Los gremios artesanales eran una suerte de sindicatos
obreros medievales. Durante la Baja Edad Media floreció en Europa occidental la
construcción de grandes catedrales góticas, y los gremios de albañiles y canteros no
pasaron de ser agrupaciones artesanales que giraban en torno a las
disposiciones que regulaban la práctica de estos oficios. Los miembros de las
logias eran gentes relacionadas con el ejercicio de la albañilería, sobre todo, pero
posteriormente, coincidiendo con el Renacimiento y el fin de la época de la
construcción de las grandes catedrales, como sucederá con la masonería, estos
gremios en franca decadencia aceptaron en sus filas a personas ajenas a los
oficios propios de la construcción: albañiles, canteros, carpinteros… Estos
primigenios albañiles (masons, maçons) no tenían nada que ver con los modernos masones. No obstante, a finales del Medievo encontramos documentos
donde aparecen algunos aspectos que volveremos a encontrar en las logias
masónicas posteriores. Así, el Regius Manuscript fechado en 1390, que se
conserva en el Museo Británico, es un poema en el que aparecen alusiones a la masonería esotérica. Obra de un clérigo, probablemente, en esta fuente aparece por
primera vez el término «So mote» que luego se repetiría en los rituales propios
de la masonería especulativa moderna. Asimismo está el Cooke Manuscript, conservado también
en el Museo Británico, donde, por primera vez, encontramos referencias a una
masonería que es, sin duda, especulativa y no gremial. Su autor lo
escribió hacia 1450 y, casi tres siglos después, las Constituciones de Anderson
tomaron bastantes elementos contenidos en este texto como, por ejemplo, las
referencias a las Artes y, de manera muy especial, la mención del legendario
Templo de Salomón. A lo largo del siglo XVII, coincidiendo con las Guerras de
Religión que devastaron Europa, hubo una mutación de enorme importancia que
derivaría en el nacimiento de la moderna «masonería especulativa». De
hecho, en 1583, un individuo llamado William Schaw fue nombrado por Jacobo VI de
Escocia —que luego se convertiría en Jacobo I de Inglaterra— Master of the Work
and Warden General. Quince años después, Schaw promulgaba los estatutos que
llevan su nombre en los que aparecían establecidos los deberes que los masones
debían tener en relación con su logia. Estas circunstancias, y otras
posteriores, han llevado a algunos a considerar a Schaw como el fundador de la
masonería moderna. En cualquier caso, durante el siglo XVII se produjo en
algunos países europeos —sobre todo, en aquellos en los que triunfó el
protestantismo— una mutación de los antiguos gremios que, dotándose de elementos
esotéricos, fueron transformándose en las logias masónicas especulativas
propias del siglo XVIII. En Inglaterra es particularmente importante la
aportación de un tal Elias Ashmole cuya iniciación tuvo lugar en 1646 en
Warrignton, Cheshire, en una logia convocada expresamente con esta finalidad y
en la que ya no había ni un solo miembro que fuese albañil o cantero. Ashmole,
sin embargo, mantenía buenas relaciones con varios eruditos de la época como
Robert Boyle, John Wilkins e Isaac Newton. A pesar de ello, Ashmole era un
apasionado del ocultismo. De hecho, dedicaba buena parte de su tiempo al
estudio de la alquimia y la astrología. El 24 de junio —solsticio de verano y
día de San Juan— de 1717, las cuatro logias londinenses crearon la Gran Logia de
Inglaterra. Para la mayoría de los historiadores —y muchos masones— esta fecha
constituye el acta fundacional de la masonería especulativa que se caracterizó por su abierto antagonismo a la Iglesia romana y a las Monarquías católicas.
Masones ingleses a finales del siglo XIX |
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