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jueves, 24 de agosto de 2017

Expansión de Persia: de los reyes aqueménidas a los sasánidas

El pequeño reino de los persas, que se constituyó durante el reinado de Aquemenes y de su hijo Teispes, pudo expandirse mientras transcurrían los veintiocho años de la dominación escita en Media y anexionar la provincia de Parsa, o sea, la actual Fars, a sus dominios, que comprendían ya la región de Anzán. A la muerte de Teispes, el reino de dividió entre sus dos hijos: Ariaramne, rey de Persia, y Ciro I, rey de Parsumash. De Ariaramne poseemos una tablilla de oro, escrita en lengua persa antigua, que se halló en Hamadán, en la cual se proclama Gran Rey o Rey de reyes y rey de Parsa, en tanto que a su hermano Ciro le quedó el título de rey de la ciudad de Anzán. Algunos eruditos no creen que la tablilla sea auténtica y consideran que fue rehecha en época posterior, probablemente en tiempos de Artajerjes II. En la misma época en la que reinaron Ariaramne y Ciro I, el monarca asirio Asurbanipal, decidido a sofocar de una vez por todas la rebelión de los clamitas, que habían destronado a un soberano que le era fiel, avanzó con su ejército sobre Susa, que fue totalmente destruida en el 649. En el curso de esa misma campaña, el ejército asirio llegó hasta la frontera de Parsumash, cuyo rey Ciro I fue sojuzgado y obligado a entregar como rehén s su propio hijo Araku. Un cuarto de siglo más tarde, en el 612, las tropas de los medos y babilonios, sus aliados, se apoderaron de Nínive, pero a los persas no le había llegado aún el momento de su completa independencia, dado que el medo Ciaxaras impuso a los reinos aqueménidas su propia soberanía, si bien dejó en el trono a los dinastas locales, en calidad de reyes vasallos. el sucesor de Ariaramne fue su hijo Arsames, de quien se conoce una segunda tablilla de oro, también encontrada en Hamadán, donde se proclama rey de Parsa. Arsames conservó su dominio hasta que fue destronado por Cambises I, sucesor de Ciro I, quien volvió a unificar bajo su soberanía, como en los viejos tiempos de Teispes, los reinos de Anzán y Parsa. La unión matrimonial de Cambises I con Mandana, hija de Astiages, estableció lazos más estrechos con el reino aqueménida y el poderoso imperio medo. De este matrimonio nació Ciro II, que era, por lo tanto, nieto de Astiages. Tenemos abundancia de noticias sobre su vida; se trata, sin embargo, de documentos muy alterados por el halo de leyenda que rodeó muy pronto al fundador del imperio aqueménida. Las fuentes griegas de Herodoto y Ctesias ofrecen versiones completamente distintas acerca del nacimiento y la infancia de Ciro; la información de Herodoto contiene elementos fantásticos claramente legendarios y típicos de las narraciones acerca de los orígenes de los fundadores de las religiones. En efecto, este escritor cuenta que Astiages, después de un sueño que presagiaba que sería destronado por su nieto, ordenó a su ministro Harpago que matara al niño. Harpago, no queriendo mancharse las manos con semejante delito, entregó al recién nacido a un pastor para que lo abandonara en las montañas y fuera pasto de las fieras. Tampoco el pastor cumplió el terrible encargo y prefirió criar a su lado al pequeño Ciro, abandonando en su lugar el cuerpo de su propio hijo, que su esposa había dado a luz muerto. Cuando Ciro contaba diez años, jugando con otros niños que le habían asignado el papel de rey, injurió y golpeó al hijo de un dignatario y por esta razón fue llevado a presencia de Astiages en compañía de su padre adoptivo: a raíz del altivo comportamiento del muchacho y por ciertos rasgos de su rostro el rey reconoció en él a su nieto y resolvió que viviera en la corte. En esta narración es fácil reconocer elementos que reaparecen con escasas variantes en los relatos sobre el nacimiento de Moisés y Rómulo y Remo. Herodoto atribuye además al medo Harpago la iniciativa de instigar al joven Ciro a la rebelión contra Astiages. En efecto, el consejero real, duramente castigado por el soberano a causa de haber desobedecido sus órdenes de matar a Ciro cuando era un niño, habría incitado al joven a intitularse rey de los persas y a marchar contra los medos.

