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martes, 24 de abril de 2018

HSBC: de las guerras del Opio a la Lista Falciani


La Lista Falciani es una relación que contiene los nombres de unos 130 mil potenciales evasores fiscales con cuentas no declaradas en la sucursal en Ginebra (Suiza) del banco británico HSBC. La famosa lista debe su nombre a Hervé Falciani, un ingeniero informático francoitaliano, extrabajador del banco HSBC, que la filtró a los medios de información de todo el mundo desde su puesto de trabajo.
Falciani fue detenido en España por la Policía en abril de 2018 y posteriormente, Suiza reclamó su extradición. A fecha de hoy el Gobierno español no la ha tramitado y es relativamente sencillo verle paseando por las calles de Madrid o dando conferencias en la Universidad de Valencia. Hervé Falciani se enfrenta a una condena en firme de cinco años de prisión desde que el Tribunal Penal Federal suizo le condenara en noviembre de 2015 por las filtraciones de información privada que destapó los fraudes fiscales y blanqueo de capitales de más de 100 mil clientes del banco HSBC en todo el mundo. El informático no acudió al juicio y acabó recalando en España.
En una entrevista concedida al periódico El País, Hervé Falciani declaró lo siguiente: «Estados Unidos me avisó: “Ve a España, tu vida corre peligro”». No obstante, lo que para algunos resulta más bochornoso es que haya más interés por parte de las autoridades suizas en atrapar a Falciani para silenciarle, que en investigar las actividades a todas luces ilícitas del banco HSBC. Un banco que nació en 1865 para canalizar las enormes ganancias del tráfico de opio llevado a cabo por los británicos en China, y que generó dos guerras consideradas como las primeras originadas directamente por el contrabando de drogas, y que tuvieron su origen en la pretensión de Gran Bretaña de imponer al imperio chino el comercio y consumo de opio.
¿Cómo se desató el conflicto? A causa de la alta demanda de té, seda y porcelana china en Inglaterra y la baja demanda de mercaderías británicas en China, los británicos mantenían un gran déficit comercial con China, sobre todo porque debían pagar las codiciadas mercancías que importaban en plata. Entonces Gran Bretaña comenzó a exportar ilegalmente opio a China desde la India y la Compañía Británica de las Indias Orientales monopolizó el comercio de opio en el siglo XVIII. También desde Indonesia, a través de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, ese país había favorecido el comercio con China a través del tráfico y contrabando de opio para compensar el enorme déficit comercial con el país asiático. A medida que el tráfico del opio creció, el flujo de plata a las arcas chinas comenzó a reducirse y el emperador chino prohibió la venta y el consumo de opio en 1829 a causa del gran número de adictos. La primera guerra estalló diez años después y se desarrolló entre 1839 y 1842. La segunda, en la que Francia se alió con los británicos, se libró entre 1856 y 1860. La derrota china en ambas guerras forzó al gobierno imperial chino a tolerar el comercio de opio y a ceder a los británicos varios puertos, además del territorio de Hong Kong. Portugal siguió los pasos de los británicos, forzando a los chinos a aceptar términos de intercambio comercial desiguales y la ampliación del territorio de Macao, que se hallaba bajo dominio portugués desde el siglo XVI.
Estos abusos por parte de los europeos, contribuyeron a generar en los chinos un arraigado sentimiento nacionalista y antioccidental que culminó con la Rebelión de los Bóxers en 1900 y con la posterior caída de la dinastía Qing en 1912. Además, en 1914 y en vísperas de la Primera Guerra Mundial, las principales potencias europeas y Japón habían alcanzado un principio de acuerdo para repartirse China.
Después de la conquista española de las islas Filipinas en el siglo XVI, el ritmo de intercambios comerciales entre China y Occidente se aceleró y los galeones de Manila llevaron más plata a China que la Ruta de la Seda. El opio era producido en China desde el siglo XV y se mezclaba con tabaco en un proceso inventado por los españoles, pero este mercado fue dominado por los holandeses en la segunda mitad del siglo XVII y generalizado de forma abusiva por los británicos en el XVIII. Al observar los problemas de salud y sociales vinculados con el consumo de opio, el gobierno imperial chino prohibió su consumo en 1829.
Las ganancias generadas por el tráfico y el contrabando de opio eran tan grandes, que en 1865 se crea el Hongkong and Shanghai Banking Corporation Limited para administrar las ganancias generadas por el tráfico de opio. Fue el primer banco creado para canalizar las enormes ganancias generadas por el tráfico de drogas y sigue existiendo en la actualidad bajo las siglas HSBC con sede en Londres. A lo largo de su ya dilatada historia, la justicia de numerosos países ha encontrado indicios de culpabilidad en el HSBC por lavado de dinero, violación de las leyes de regulación de los sistemas financieros y haber dado protección a grupos del crimen organizado, evasores fiscales, y cárteles dedicados al narcotráfico, lo que le ha supuesto al banco el pago de multas multimillonarias.
El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación sacó a la luz en 2015 un gigantesco esquema de evasión fiscal —apodado como Swiss Leaks— presuntamente operado por la filial suiza de HSBC que habría evadido entre noviembre de 2006 y marzo de 2007 (apenas 5 meses) 180.600 millones de euros de 100.000 clientes y 20.000 empresas pantalla; la investigación se apoyó en los datos proporcionados por la Lista Falciani por una parte, y por otro lado, en 2012, Estados Unidos condenó al banco por el blanqueo de 881 millones de dólares procedentes del narcotráfico y en 2014 la fiscalía de Bruselas acusó a la filial suiza de HSBC de fraude fiscal, blanqueo y de constituir una organización criminal.
A pesar de todas estas acusaciones y escándalos, el HSBC cuenta con alrededor de 6600 oficinas en unos 80 países repartidos por África, Asia, Europa y América y tiene, según el propio banco, más de 60 millones de clientes repartidos en todo el mundo. En 2015 era, según la revista Forbes, la decimocuarta mayor empresa privada del mundo cotizada en bolsa. El HSBC se organiza en cuatro segmentos de negocio: banca comercial, banca global (equivalente a banca de inversión), gestión de patrimonios y banca de inversión privada global. El HSBC cotiza simultáneamente en el principal indicador de la Bolsa de Hong Kong y en la Bolsa de Londres, concretamente en los índices Hang Seng y FTSE 100, respectivamente. La compañía se encuentra entre las empresas con una mayor capitalización de mercado de las que componen los índices bursátiles, con una valoración de cientos de miles de millones de dólares (unos 170.000 millones en abril de 2015). Pero conviene no olvidar que, a pesar de estas abrumadoras cifras de negocio, el banco HSBC no es trigo limpio y que ha cimentado su crecimiento en el tráfico de estupefacientes tan adictivos como el opio y la heroína. No todo vale.

Sede del HSBC en Londres

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