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viernes, 16 de junio de 2017

La temible hechicera Circe

Según la mitología griega, los padres de Circe fueron el titán Helios y la oceánide Periseis, y ella fue una poderosa hechicera que vivió en la isla de Eea y que, por medio de pociones mágicas, transformaba en animales a los que la ofendían. Circe era famosa por sus conocimientos de herbología, aplicándose en el estudio de las propiedades medicinales de las hierbas. El resto del tiempo lo pasaba trabajando en un gran telar. En la Odisea de Homero, el palacio de Circe es descrito como una tenebrosa mansión de piedra que se alzaba en el centro de la isla, en medio de un claro en un espeso bosque. Alrededor del palacio merodeaban leones y lobos, que en realidad eran las víctimas de su magia transformadas en fieras. Cuando Ulises, el sagaz héroe que urdió la estratagema del caballo de madera que permitió a los griegos introducirse en la ciudad de Troya y destruirla, arribó con sus hombres a la isla de Eea donde moraba Circe, ordenó que sólo desembarcara la mitad de la tripulación, y él se quedó en una de las naves con el resto de los hombres. Circe invitó a los compañeros de Ulises a un banquete, emponzoñó la comida y la bebida con un narcótico, y cuando los desdichados comensales se quedaron dormidos, empleó su vara mágica para convertirlos en cerdos. Sólo logró escapar Euríloco, que permaneció sobrio porque barruntó la traición de la hechicera, y no probó el vino ni los manjares que se sirvieron en el festín. Llegó corriendo hasta las naves y comunicó a Ulises y a los otros lo que les había sucedido a sus compañeros.

Ulises partió al punto para rescatar a sus hombres, pero en el camino fue interceptado por Hermes, que le mostró una planta que le serviría de amuleto para protegerse de la magia de la hechicera, y también de antídoto en caso de ingerir alguna poción. La magia de Hermes dio resultado, y Circe no pudo someter a Ulises ni convertirlo en animal. Entonces el astuto aqueo la obligó a devolver la apariencia humana a sus hombres. Circe acabó enamorándose de él y lo ayudó a preparar su viaje de regreso a Ítaca, después de que Ulises y su tripulación pasaran un año con ella haciéndole compañía en su solitaria isla. Circe sugirió a Ulises dos rutas posibles para volver a Ítaca bordeando la peligrosa isla de las Sirenas: dirigiéndose hacia las rocas errantes; o bien pasando entre la peligrosa Escila y el remolino de Caribdis, atravesando el estrecho de Mesina. Al final de su Teogonía, Hesíodo cuenta que Circe tuvo tres hijos de Ulises: Agrio, Latino y Telégono, que gobernó a los etruscos, ancestros de los romanos. Poetas clásicos posteriores sólo mencionan a Telégono como hijo de Ulises y Circe, y refieren que cuando el muchacho alcanzó la edad adulta, su madre lo envió a buscar a su padre, que había regresado a su hogar mucho tiempo atrás; pero al llegar a Ítaca, el joven Telégono mató a Ulises por accidente, y llevó su cuerpo de vuelta a la isla de Eea con su viuda Penélope y su hijo Telémaco. Circe los hizo inmortales y desposó a Telémaco, y Telégono se casó con Penélope. Según la tradición apócrifa, Circe también purificó a los argonautas de Jasón tras la muerte de Apsirto, y en versiones tardías del mito, la hechicera transformaba a Pico en un pájaro carpintero por haber rechazado su amor, y a la bella Escila en una criatura monstruosa con seis cabezas de serpiente cuando el hermoso Glauco le declaró su amor, ignorando así los sentimientos de la maga hacia él. Como todas las diosas de la mitología clásica, ¡Circe era terriblemente celosa! 

Circe con una de sus criaturas

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