Teodosio es uno de los tres grandes emperadores romanos de origen español junto con Trajano y Adriano. Accedió al principado en agosto de 378 bajo el título de Dominus Noster Flavius Theodosius Augustus.
A su muerte fue deificado como Divus
Theodosius. Promovido a la dignidad imperial tras el desastre de
Adrianópolis (378), primero compartió el poder con Graciano y Valentiniano II.
Después de diversas vicisitudes, en 392 Teodosio reunió las mitades oriental y
occidental del Imperio unificándolo, para volver a dividirlo a su muerte: en
395 los dos Imperios se separaron definitivamente. Con respecto a su política religiosa,
continuó con la persecución a los paganos y tomó la trascendental decisión de
hacer del cristianismo niceno o católico la única religión oficial del Imperio
Romano mediante el Edicto de Tesalónica de 380. Acompañó a su padre —Teodosio el
Viejo— a Britania para acabar con la Gran Conspiración del año 368. En 374 ya
comandante o duque (dux) de Mesia,
una provincia romana del Danubio inferior. Sin embargo, poco después, y
alrededor de la época de la repentina caída en desgracia y ejecución de su
padre, Teodosio se retiró a Hispania. La razón de su retiro, y la relación (si
es que la había) entre él y la muerte de su padre no queda clara. Es posible
que fuera cesado en el mando por el emperador Valentiniano I después de la
pérdida de dos de las legiones de Teodosio ante los sármatas a finales de 374.
La muerte de Valentiniano I en 375 creó un gran vacío político. Temiendo más
persecuciones debido a sus relaciones familiares, Teodosio se retiró a sus
propiedades hispanas, donde se adaptó a la vida de un aristócrata rural. Desde
364 hasta 375 el Imperio Romano estuvo gobernado por dos augustos o
coemperadores, los hermanos Valentiniano I y Valente; cuando Valentiniano murió
en 375, sus hijos Valentiniano II y Graciano le sucedieron como césares del
Imperio de Occidente. En 378, después de que Valente muriera en la batalla de
Adrianópolis, Graciano, para sustituir al emperador caído, nombró a Teodosio
augusto de Oriente. A su vez Graciano fue asesinado en una rebelión en 383,
tras lo que Teodosio designó a su hijo mayor, Arcadio, coemperador de Oriente.
Después de la muerte en 392 de Valentiniano II, a quien Teodosio había apoyado
contra varios usurpadores, Teodosio gobernó como augusto de Oriente, nombrando
augusto de Occidente a su hijo menor Honorio, y derrotando al usurpador Eugenio
en 394. Entretanto, los godos y sus aliados
vándalos se habían establecido en las provincias de Dacia y Panonia. Esto
inquietó a Teodosio. La crisis gótica fue tan profunda que su colega Graciano
renunció al control de las provincias ilirias y se retiró a Tréveris en la
Galia para dejar que Teodosio actuara por su cuenta. Una gran debilidad en la
posición romana tras la derrota de Adrianópolis fue el reclutamiento de los
bárbaros para luchar contra otros bárbaros. Para reconstruir el Ejército romano
en Occidente, Teodosio necesitaba encontrar soldados capacitados, y se volvió
hacia los hombres más cualificados que tenía a mano: los bárbaros recientemente
establecidos en el Imperio. Teodosio se vio forzado a la amarga experiencia de
enviar a sus nuevos reclutas a Egipto y repatriar a las tropas romanas allí
acuarteladas. Por su parte, Graciano envió a sus generales para expulsar a los
godos de Iliria, Panonia y Dalmacia, y Teodosio fue capaz, finalmente, de
entrar en Constantinopla el 24 de noviembre de 380, después de dos campañas.
Los tratados finales con el resto de las fuerzas godas, firmados el 3 de
octubre de 382, permitieron a amplios contingentes de godos establecerse a lo
largo de la frontera danubiana meridional en la provincia de Tracia, y
gobernarse a sí mismos con bastante autonomía. Como resultado de los tratados,
los godos establecidos dentro del Imperio tuvieron que comprometerse a servir
en las fuerzas auxiliares romanas. Otros prefirieron alistarse en el Ejército regular.
En los últimos años del principado de Teodosio, uno de los caudillos godos
llamado Alarico, fue determinante en el resultado de la guerra civil que
enfrentó a Teodosio y Eugenio en 394. Tras la muerte de Graciano en
383, el interés de Teodosio se centró en el Imperio de Occidente, puesto que el
usurpador Magno Clemente Máximo había tomado todas las provincias de Occidente
salvo Italia. Valentiniano II, enemigo de Máximo, era su aliado. Debido a su
escasa experiencia militar, Teodosio no pudo progresar mucho en su campaña
militar contra Clemente Máximo, esto hizo que se centrase en asuntos de otra
índole, sobre toda religiosa. Aunque la propaganda cristiana pretendió, después
de su muerte en 395, ofrecer una imagen de Teodosio como gran militar y
estratega —quizá para eclipsar el recuerdo de Juliano—, esto no es exacto. Aun
así, cuando Máximo inició la invasión de Italia en 387, Teodosio se vio forzado
a entrar en acción. Los ejércitos de Teodosio y Clemente Máximo se encontraron
en 388 en Poetovio. Máximo fue derrotado, y poco tiempo después ejecutado.
