Isthar: la cortesana de los dioses

El nombre de la diosa significaba «estrella» en la antigua lengua de los caldeos, y los asiriofenicios se referían a ella como Astarté. También tenemos las formas Esther del hebreo clásico, Stára del persa, o Astaroth del arameo. Los antiguos egipcios se referían a ella como Isis y la consideraban «la gran diosa Madre ».

Isthar era la diosa babilónica del amor y la belleza, de la vida y la fertilidad, y matrona de otros asuntos menores. Se asociaba principalmente con la sexualidad femenina y su culto implicaba la prostitución, que las sacerdotisas de la diosa practicaban en sus templos. La antigua ciudad santa de Uruk (sur de Mesopotamia) se conocía como la «villa de las sagradas cortesanas», y ella misma era la «prostituta de los dioses». Isthar tenía muchos amantes, pero incluso para los demás dioses el amor de la diosa resultaba fatal. 

En su juventud la diosa había amado a Tammuz, dios de la Cosecha y, de acuerdo con la epopeya de Gilgamesh, este amor causó la muerte de Tammuz. Este culto estaba asociado con el siriofenicio de Adonis, que también moría para resucitar y bendecir las cosechas. Isthar se asocia en otras regiones de Mesopotamia y Oriente Medio con la diosa Inanna de Sumer, Anahit en la antigua Urartu (Armenia) y Astarté en Canaán, Siria y Fenicia. En Sumer, donde Isthar era conocida como Inanna, y posteriormente en Babilonia y en su área de influencia, la diosa también recibía los títulos de reina de los Cielos y señora de la Tierra.

Según la leyenda, Isthar es también diosa del Amor y de la Guerra. Su primer esposo fue su hermano Tammuz. Al morir éste, Isthar descendió a los infiernos para arrancarlo de las garras de su hermana, la terrible Ereshkigal; que tenía poder sobre la vida y la muerte. Después de darle instrucciones a su sirviente Papusukal, en el sentido de ir a rescatarla si no regresaba, Isthar descendió a la región de las Tinieblas: el Irkhalla. Se presentó allí desafiante, gritando al portero que abriera las puertas antes de que las echase abajo. Pero en cada una de las siete puertas del infierno era despojada de una de sus prendas, y con ellas se iba despojando de su poder, hasta que llegó desnuda e indefensa ante Ereshkigal, que la mató y clavó su cuerpo en una estaca.

Tras su muerte, el mundo comenzó a languidecer. Pero el fiel Papusukal llegó hasta los dioses y les rogó que creasen un ser capaz de penetrar en el inframundo y resucitar a Isthar con el pan y el agua de la vida. Así fue como Isthar regresó de entre los muertos. Pero tenía que pagar un precio por su resurrección: durante seis meses al año, Tammuz debía vivir en el país de los muertos. Mientras él está allí, Isthar ha de lamentar su pérdida; en primavera, Tammuz-Adonis vuelve a salir y todos se llenan de gozo.

La leyenda de Isthar y su descenso al inframundo recuerda mucho la de Hades y Perséfone, y es también otra versión para el origen de la llamada «Danza de los Siete Velos», según la cual el amor de Isthar por Tammuz era tan grande que decidió también ir al reino de Ereshkigal. Con pasión y determinación, cruzó los siete vestíbulos del inframundo, y en cada uno de ellos era despojada de una de sus prendas. En esta historia el velo representa lo oculto, las cosas que ocultamos a los demás y a nosotros mismos. Al despojarse del velo, Isthar desvela sus secretos, y entonces consigue reunirse con su amado y rescatarle de la muerte. 

Cortesana de Isthar (idealización)