Este luctuoso episodio de nuestra Historia tuvo su origen en la compra de unas explotaciones
mineras por parte de empresas españolas a El Rogui, un caudillo rifeño rebelde enfrentado
al sultán de Marruecos, Abd al-Aziz, al que apoyaban Francia y España. El Rogui
era el jefe de las tribus rifeñas que no reconocían la autoridad del Sultanato de
Marruecos, y se habían proclamado independientes. Sin embargo, cuando El Rogui
vendió las explotaciones mineras a los europeos, muchas tribus que hasta entonces le eran
fieles, se sintieron traicionadas y empezaron a hostigar a los trabajadores de
las explotaciones consiguiendo paralizarlas. El Rogui, fue apresado por el
sultán de Marruecos y encarcelado hasta su muerte. Presionado el Gobierno
español por las compañías mineras y por el Gobierno francés, debido a sus
intereses económicos en la zona, se consiguió volver a poner en marcha las
explotaciones mineras. Cuando parecía haberse recuperado la normalidad, todo saltó
por los aires y el 9 de julio los rebeldes rifeños atacaron las obras del
ferrocarril destinado a la exportación del mineral extraído y mataron a varios
trabajadores. Cuando la noticia llegó a Madrid, el Gobierno, presidido por
Maura decidió movilizar a los reservistas. Esta movilización generó muchas
protestas y manifestaciones contrarias al envío de tropas, teniendo su
expresión más dramática en la Semana Trágica de Barcelona que tuvo lugar del 26
de julio al 2 de agosto de ese mismo año. Tras varios días de escaramuzas, el
27 de julio de 1909, un columna dirigida por el General de Brigada don Guillermo
Pintos fue sorprendida y atacada en el Barranco del Lobo. Se produjo entonces una
cruel matanza en la que más de 1.000 soldados españoles, entre ellos el general
Pintos, fueron brutalmente asesinados. La escasa instrucción militar recibida por
los jóvenes reclutas, lo obsoleto del armamento, el factor sorpresa y la
complicada orografía del terreno, precipitaron el desastre. El Gobierno de Madrid
siguió enviando tropas hasta acumular más de 40.000 efectivos en la zona. En el
mes de noviembre el Ejército español consiguió controlar la zona de Melilla y
las explotaciones mineras, aunque a costa de sufrir numerosas bajas. El 29 de septiembre
de 1909 las tropas españolas culminaron exitosamente la campaña con la toma del
monte Gurugú.
Tropas españolas embarcando en el puerto de Valencia en el verano de 1909 |
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