Surgieron nuevas dificultades.
Después de un grave altercado entre Valentiniano I y un oficial franco llamado
Arbogastes, Magister Militum de
Teodosio, el augusto desenvainó su espada y amenazó al soldado. Valentiniano
apareció ahorcado al poco tiempo y, tras una breve investigación dirigida por
el propio Arbogastes, se dictaminó que la muerte se había producido por
suicidio. Arbogastes, no quiso asumir el cargo de coemperador y designó a
Flavio Eugenio para desempeñarlo. Éste, que había sido en tiempos maestro de
retórica, emprendió un programa de restauración de la religión pagana y de los
antiguos culto. En vano buscó el apoyo de Teodosio en esta empresa. En enero de
393 Teodosio nombró a su hijo Honorio augusto de Occidente, aludiendo a la
falta de legitimidad de Eugenio, y estalló la guerra civil. Los dos ejércitos se encontraron en
la batalla del Frígido en septiembre de 394. Los cristianos hicieron circular
el rumor de que Teodosio recibió la visita de «dos jinetes celestiales vestidos
completamente de blanco» que le dieron ánimos. Al día siguiente se reanudó la
batalla y las fuerzas de Teodosio se vieron ayudadas por un fenómeno natural
que produce vientos ciclónicos. Éstos soplaron directamente contra las fuerzas
de Eugenio rompiendo sus líneas. Eugenio fue derrotado, capturado y poco
después ejecutado. Así Teodosio se convirtió en el único emperador.
Teodosio
el mecenas
Teodosio supervisó la retirada en
390 de un obelisco egipcio desde Alejandría a Constantinopla. Actualmente es
conocido como el obelisco de Teodosio y aún permanece en pie en el Hipódromo,
que era el centro de la vida pública de Constantinopla y escena de confusión
política. Volver a erigir el monolito fue un desafío para la tecnología que se
había afinado en la construcción de armas de asedio. El obelisco, aún
reconocible como un símbolo solar, se había trasladado desde Karnak a
Alejandría junto con el que hoy es el obelisco de Constancio II. El obelisco
fue embarcado a Roma poco después, pero el otro pasó toda una generación
tendido en los muelles debido a la dificultad que representaba intentar
embarcarlo a Constantinopla. Con el tiempo, el obelisco se fragmentó en el
tránsito. La base de mármol blanco está totalmente cubierta por bajorrelieves
documentando la casa Imperial y la hazaña de ingeniería de trasladarlo a
Constantinopla. Teodosio y la familia imperial están separados de los nobles
entre los espectadores en el palco imperial con una cubierta sobre ellos como
signo de su estatus. El naturalismo del arte romano tradicional en semejantes
escenas dio paso en estos relieves a un arte conceptual: la idea de orden,
decoro y rango respectivo, expresado en apretadas hileras de caras. De esta
manera se empieza a poner de manifiesto que los temas formales comienzan a
desbancar los detalles transitorios de la vida mundana, celebrados en los
retratos paganos. El cristianismo acababa de ser adoptado como única religión
del Estado. Por esa misma época el Forum
Tauri de Constantinopla fue rebautizado y redecorado como el Foro de
Teodosio, incluyendo una columna y un arco de triunfo en su honor.
El
cristianismo niceno se convierte en la religión oficial del Imperio
El 27 de febrero de 380, Teodosio
declaró el cristianismo ortodoxo surgido del Concilio de Nicea (325) la única
religión lícita en el Imperio, acabando con el apoyo del Estado a la religión
romana tradicional y prohibió la «adoración pública» de los antiguos dioses. En
el siglo IV, la Iglesia estaba dividida por la controversia sobre la divinidad
de Cristo, su relación con el dios Padre y la naturaleza de la Trinidad. En
325, Constantino convocó el Concilio de Nicea, que afirmó que Jesús, el Hijo,
era igual al Padre, Uno con el Padre, y de la misma sustancia. El Concilio
condenó las enseñanzas del teólogo Arrio: que el Hijo fue creado inferior al
dios Padre, y que el Padre y el Hijo eran de una sustancia similar pero no
idéntica. A pesar de la decisión del concilio, continuó la controversia. Al
tiempo del ascenso de Teodosio, había aún varias facciones cristianas que
propugnaban una cristología alternativa. Aunque ninguno de los principales
teólogos del Imperio se adhiriera explícitamente a Arrio —un presbítero de
Alejandría—, o a sus enseñanzas, aún había algunos que pensaban que el Hijo
había sido creado de una naturaleza inferior a la del Padre. Para simplificar
la identificación de los disidentes, los partidarios del credo de Nicea
utilizaron el calificativo de «arriano», aunque ellos mismos no se hubiesen
identificado como tales. Teodosio seguía de cerca el credo niceno que era la
interpretación dominante en Occidente y, además, estaba sostenida por la
Iglesia de Alejandría. El 26 de noviembre de 380, dos días
después de haber llegado a Constantinopla, Teodosio expulsó al obispo no
niceno, Demófilo, y nombró a Melecio patriarca de Antioquía, y Gregorio
Nacianceno, uno de los teólogos capadocios de Antioquía (hoy en Turquía),
patriarca de Constantinopla. Teodosio acababa de ser bautizado por el obispo
Acolio de Tesalónica, durante una severa enfermedad, como era frecuente en el
mundo del cristianismo primitivo.
