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jueves, 27 de julio de 2017

Arión de Lesbos y Safo de Mitilene

Arión era hijo del poderoso dios del mar, Poseidón, y de la ninfa Onee, y era un virtuoso en el arte de tocar la lira. Un día su patrocinador Periandro, el tirano de Corinto, le concedió permiso a regañadientes para ir a Ténaro, en Sicilia, para tomar parte en un certamen de música que allí se celebraba con motivo de las fiestas de la primavera. El buen Arión obtuvo el primer premio, y recibió tantos obsequios valiosos que éstos despertaron la codicia de los marineros encargados de llevarlo de vuelta a Corinto.

—Lo lamento, Arión –sentenció el capitán–, pero tendrás que morir.

—¿Qué crimen he cometido? –preguntó el músico.

—Eres demasiado rico –respondió el pérfido capitán.

—Si me perdonas la vida, te daré todos mis premios –suplicó Arión.

—En cuanto llegaras a Corinto faltarías a tu promesa –dijo el capitán–, y yo haría lo mismo en tu lugar. Una donación forzada, no es un regalo.

—Muy bien –dijo Arión con resignación–. Pero te ruego que me permitas cantar una última canción, a modo de despedida.

Cuando el capitán le hubo concedido el permiso, Arión, vestido con su más rica túnica, subió a la proa y allí invocó a los dioses con melodías apasionadas, y después se arrojó por la borda. El barco siguió navegando. Sin embargo, su canción había atraído a un grupo de delfines, uno de los cuales hizo que Arión montase en su lomo, y aquella noche adelantó a la nave y arribó a Corinto varios días antes de que lo hiciera el barco de los rufianes que le habían expoliado. Periandro se alegró mucho al enterarse de la milagrosa huida de su pupilo, y cuando el barco atracó, mandó que el capitán y toda la tripulación compareciesen ante él, y les exigió noticias de Arión con fingida preocupación.

—Se ha entretenido en Ténaro –respondió el capitán– debido a la pródiga hospitalidad de los ciudadanos.

Periandro les hizo jurar a todos que ésa era la verdad, y entonces les puso cara a cara con Arión. Incapaces de negar su culpa, allí mismo fueron ejecutados. Más adelante, Apolo colocó las imágenes de Arión y de su lira entre las estrellas, a modo de homenaje.

La isla de Lesbos, patria de Arión, lo fue también de Safo, la poetisa cuyos apasionados poemas describían su amor por otras mujeres, lo que dio origen al término lesbianismo. La poetisa Safo escribía en el dialecto eólico del griego. La isla de Lesbos ya es mencionada por Homero en la Ilíada, donde se refiere también a Macar, su rey. Mitilene, nombre dado a menudo a la isla de Lesbos, fue fundada en el siglo XI a.C. por colonos o invasores llegados de Tesalia, cuyos reyes o tiranos gobernaron la Isla hasta que fueron expulsados tras una revuelta a comienzos del siglo VI a.C., y las principales ciudades de la isla de Lesbos se convirtieron en tributarias del rey Creso de Lidia, pero cuando éste fue vencido por los persas en 546 a.C., la Isla tuvo que pagar un tributo anual de vasallaje a sus nuevos conquistadores.

Safo de Mitilene

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