Nefertiti fue la segunda Gran Esposa Real
de Akenatón, el faraón apóstata de la XVIII dinastía egipcia que introdujo el
culto monoteísta de Atón. El nombre de Nefertiti se traduce como «Bondad de
Atón, la bella ha llegado». Ciertamente su belleza fue legendaria, pero parece
ser que tras su imagen serena se ocultaba una voluntad férrea y que su
aportación fue fundamental en la instauración del culto de Atón en la segunda
mitad del siglo XIV a.C. Una de las características culturales del
reinado de Akenatón y Nefertiti fue que se realizaron representaciones realistas
de los soberanos en monumentos de piedra y en pinturas que evocaban a la pareja
real en la intimidad, y en especial la familiaridad hacia sus hijas; jamás
antes de esa época el arte oficial había representado a los monarcas en escenas
de su vida privada.
Hacia el año 1335 a.C. se pierde la pista
de Nefertiti. Desaparece por completo de las crónicas escritas sobre el papiro y
de los grabados en piedra. Algunas hipótesis sugieren una muerte violenta tras lo
cual su marido habría prohibido que se mencionase su nombre, según la costumbre
de la época; otros creen que pudo adoptar algún comportamiento que desagradó a
los egipcios y que hicieron perder a la reina su dignidad real. Tal vez hubo un
divorcio de por medio. Pero la auténtica razón la desconocemos a día de hoy. La desaparición de Nefertiti de la vida
pública coincide con un cúmulo de hechos que sacudieron a toda la familia real:
el desvanecimiento de la otra esposa de Akenatón, Kiyi, el ascenso de la joven
y bella princesa Meritatón a gran Esposa Real y la aparición de la inquietante
figura de Semejkara, el nuevo visir del faraón. Algunos han querido ver en todo
esto el último movimiento de Nefertiti en el tablero del poder, pasando de reina
consorte a faraón, como hiciera un siglo antes la gran reina Hatshepsut al
enviudar de Tutmosis II. Se suprimiría así la posible competencia de Kiyi –que caería
en desgracia por causas desconocidas– y Akenatón habría desposado entonces a su
hija favorita, Meritatón.
Al morir Akenatón hubo un breve interregno
con Semejkara gobernando en solitario, pero fue pronto sucedido por Tutankamón,
hijo de Akenatón y de una hermana de éste, identificada con la momia de la Dama
Joven. Akenatón se casó con su hermanastra, la tercera hija que Nefertiti dio a
su esposo, el difunto faraón. Su nombre era Anjsenatón. La pareja real debía
ser muy joven. Algunas teorías sostienen que Nefertiti, que aún vivía, aunque
ya privada de la corona, habría influido en la joven pareja real. Si la teoría
fuera cierta, esta influencia, y probablemente su propia vida, acabó en el
tercer año del reinado del faraón Tutankamón, hacia 1331 a.C. Ese año el nuevo
faraón abolió el culto monoteísta de Atón instaurado por sus padres, y restauró
el culto politeísta de Amón y los demás dioses tradicionales de Egipto. La
corte abandonó los palacios de Amarna y regresó a Tebas.
De la muerte de Nefertiti sabemos muy
poco. Pero hacia el final de su vida aparece la leyenda de una reina traidora,
que posiblemente fuera la propia Nefertiti-Semejkara que viendo tambalear su posición
en la corte selló un pacto secreto con los hititas, enemigos mortales los
egipcios, ofreciéndose como esposa a uno de sus príncipes a cambio de gobernar juntos
sobre Egipto. De facto, como vasallos de los hititas. Las diversas identificaciones entre las
princesas Tadu-hepa, Nefertiti, Semejkara y Kiyi ponen de manifiesto la
ausencia de datos fidedignos sobre sus biografías, y aportan más preguntas que respuestas
sobre la súbita desaparición de Nefertiti. Algunos egiptólogos sostienen que
fue la misma que reinó con el nombre de Semejkara, aunque no se ha demostrado
que sucediera a su esposo Akenatón (Amenofis IV) tras su muerte. Tampoco se ha
podido demostrar de manera fehaciente que sobreviviera al faraón, posiblemente
envenenado por los poderosos clérigos de Amón, y que ella fuese el enigmático personaje
identificado como Semejkara.
Nunca se ha encontrado la momia de
Nefertiti, lo que hace que siga siendo motivo de todo tipo de especulaciones.
En el verano de 2003, Joan Fletcher, especialista en el análisis capilar de la Universidad
de York en el Reino Unido, anunció que se había encontrado la momia de
Nefertiti en la tumba KV35 del Valle de los Reyes. En realidad, esta momia había
sido exhumada cien años antes, pero seguía estando sin identificar. La momia en
cuestión se encontraba en tan lamentable estado de conservación, que todo hace
suponer que su tumba fue saqueada poco después del entierro. La técnica
utilizada para la momificación sugiere que éste se celebró en tiempos de la
XVIII Dinastía, y la posición del cuerpo en el sarcófago indicaría la condición
noble de la difunta. Pocos días después de la identificación
de la momia, Zahi Hawass, director del Consejo Superior de Antigüedades de
Egipto, reconoció la falta de pruebas que avalasen la hipótesis de Fletcher, y negó
ante los medios de comunicación que la momia fuera la de Nefertiti.
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