Perseo, que había sido enviado a buscar su cabeza por el rey Polidectes de Sérifos. Con la ayuda de Atenea y Hermes, que le dio las sandalias aladas, el casco de invisibilidad de Hades, una espada y un escudo espejado, el héroe fue a visitar a las Grayas para que le dijeran dónde se encontraba la cueva de las Gorgonas. Finalmente el héroe mató a Medusa acercándose a ella sin mirarla directamente a los ojos sino observando el reflejo de la Gorgona en el escudo para evitar quedar petrificado. Su mano fue guiada por Atenea y así cortó su cabeza. Las hermanas de Medusa lo buscaron para vengarse, pero Perseo escapó volviéndose invisible gracias al casco de Hades. Del cuello de Medusa brotó su descendencia: el caballo alado Pegaso y el gigante Crisaor.
Medusa convertía a los hombres en piedra con su mirada



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