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sábado, 6 de enero de 2018

Origen de la masonería en Inglaterra

Los gremios artesanales eran una suerte de sindicatos obreros medievales. Durante la Baja Edad Media floreció en Europa occidental la construcción de grandes catedrales góticas, y los gremios de albañiles y canteros no pasaron de ser agrupaciones artesanales que giraban en torno a las disposiciones que regulaban la práctica de estos oficios. Los miembros de las logias eran gentes relacionadas con el ejercicio de la albañilería, sobre todo, pero posteriormente, coincidiendo con el Renacimiento y el fin de la época de la construcción de las grandes catedrales, como sucederá con la masonería, estos gremios en franca decadencia aceptaron en sus filas a personas ajenas a los oficios propios de la construcción: albañiles, canteros, carpinteros… Estos primigenios albañiles (masons, maçons) no tenían nada que ver con los modernos masones. No obstante, a finales del Medievo encontramos documentos donde aparecen algunos aspectos que volveremos a encontrar en las logias masónicas posteriores. Así, el Regius Manuscript fechado en 1390, que se conserva en el Museo Británico, es un poema en el que aparecen alusiones a la masonería esotérica. Obra de un clérigo, probablemente, en esta fuente aparece por primera vez el término «So mote» que luego se repetiría en los rituales propios de la masonería especulativa moderna. Asimismo está el Cooke Manuscript, conservado también en el Museo Británico, donde, por primera vez, encontramos referencias a una masonería que es, sin duda, especulativa y no gremial. Su autor lo escribió hacia 1450 y, casi tres siglos después, las Constituciones de Anderson tomaron bastantes elementos contenidos en este texto como, por ejemplo, las referencias a las Artes y, de manera muy especial, la mención del legendario Templo de Salomón. A lo largo del siglo XVII, coincidiendo con las Guerras de Religión que devastaron Europa, hubo una mutación de enorme importancia que derivaría en el nacimiento de la moderna «masonería especulativa». De hecho, en 1583, un individuo llamado William Schaw fue nombrado por Jacobo VI de Escocia —que luego se convertiría en Jacobo I de Inglaterra— Master of the Work and Warden General. Quince años después, Schaw promulgaba los estatutos que llevan su nombre en los que aparecían establecidos los deberes que los masones debían tener en relación con su logia. Estas circunstancias, y otras posteriores, han llevado a algunos a considerar a Schaw como el fundador de la masonería moderna. En cualquier caso, durante el siglo XVII se produjo en algunos países europeos —sobre todo, en aquellos en los que triunfó el protestantismo— una mutación de los antiguos gremios que, dotándose de elementos esotéricos, fueron transformándose en las logias masónicas especulativas propias del siglo XVIII. En Inglaterra es particularmente importante la aportación de un tal Elias Ashmole cuya iniciación tuvo lugar en 1646 en Warrignton, Cheshire, en una logia convocada expresamente con esta finalidad y en la que ya no había ni un solo miembro que fuese albañil o cantero. Ashmole, sin embargo, mantenía buenas relaciones con varios eruditos de la época como Robert Boyle, John Wilkins e Isaac Newton. A pesar de ello, Ashmole era un apasionado del ocultismo. De hecho, dedicaba buena parte de su tiempo al estudio de la alquimia y la astrología. El 24 de junio —solsticio de verano y día de San Juan— de 1717, las cuatro logias londinenses crearon la Gran Logia de Inglaterra. Para la mayoría de los historiadores —y muchos masones— esta fecha constituye el acta fundacional de la masonería especulativa que se caracterizó por su abierto antagonismo a la Iglesia romana y a las Monarquías católicas.

Masones ingleses a finales del siglo XIX

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