Proscripción
del paganismo
Durante la primera etapa de su
principado, Teodosio había verbalizado su apoyo a la conservación de los
templos y estatuas paganas como edificios públicos útiles. Teodosio era
bastante tolerante con los paganos, pues necesitaba el apoyo de la influyente
clase senatorial patricia, que aún era pagana en su mayor parte. Sin embargo,
con el tiempo, erradicaría los últimos vestigios de paganismo con gran
severidad. Su primer intento de dificultar el paganismo fue en 381 cuando
reiteró la prohibición de Constantino del sacrificio de animales. Luego, en
388, envió prefectos a Siria, Egipto y Asia Menor con el propósito de disolver
todas las asociaciones paganas y destruir sus templos. El Serapeum de
Alejandría fue destruido durante esta campaña. En una serie de decretos
llamados los «decretos teodosianos» progresivamente declaró que aquellas
fiestas paganas que no se hubieran convertido en fiestas cristianas serían
entonces días laborables (389). En 391, reiteró la prohibición de sacrificios
de sangre y decretó lo siguiente: «Nadie irá a los santuarios, paseará por los
templos, o elevará sus ojos a estatuas creadas por obra del hombre». Los
templos así clausurados fueron declarados «abandonados», y el obispo Teófilo de
Alejandría inmediatamente destacó en la solicitud de permiso para demoler un
lugar y cubrirlo con una iglesia cristiana, un acto que debió recibir
aprobación general, puesto que mitreos formando criptas de iglesias, y templos
formando los cimientos de iglesias del siglo V aparecen por todo el Imperio
Romano. Teodosio participó en acciones de
los cristianos contra los principales lugares de culto del paganismo: la
destrucción del gigantesco Serapeum de Alejandría por soldados y parabolanos
—fanáticos cristianos— en 392, de acuerdo con las fuentes cristianas autorizada
por Teodosio (extirpium malum), ha de verse en contraste con un
complicado fondo de violencia menos espectacular en la ciudad. Eusebio menciona
peleas callejeras en Alejandría entre cristianos y paganos ya en el año 249, y
los no cristianos habían participado en las luchas por y en contra de Atanasio
en 341 y 356. Por un decreto de 391, Teodosio acabó también con los subsidios
que aún se escurrían hacia algunos restos del paganismo civil grecorromano. El
fuego eterno del Templo de Vesta, en el Foro Romano, fue extinguido y las
vírgenes vestales fueron disueltas. Las personas que celebraran algún auspicio
o practicaran los ritos paganos tradicionales, serían castigadas con la muerte.
Miembros paganos del Senado en Roma apelaron a Teodosio para restaurar el Altar
de la Victoria en la Sede del Senado pero este se negó. Después de los últimos
Juegos Olímpicos celebrados en 393, Teodosio canceló definitivamente los juegos
por tildarlos de paganos. Se acabó así con el cálculo de las fechas por las
Olimpiadas. Ahora Teodosio se representó a sí mismo en las monedas sosteniendo
el lábaro. El aparente cambio de política que
se aprecia en los «decretos teodosianos» ha sido atribuido a menudo a la
creciente y maléfica influencia de san Ambrosio, obispo de Milán. Merece la
pena destacar que en 390, Ambrosio había excomulgado a Teodosio, quien
recientemente había ordenado masacrar a 7.000 habitantes de Tesalónica, en
respuesta al asesinato de su gobernador militar establecido en la ciudad, y que
Teodosio llevó a cabo varios meses de penitencia pública. La excomunión fue
temporal y Ambrosio no lo readmitiría hasta que Teodosio no mostró público
arrepentimiento, demostrando así su autoridad frente al emperador. Triste final
para los herederos de César, Augusto, Trajano, Marco Aurelio, Diocleciano,
etcétera., verse reducidos —por propia voluntad— a simples monaguillos
humillados por un santón. Teodosio murió en Milán, después de
una larga enfermedad, el 17 de enero de 395. Ambrosio organizó el sepelio y
logró que el cuerpo del emperador reposara en una finca en Milán. El propio
obispo pronunció un panegírico titulado De
Obitu Theodosii ante el vándalo Estilicón y Honorio, heredero de Teodosio,
en el que Ambrosio destacó como un gran logro la supresión de la herejía y el
paganismo por Teodosio. Sus restos mortales fueron trasladados definitivamente
a Constantinopla el 8 de noviembre de 395 y la Iglesia de Oriente le reconoce como santo.
Teodosio y San Ambrosio de Milán |
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