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lunes, 4 de diciembre de 2017

Leyenda de San Jorge y el dragón

Parece ser que el santo nació en el siglo III en el Asia Menor, la actual Turquía, en la región de la Capadocia, y que era hijo de un oficial del Ejército romano. Cuando murió su padre, se trasladó con su madre a Palestina, donde decidió seguir los pasos de su progenitor y entrar en el Ejército. Su valor le convirtió muy pronto en uno de los hombres de confianza del emperador Diocleciano, que dictó el último edicto de persecución contra los cristianos. La fama de San Jorge se extiende por todo Occidente gracias, sobre todo, a los relatos que los cruzados llevaban y traían de Tierra Santa en el siglo XII. Pero la historia que más fama le da al esforzado santo-guerrero es la de su lucha contra el Dragón. En ella se narra cómo el santo libera del terror a una ciudad atemorizada por un dragón que hace nido en la fuente de agua que abastece a la ciudad. Los ciudadanos debían apartar diariamente el dragón de la fuente para conseguir agua. Así que todos los días ofrecían al dragón un sacrificio humano que se decidía al azar entre los habitantes. Un día resultó seleccionada la princesa de la ciudad. El rey, su padre, habla con el dragón, pidiendo por la vida de su hija, pero sin éxito. Cuando estaba a punto de ser devorada por éste, aparece Jorge en uno de sus viajes, casi siempre a caballo, y se enfrenta con el dragón, dándole muerte y salvando la princesa. Los agradecidos ciudadanos abandonan el paganismo y abrazan la fe cristiana.
Según la hagiografía cristiana, San Jorge es un mártir cristiano que recibió el martirio en torno al año 303 en Lydda (actual Lod, Israel). Conocido como «el gran mártir», San Jorge es venerado desde el siglo IV. Personaje de origen histórico, el vacío de su desconocida biografía se rellena con diversas pasiones legendarias que lo presentan como un militar que, después de confesar su fe cristiana, sufrió las torturas más atroces y propició sonadas conversiones, sobre todo, entre las tropas romanas de Oriente. A lo largo de los siglos XI y XII se forjó la leyenda de su lucha contra un terrible dragón para liberar una doncella. Su culto se extendió rápidamente por el mundo cristiano. Su fiesta litúrgica se ha celebrado siempre el 23 de abril, tanto en los calendarios orientales como en el romano y el hispano-mozárabe. En Aragón, la devoción a San Jorge, presentado como el ideal de caballero andante, adquirió especial relieve a partir del siglo XII, gracias a las órdenes militares, a los relatos de los cruzados y, sobre todo, a la casa real aragonesa. Su figura se relacionó con la batalla de Alcoraz (Huesca) de 1096, en la que habría ayudado a los cristianos montando a caballo entre los caballeros del ejército del rey Pedro I. En 1201, Pedro II fundó la Orden Militar de San Jorge de Alfama en un castillo cercano a Tortosa y Jaime I el Conquistador apoyó la fundación de cofradías bajo la misma advocación, como las erigidas en Huesca y Teruel en la primera mitad del siglo XIII.

Representación del dragón y la doncella

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