Borgoña es una región
histórica de Francia. Con la Revolución francesa de finales del siglo XVIII,
las divisiones administrativas propias de las antiguas provincias de origen
medieval se suprimieron y no fueron restauradas hasta la V República, en los
años 1970. La región administrativa de la actual región de Borgoña comprende la
mayor parte de lo que fuera el histórico ducado de Borgoña y su capital es
Dijon. La antigua Borgoña estaba situada al centro-noreste del país, y en la
remota Antigüedad la región estuvo habitada por celtas o galos y fue ocupada por
los romanos tras la conquista en tiempos de Julio César. En el siglo V, los galorromanos
de la provincia se aliaron con los burgundios, uno de los pueblos germánicos
que llenaron el vacío de poder dejado tras la caída del Imperio de Occidente.
También se identifica a los burgundios como oriundos de Escandinavia y de las tierras
bañadas por el mar Báltico. No resulta sencillo establecer esta conexión histórica
dado que en los siglos IV y V, sobre todo, se produjeron grandes migraciones de
pueblos nórdicos y germánicos que se dilataron varias generaciones en el
tiempo. Los godos, por ejemplo, se localizan en distintos escenarios geográficos
de Europa oriental a partir del siglo III, cuando empiezan a migrar a Occidente
a consecuencia del empuje de los hunos, principalmente. En 411, los burgundios cruzaron
el Rin y establecieron su reino en Worms. En el siglo V, en medio de las luchas
entre romanos y hunos, el reino burgundio ocupó las tierras en la zona que hoy
se encuentra delimitada por las fronteras de Suiza, Francia e Italia. En 534,
los francos derrotaron a Gondomaro, el último rey burgundio, y se anexionaron
sus territorios, aunque el reino burgundio continuó como tal bajo la égida de
los monarcas francos. Más tarde, la región se
dividió entre el ducado de Borgoña (al oeste) y el condado de Borgoña (al
este). El ducado de Borgoña es el más conocido de ambos, convirtiéndose más
adelante en la provincia francesa de Borgoña, mientras que el condado de
Borgoña se convirtió en la provincia francesa del Franco-Condado, que permaneció
bajo soberanía española hasta la firma del Tratado de Utrecht en 1714. La actual
división administrativa de Borgoña tiene sus raíces en la disolución del imperio
carolingio. En los años 880, hubo hasta cuatro Borgoñas: los reinos de la Alta
y Baja Borgoña, el Ducado y el Condado.
Durante la Edad Media,
Borgoña fue la sede de algunos de los más importantes monasterios, entre ellos
Cluny, Citeaux y Vézelay. En tiempos de la Guerra de los Cien Años (1337-1453),
el rey Juan II de Francia dio el ducado a su hijo menor, Felipe el Atrevido. El
ducado de Borgoña pronto se convirtió en un importante rival de la corona de Francia.
La magnífica corte de Dijon rivalizaba con la corte francesa tanto económica
como culturalmente. En 1477, durante la guerra de Borgoña, el último duque
borgoñés, Carlos el Temerario, resultó muerto en la decisiva batalla de Nancy y,
dado que no tenía heredero varón, el ducado fue anexionado por Francia. No
obstante, la parte septentrional (Flandes) fue ocupada por los austríacos tras
el matrimonio entre Maximiliano de Habsburgo y María de Borgoña, única hija del
duque Carlos el Temerario. El nieto de ambos, Carlos V, reinaría también en
España, pero fracasó en su intento de anexionarse Borgoña, a pesar de las
victorias militares obtenidas sobre el rey Francisco I de Francia.
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