Chrétien de Troyes cargó
de simbología su obra, porque iba dirigida a un público muy reducido, que
pertenecía al clero y al sector culto de la nobleza. Aquellos eran tiempos de
un analfabetismo generalizado en toda Europa, donde condes y duques tenían «a
orgullo no saber leer ni escribir, ya que estas funciones las delegaban en sus
siervos». El Grial ha de verse
como el Sagrado Cáliz de la eucaristía: «un objeto sacrosanto que proporciona
el único alimento que puede nutrir al Rey Pescador». El error de Perceval al no
formular la pregunta correcta en la sala del castillo, luego de haber quedado
estupefacto ante la presencia de las hermosas doncellas que son portadoras de
tantas maravillas, significa que el héroe debe ser un ingenuo en estado puro,
obediente a las órdenes de sus mayores, a pesar de que éstos se equivoquen al
imponerle la discreción de no preguntar, ni querer «saber más de lo conveniente».
La Lanza del Destino que
sangraba en la punta, parece corresponderse con la que el centurión Longino
clavó en el costado de Jesús, aunque en realidad supone una alegoría de
origen celta: el deseo oculto de que el arma utilizada por el homicida sirva
para delatarle, porque comenzará a sangrar en su presencia. Perceval la ve así
debido a sus remordimientos, porque se siente culpable por la muerte de su
madre. No obstante, regresando
al episodio de la lanzada, cabe la posibilidad de que Jesús todavía estuviese
vivo cuando lo descolgaron de la cruz. Así lo sugieren diversas pruebas forenses
que se han realizado al «Sudario de Turín» a lo largo del pasado siglo. Aunque aquí no
entraremos en profundidad en este asunto, conviene destacar algunos detalles
citados en los evangelios que están completamente en conflicto con las
costumbres judías de la época. La víctima no fue sometida al lavado ritual de
los cadáveres antes de amortajarla sino que la ungieron con grandes cantidades
de unos «bálsamos muy caros» que bien podrían ser ungüentos y pomadas aplicadas
con fines curativos. Y ello por una razón evidente: se trataba de favorecer la
curación después del terrible suplicio sufrido. En las víctimas de crucifixión,
la muerte se produce por un gran aumento del edema pleural: los fluidos invaden
la bolsa, la presión aumenta y los pulmones dejan de funcionar. El reo muere
por sofocación. En contra de lo que cuentan los evangelistas, si se le dio una
lanzada en el costado no fue para comprobar que hubiese muerto, sino para
aliviar esa presión sobre los pulmones y permitirle respirar.
Pese a las intensas
persecuciones, las leyendas de que Jesús sobrevivió a la crucifixión han
llegado hasta nosotros a través de estos 2000 años y resultan ahora muy
verosímiles. Según algunos evangelios gnósticos, entre ellos el evangelio
perdido de San Pedro, las primeras personas que acudieron al sepulcro excavado
en la roca, vieron cómo Jesús salía de la tumba apoyándose en dos sanadores
vestidos de blanco. Posiblemente dos sacerdotes. Si Jesús sobrevivió a la
crucifixión y sus partidarios lograron su restablecimiento, es algo que jamás sabremos con certeza.
De Perceval a los templarios
En el episodio en el que
Perceval roba el anillo, el pastel de carne y un beso a la damisela, nos encontramos
con todas las tentaciones que el mundo ofrece al casto e ignorante Perceval. Si
éste se rinde a las mismas, quedará atrapado en una espiral de audacias, que le
arrastrarán a matar a quien desafía a los caballeros de la Tabla Redonda.
Cometiendo una serie de errores, que culminarán en el mayor de todos: no haber
sabido formular la pregunta correcta cuando le es mostrado el Santo Grial. «El cuento del Grial»
encerraba todos los arcanos para convertirse en el mito que necesitaba la
Iglesia. Mientras el papa estaba predicando la Santa Cruzada, lo que suponía
que la religión se volvía beligerante, se dio alas a la creencia en el Grial
como una quimera. El Grial era el cáliz de
la Última Cena, el mismo que tomó en sus manos Jesucristo. Sin embargo, al
menos desde mediados del siglo III, éste estaba asociado con la copa que el
papa Sixto II había entregado en custodia a San Lorenzo, poco antes de recibir
ambos el martirio, y se hallaba en paradero desconocido desde la invasión
musulmana de España en 711. Pero el Grial también podía ser otra cosa, algo
más… ¿Y si fuese el recipiente que contuvo la sangre de Jesús luego de haber
sido bajado de la cruz? Era necesario seguir el
desarrollo de la historia, al unir a José de Arimatea con el Sagrado Cáliz.
Pero este enigmático personaje de los evangelios, tardaría algunos años en ser
utilizado. Antes siguieron apareciendo otras versiones del Grial, más «paganas»
si se quiere, y todas ellas tomarían como base «El cuento del Grial» de Chrétien
de Troyes. Luego el mito no dejaba de ser reforzado, hasta transformarse en
una meta para los más esforzados caballeros de toda la Cristiandad.
En cada uno de los
argumentos eran los caballeros andantes los auténticos protagonistas, de una forma
exclusiva. Los había buenos y malos, siempre en beneficio de un héroe cada vez
más idealizado, casi un apóstol del Bien y de la Justicia, que si mataba era
por necesidad… ¿No era éste el mensaje que la Iglesia pretendía transmitir al
haber respaldado la creación de la poderosa Orden del Temple, cuyos miembros eran monjes y soldados al mismo tiempo?
La imagen desolada del
fracaso
Conviene en este momento
mencionar los fracasos de los caballeros que buscaban el Grial, porque son
muchos más que los éxitos. Cuando esto sucede, la imagen que queda es lo
estéril. Se mantendrá el Páramo y la Muerte seguirá actuando como una arpía que
goza con la desolación; mientras las víctimas quedarán a la espera de que
llegue el héroe que consiga el milagro de devolver la prosperidad a aquellas
tierras. Porque éstas necesitan el Paraíso, a pesar de que comience a declinar
el poder del rey Arturo y sobre Camelot el sol ya no brille como antes. El mito precisa la
imagen de lo devastado, con el fin de que todo estalle pletórico de vida ante
el triunfo del héroe. Pero son demasiados los años de tristeza. ¿Podrá ser recuperado
el pasado esplendor con la fuerza suficiente para borrar el recuerdo de los
largos años vividos en medio de las tinieblas? En muchas ocasiones, los
esforzados paladines que buscan el Grial invocan a los ángeles para que acudan
en su ayuda, pero su intercesión tampoco asegura el éxito de la empresa. Así de
ardua es la búsqueda del Santo Grial.
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