Parece ser
que el santo nació en el siglo III en el Asia Menor, la actual Turquía, en la
región de la Capadocia, y que era hijo de un oficial del Ejército romano. Cuando
murió su padre, se trasladó con su madre a Palestina, donde decidió seguir los
pasos de su progenitor y entrar en el Ejército. Su valor le convirtió muy pronto
en uno de los hombres de confianza del emperador Diocleciano, que dictó el último
edicto de persecución contra los cristianos. La fama de San Jorge se extiende
por todo Occidente gracias, sobre todo, a los relatos que los cruzados llevaban
y traían de Tierra Santa en el siglo XII. Pero la historia que más fama le da al
esforzado santo-guerrero es la de su lucha contra el Dragón. En ella se narra
cómo el santo libera del terror a una ciudad atemorizada por un dragón que hace
nido en la fuente de agua que abastece a la ciudad. Los ciudadanos debían
apartar diariamente el dragón de la fuente para conseguir agua. Así que todos
los días ofrecían al dragón un sacrificio humano que se decidía al azar entre
los habitantes. Un día resultó seleccionada la princesa de la ciudad. El rey,
su padre, habla con el dragón, pidiendo por la vida de su hija, pero sin éxito.
Cuando estaba a punto de ser devorada por éste, aparece Jorge en uno de sus
viajes, casi siempre a caballo, y se enfrenta con el dragón, dándole muerte y salvando
la princesa. Los agradecidos ciudadanos abandonan el paganismo y abrazan la fe
cristiana.
Según la hagiografía
cristiana, San Jorge es un mártir cristiano que recibió el martirio en torno al
año 303 en Lydda (actual Lod, Israel). Conocido como «el gran mártir», San
Jorge es venerado desde el siglo IV. Personaje de origen histórico, el vacío de
su desconocida biografía se rellena con diversas pasiones legendarias que lo
presentan como un militar que, después de confesar su fe cristiana, sufrió las torturas
más atroces y propició sonadas conversiones, sobre todo, entre las tropas romanas
de Oriente. A lo largo de los siglos XI y XII se forjó la leyenda de su lucha
contra un terrible dragón para liberar una doncella. Su culto se extendió
rápidamente por el mundo cristiano. Su fiesta litúrgica se ha celebrado siempre
el 23 de abril, tanto en los calendarios orientales como en el romano y el
hispano-mozárabe. En Aragón, la devoción a San Jorge, presentado como el ideal
de caballero andante, adquirió especial relieve a partir del siglo XII, gracias
a las órdenes militares, a los relatos de los cruzados y, sobre todo, a la casa
real aragonesa. Su figura se relacionó con la batalla de Alcoraz (Huesca) de
1096, en la que habría ayudado a los cristianos montando a caballo entre los caballeros
del ejército del rey Pedro I. En 1201, Pedro II fundó la Orden Militar de San
Jorge de Alfama en un castillo cercano a Tortosa y Jaime I el Conquistador apoyó
la fundación de cofradías bajo la misma advocación, como las erigidas en Huesca
y Teruel en la primera mitad del siglo XIII.
Representación del dragón y la doncella |
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