La economía de Egipto se basaba primordialmente en la
agricultura. La vida dependía de los cultivos de las tierras inundadas por el
río Nilo. Tenían un sistema de diques, estanques y canales de riego que se
extendían por todas las tierras de cultivo. En las riberas del Nilo los
campesinos egipcios cultivaban muchas clases de cereales. El grano cosechado se
guardaba en graneros y luego se usaba para elaborar pan y cerveza. Las cosechas
principales eran de trigo, cebada y lino. La agricultura estaba centrada en el
ciclo del Nilo. Había tres estaciones: Akhet, Peret, y Shemu. Akhet, la
estación de la inundación, duraba de junio a septiembre. Después de la
inundación quedaba una capa de limo en los bancos, enriqueciendo la tierra para
la cosecha siguiente. En Peret, la estación de la siembra entre octubre y
febrero, los granjeros esperaban hasta que se drenaba el agua, y araban y
sembraban el rico suelo. Acabada la labor, irrigaban usando diques y canales.
Seguía Shemu, la estación de la cosecha de marzo a mayo, cuando se recolectaba
con hoces de madera. En los huertos se cultivaban guisantes (arveja), lentejas,
cebolla, puerros, pepinos y lechugas, además de uvas, dátiles, higos y
granadas. Entre los animales que criaban por su carne, se encuentran los
cerdos, ovejas, cabras, gansos y patos.
Los egipcios cultivaban
más alimentos de los que necesitaban, y hacían intercambio de sus productos.
Algunas de las materias que ellos importaban de territorios extranjeros eran el
incienso, la plata y madera de cedro. Gran parte del los productos del
comercio egipcio se transportaba en barcos, por el Nilo y el Mediterráneo.
Durante la mayor parte de su existencia, unos tres milenios, el antiguo Egipto
fue el país más rico del mundo.
Las transacciones
comerciales de los antiguos egipcios no se limitaban al intercambio de
productos agrícolas o de materias primas, sino que también hay constancia de
expediciones para nutrir de bienes ornamentales y joyas el tesoro real de los
faraones, y de actividades de venta de esclavos, e incluso de los propios
cargos administrativos o de servicio en los templos. En el antiguo Egipto
existía la figura de los shutiu, una especie de agentes comerciales que
efectuaban actividades de compraventa al servicio de las grandes instituciones
faraónicas (templos, palacio real, grandes explotaciones de la corona,
etcétera). También podían vender esclavos a particulares, o podían
realizar transacciones comerciales al margen de las instituciones en provecho
propio. Las casi 200 tablillas de arcilla y las numerosas inscripciones
descubiertas por los arqueólogos en la antigua ciudad de Balat demuestran que
esta localidad, situada en pleno Sáhara egipcio, fue utilizada como base de
operaciones y punto de abastecimiento a las expediciones comerciales enviadas
por los faraones hacia el corazón de África a finales del III milenio a.C.
Desde este enclave en el oasis de Dajla partirían expediciones compuestas por
unos 400 hombres, cuyo objetivo era buscar un pigmento que una vez obtenido se
enviaba mediante caravanas al valle del Nilo. La ruta estaba marcada desde
épocas antiquísimas como prueba la presencia de depósitos de jarras situados a
intervalos de 30 kilómetros en el desierto, que llegan hasta Gil el-Kebir en el
extremo sudoccidental de Egipto. Se desconoce hasta dónde llegaba la ruta,
aunque los especialistas aceptan como hipótesis más probable que llegase hasta
la zona del lago Chad.
Egipcio antiguo
(3000–2000 a.C.)
Es la lengua del Imperio
Antiguo y del primer Período Intermedio. Los textos de las pirámides son el
cuerpo mayor de la literatura de esta fase, escritos en las paredes de las
tumbas de la aristocracia, que a partir de este periodo también muestran
escrituras autobiográficas. Una de las características que lo distinguen es la
triple mezcla de ideogramas, fonogramas y de determinativos para indicar el
plural. No tiene grandes diferencias con la etapa siguiente.
Egipcio clásico
(2000–1300 a.C.)
Esta etapa, llamada también
media, se conoce por una variedad de textos en escrituras jeroglífica y
hierática, datadas en el Imperio Medio. Incluyen los textos funerarios
inscritos en los ataúdes tales como los Textos de los Sarcófagos; textos que
explican cómo conducirse en la otra vida, y que ejemplifican el punto de vista
filosófico egipcio (véase el «Papiro de Ipuur»); cuentos que detallan las
aventuras de ciertos individuos, por ejemplo la «Historia de Sinuhé»; textos
médicos y científicos tales como el «Papiro Edwin Smith» y el «Papiro de
Ebers»; y textos poéticos que elogian a un dios o a un faraón, tales como el
«Himno al Nilo». El idioma vernáculo comenzó a diferenciarse de la lengua
escrita tal como evidencian algunos textos hieráticos del Imperio Medio, pero
el egipcio clásico continuó siendo usado en los escritos formales hasta el
último periodo dinástico.
Egipcio tardío (1300–700
a.C.)
Aparecen documentos de
esta etapa en la segunda parte del Imperio Nuevo. Forman un amplio conjunto de
textos de literatura religiosa y secular, abarcando ejemplos famosos tales como
la Historia de Unamón (Wenamun) y las Instrucciones del Ani. Era la lengua de
la administración Ramésida. No es totalmente distinto del egipcio medio, ya que
aparecen muchos clasicismos en los documentos históricos y literarios de esta
época, sin embargo, la diferencia entre el clásico y el tardío es mayor que
entre aquél y el antiguo. También representa mejor la lengua hablada desde el
Imperio Nuevo. La ortografía jeroglífica consiguió una gran expansión de su
inventario gráfico entre el periodo Tardío y el Ptolemaico.
Egipcio demótico (siglo
VII–siglo IV a.C.)
La lengua demótica es
cronológicamente la última, se comenzó a usar alrededor del 660 a.C. y se
convirtió en la escritura dominante cerca del 600 a.C., usándose con fines
económicos y literarios. En contraste con el hierático, que solía escribirse en
papiros, el demótico se grababa además en piedra y madera. En los textos
escritos en etapas anteriores, probablemente representó el idioma hablado de la
época. Pero al ser utilizada profusamente solo con propósitos literarios y
religiosos, la lengua escrita divergió cada vez más de la forma hablada, dando
a los últimos textos demóticos un carácter artificial, similar al uso del
egipcio medio clásico durante el periodo Ptolemaico. A inicios del siglo IV a.C. comenzó a ser reemplazado por el idioma griego en los textos oficiales: el
último uso que se conoce es del año 452 d.C., sobre los muros del templo de
Isis en File. Comparte mucho con la lengua copta posterior.
Griego (305–30 a.C.)
Fue el idioma de la
corte tras la conquista de Alejandro, el dialecto koiné o «lengua común» era
una variante del ático utilizada en el mundo helenístico, y que en Egipto
convivió con el copto.
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