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jueves, 20 de julio de 2017

Api: el dios azul del Nilo

Esta divinidad andrógina, representada a menudo con figura masculina y senos femeninos colgantes, para significar abundancia, llevaba una corona de plantas acuáticas y el típico delantal de los barqueros del Nilo. El río constituía la indispensable fuente de agua para la agricultura, así como la vía de comunicación del país, desde épocas antiquísimas, sin la cual no habría podido concebirse la construcción de las vastas obras faraónicas. En la Antigüedad, el Nilo se desbordaba entre los meses de julio y octubre, inundando las tierras adyacentes. En la actualidad se trata de un raro fenómeno, quizás a causa de los recientes trabajos de canalización de las aguas fluviales. Para nosotros el Nilo es el río más largo del mundo, con un recorrido total de unos 5.600 kilómetros, y de un curso de agua único en su género. En lo que se refiere al Nilo, para los egipcios era el portador de vida, condición indispensable para sobrevivir en una región particularmente árida, con vastos desiertos al este, oeste y sur del territorio.
Api era el padre de todas las demás divinidades: hasta la tierra tomaba su nombre de él, puesto que Khemi (Tierra Negra), una de las designaciones del antiguo Egipto, se le daba con el fin de indicar el aspecto que presentaba la zona invadida por las aguas después del aluvión, llena de limo húmedo y fértil. Sus aguas fecundaban los campos, permitían los viajes y el transporte. «Quien ha bebido el agua del Nilo no apagará su sed con ninguna otra», se decía a lo largo y a lo ancho del valle del gran río que nacía en las profundidades de África, atravesaba Sudán, en tanto que grandes cataratas quebraban su curso en varios trechos, y, después de la última de ellas, se volcaba finalmente en Egipto. Después de otros 900 kilómetros, se dividía en siete brazos, hoy reducidos a dos, formando el Delta, que era la zona más fértil, rica y poblada del País de Khemi. Son las tierras que ocuparon los hebreos en la Biblia, y de la que fueron expulsados por los príncipes tebanos en tiempos del faraón Ahmose, que reinó en el siglo XVI a.C. En toda la historia del antiguo Egipto subsistirá la división entre las tierras del Delta (Bajo Egipto) y las tierras del Valle (Alto Egipto). Sin embargo, la civilización que floreció a orillas del Nilo fue unitaria y el río mismo tuvo mucho que ver con ello. Para poder disfrutar de las inundaciones periódicas, previendo la altura, cavando los canales necesarios, levantando los indispensables diques, hacía falta el esfuerzo de toda la población. También en este sentido Egipto era un «don del Nilo», como dijo el historiador griego Heródoto, río al que sus antiguos habitantes llamaban Api o Hope.
Api, el dios azul del Nilo

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