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jueves, 31 de marzo de 2011

El misterio de las catedrales (1)

Una de las catedrales más famosas del mundo es la de Chartrés, en Francia. Entre los muchos atractivos de esta maravilla de la arquitectura religiosa figura un efecto de iluminación muy apreciado por los constructores del mundo antiguo: justo al mediodía de cada solsticio, tanto en verano como en invierno, un rayo de sol atraviesa un pequeño agujero en el vitral de san Apolinar (un santo de obvias resonancias paganas, puesto que Apolo era el principal dios solar de la mitología grecorromana) y señala una muesca en el suelo con forma de pluma. Un mensaje críptico del que todavía hoy se desconoce su significado.
Desde la remota Antigüedad, muchas sociedades secretas florecieron a la sombra de los grandes constructores de templos. Precisamente en Francia, la Compagnonnage o Camaradería surgió en un primer momento para hacer frente al poder de los patronos y contratistas –clérigos y nobles generalmente– que eran quienes controlaban el acceso a los oficios, la asignación de empleos, el aprendizaje y los ascensos dentro de las diferentes categorías profesionales de obreros, desde los maestros canteros hasta los peones.
La seguridad social es un invento muy reciente en términos históricos: el canciller alemán Otto von Bismarck fue el primero en ponerla en marcha en el último cuarto del siglo XIX, y posteriormente fue imitada por otras naciones europeas. Antes de eso, el que caía enfermo o perdía su trabajo, a menudo se veía obligado a mendigar. De ahí el éxito de la Camaradería francesa, que llegó a funcionar como una especie de sindicato que, además de trabajo regulado, evitando el intrusismo, y la consiguiente caída de salarios, garantizaba la recepción de ayudas y subsidios a sus afiliados: alojamiento, comida y ropa. Ingresar en la hermandad se convirtió en sinónimo de una vida más segura y digna, por lo que sus miembros adoptaron una serie de gestos y signos secretos para reconocerse entre ellos y evitar que los desconocidos pudieran aprovecharse de las ventajas de su fraternidad y la desvirtuaran.
Se cree que la Camaradería funcionaba al menos desde el siglo XII y, aunque hoy se la considera como una organización exclusivamente orientada a atender a los constructores, desde el principio demostró atesorar otro tipo de conocimientos sorprendentes. Fueron los camaradas los que levantaron, entre los siglos XII y XIII, las magníficas catedrales de Chartrés, Bayeaux, Reims, Amiens y Évreux, un conjunto de templos que reproducen, sobre el suelo de Francia, la disposición de la constelación de Virgo en el firmamento. Para las sociedades herméticas, Virgo equivale a la gran diosa madre de los cultos precristianos, como la célebre Isis egipcia, por ejemplo.

(Continuará…)

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