Ctesias, médico griego que ejerció su profesión en la corte de los reyes aqueménidas entre los años 404 y 397, refiere en cambio otra tradición, según la cual Ciro era hijo de un bandido persa y de una mujer humilde de origen y no tenía lazos de parentesco alguno con Astiages. Después de obtener un cargo de escasa importancia en la corte meda, encabezó una revuelta, destituyó a Astiages y contrajo matrimonio con su hija Amitis. El escritor griego Jenofonte, en su Ciropedia, hace caso omiso del relato de Herodoto, pero reconoce en Ciro al nieto de Astiages, si bien menciona a un Ciaxares que posiblemente habría reinado antes de que el príncipe persa tomara el poder. Más allá de la leyenda sobre la infancia de Ciro, existe ya la seguridad de que su advenimiento al trono de Anzán se produjo en el año 559 y que durante algún tiempo fue vasallo de los medos. Ciro consiguió unificar bajo su yugo a las diversas tribus que constituían la nación persa y mandó que se construyera en Parsa la nueva capital del reino, que se llamó Pasárgada. Estas empresas indican su clara voluntad de liberarse del dominio medo, que se hizo más evidente cuando el joven rey se negó a trasladarse a Ecbatana, donde lo había convocado Astiages. Justamente por aquellos días, el soberano babilonio Nabínides, aprovechando las dificultades de los medos en sus relaciones con los persas, se lanzó a conquistar Harrán, ciudad asiria que Ciaxares había conquistado en el año 610 a.C. Ésta, particularmente querida por Nabínides por ser su tierra natal y sede del culto al dios Isdin, del que era ferviente devoto, cayó en poder de los babilonios en el 556 a.C. Entre tanto, Ciro se había rebelado abiertamente contra los medos; tras varios años de guerra, y con la ayuda de las tropas medas que se pasaron a su bando, se apoderó de Ecbatana y depuso a Astiages en el 550 a.C., confiriendo a este último un trato benévolo. Es probable que Ciro obtuviese su primera victoria en las campañas de conquista, mediante las cuales anexionó a sus dominios los territorios orientales de Bactriana, Drangiana, Aracosia y Margiana, sometiendo a las tribus seminómadas que vivían en la región comprendida entre el río Oxo y el Ixastes. Maracanda era la capital de estas comarcas, convirtiéndose después en la fabulosa Samarcanda, transformada en una fortaleza para defender los límites orientales del imperio. También durante este periodo se produjo la anexión de Partia e Hircana, que antaño habían integrado los dominios de los medos y que fueron reunidas en una sola satrapía bajo el mando de Histaspes, hijo de Arsames, príncipe de la segunda rama de los Aqueménidas y padre del rey Darío I de Persia (522-486 a.C.). la dinastía Aqueménida fundada por Ciro II gobernó el imperio persa hasta que fue conquistado por Alejandro el Grande de Macedonia, que puso fin a la dinastía de los reyes Aqueménidas en el 331 a.C. Tras la desintegración del Imperio de Alejandro y las guerras entre los diadocos (generales) Persia y su antiguo imperio quedaron bajo el gobierno de Seleuco. Los reyes seléucidas gobernaron Persia durante algunos años, siempre en guerra con los monarcas ptolemaicos de Egipto a causa de las continuas disputas por los territorios de Siria y las rutas comerciales. La influencia de los reyes seléucidas en Persia se fue extinguiendo y los partos, una tribu nómada de origen iranio, sacaron provecho de esta situación. Finalmente los partos del del rey Arsaces I lograron imponerse en Persia en el año 247 a.C. y fundaron una nueva dinastía reinante: la Arsácida, que gobernaría hasta ser depuesta por los reyes Sasánidas en el siglo III.

La Sasánida fue la cuarta dinastía que reinó en Persia tras los Aqueménidas (medopersas), Seléucidas (grecopersas) y Arsácidas (partos). Fue la segunda monarquía de origen parto y gobernaron Persia entre los años 226 y 651 de nuestra Era. La dinastía sasánida fue fundada por Ardacher I tras derrocar al último rey arsácida, Artabán IV de Partia, y terminó con el último Shahanshah (Rey de reyes) sasánida Yazdgerd III (632-651) que fue derrotado en el decurso de una prolongada guerra de catorce años contra el primero de los califatos islámicos. El territorio del viejo imperio persa sasánida comprendía los actuales países de Irán, Irak, Armenia, Afganistán y partes del este de Turquía y Siria, además de regiones de Paquistán, Cáucaso, Asia Central y la península Arábiga. Además, durante el reinado de Cosroes II (590-628), conquistador de Jerusalén en 614, los partos anexionaron a su imperio los territorios romanos de Egipto, Siria, Palestina, Jordania y Líbano, llegando a ejercer un auténtico protectorado sobre los actuales territorios de Omán y Yemen. El ciclo sasánida, que comprende el periodo final de la Antigüedad tardía y el inicio de la Edad Media, se considera una de las épocas históricas más importantes e influyentes en la historia del Irán preislámico. En muchos aspectos, el periodo sasánida alcanzó los mayores logros de la cultura persa, y constituyó el último gran imperio iranio antes de la conquista árabe de Persia y de la imposición por la fuerza del islam como única religión en todo el territorio. El Imperio Parto de los reyes sasánidas fue la gran potencia rival del Imperio Romano por el control de Siria, Egipto, Mesopotamia y Palestina. Su influencia cultural se extendió mucho más allá de los territorios fronterizos de ambos imperios, llegando hasta Europa oriental a través de Turquía, África del Norte, China e India, y jugó un papel fundamental en la formación del arte medieval musulmán y asiático. Esta influencia llegó a través del mundo islámico que adoptó muchos aspectos de su arte, sobre todo en España, de donde pasó al resto de Europa occidental. La cultura aristocrática y exclusivista de la dinastía sasánida transformó la conquista islámica de Irán en un renacimiento político y cultural persa. Gran parte de lo que después sería conocido como cultura islámica (arquitectura, escritura y otras artes y ciencias) fueron adoptadas a partir de los modelos originales de los persas sasánidas.
Arqueros partos del siglo III

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